capítulo 62.

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- ¡te di dinero, no puedes venir ahora e irrumpir en mi casa a decirme que te debo un favor!.
- no grites. Como bien dices tú, me diste dinero, pero ¿acaso yo te lo pedí?. Claramente cuando hicimos el trato te dije que "un favor se paga con otro favor", ¿y tú qué hiciste?, me diste dinero.
- ¡lo hice para no deberte nada!.
- gran error. La unica forma de saldar tú deuda conmigo es...bueno ya sabes.

Rodrigo observó atento el rostro del viejo. Su frente arrugada hacia surcos con las gotas de sudor, que luego de deslizarse por su pelo, seguían las líneas fruncidas de su frente y caían por los costados de su rostro.
El viejo Zárate estaba atado a una silla de escritorio que Rodrigo había mandado a buscar. Quería que su empresario "socio" estuviese "cómodo" ante él. 
Le hacía gracia ver cómo el hombre ignoraba todo lo que ocurría más allá de la punta de su nariz. Hacía tan solo algunos días habían estado lado a lado cuando la pelea entre brandon y los amigos de antonella se habia desencadenado, pero el egolatra hombre ni cuenta se había dado de él.

- ¡te pagué más de diez millones de pesos, Rodrigo! ¡no puedes decirme ahora que te debo algo!.
- si lloras tanto por el dinero - dijo Rodrigo indicándole a uno de sus empleados que se acercara. El hombre obedeció, y cuando estuvo frente a él le entregó un maletín de color negro. - te lo devolveré.
- ¿qué dices?.
- no necesito tú dinero Zárate. Lo que hay dentro de este maletín es una porquería comparado con lo que gano por trabajo.
- ¡no puedes devolvermelo, el trato ya estaba cerrado!.
- ningún trato se cierra mientras yo no lo diga.
- ¡eres un bastardo infeliz!.- vocifero Zárate.
Rodrigo no toleró la altaneria del empresario, y sin más le asestó un puñetazo en la quijada haciéndolo voltear la cara por el impacto.
- ¡el único bastardo aquí eres tú!.- bramó tomandolo del rostro y haciéndolo mirarle - ¡ a mi me respetas desgraciado. Yo no soy uno de tus lame culos! ¡si me arden los huevos doy la orden y acabo con tu asquerosa familia ahora mismo. Les volare la cabeza frente a tus propias narices! ¡¿me oyes?!.
- n...no por favor.
- ¡entonces cierra el ocico!, ¿o quieres ser el causante de la muerte de tú esposa y el imbécil de tú hijo?.
- claro que no.
- ¡entonces cierra el pico!.
- pero aún no entiendo qué es lo que quieres.
- siempre tan lento...- Bufó Rodrigo - quiero que vayas a la comisaría y quites la denuncia que hicieron tú y el bastardo de tú hijo en contra de Lucas Miller.
- ¡¿por qué haría tal cosa?!, ¡ese imbécil golpeó a mi hijo!.
- ¡y bien merecido se lo tenía! ¡tú hijo es una basura, una escoria humana, un hijo de perra sin los huevos suficientes para resolver su mierda por si sólo!.
- ¡¿qué sabes tú  de mi hijo?! ¡¿cómo te atreves a hablar de él  de esa forma?!.
- ¡yo hablo de quien quiera de la forma en la que se me para el culo!. Tú hijo es una mierda de persona, y si ese hombre lo golpeó bien merecido se lo tenía.
- ¡le dejó los huesos molidos!.
- agradece que no dejó sus sesos esparcidos por la Costanera.
- ¡ así menos retirare la denuncia!.
- lo harás ahora mismo.
Rodrigo caminó por al rededor de Zárate. Con calma, ocacionando que sus pasos resonaran por la habitación.
- tú sabes que yo no juego, Zárate. Tu sabes que cuando algo se me pone entre ceja y ceja no hay nada que me detenga, ni siquiera la ley. Maté a tú socio. Lo hice con mis propias manos. Apreté su pescuezo quitándole hasta el ultimo segundo de aliento, y eso tú lo viste. Sabes de sobra que soy un maldito desquiciado, y que no me molestaría en lo más mínimo agregar otra cabeza a mi estante de trofeos. Puede ser la tuya, o convenientemente la de tu hijo. ¿Quieres eso, Zárate?, ¿quieres acaso ver como le corto la cabeza a tú  hijo?. Porque lo haría, y tú lo verías.
- ¡eres un maldito demente!, ¡estás loco, enfermo!.
- lo estoy. - Rodrigo se agachó hasta que quedó a la altura del rostro del viejo. Lo observó con una enorme sonrisa surcando su cara. Sus ojos centelleaban al mirar al empresario, avivando el temor en su interior. - y créeme, la cabeza de Brandon quedaría perfecta en mi estantería.
- ¡llamaré a la policía, ya verás!.
- llamales. Hablales de la amenaza que te he hecho. Veremos si logran entenderte si no tienes lengua.
- ¡maldigo el segundo en el que me involucre contigo!.
- ¡sólo haz lo que te ordené, y no me hagas perder la paciencia!.

¿Qué Oculta Profesor Miller? (Borrador)  Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang