¿Qué Oculta Profesor Miller? (Borrador)

capítulo 52.

ANTO.

A lo largo de mis dieciocho años jamás supe lo que eran los celos. Jamás los sentí siquiera. Pero justo en el momento en que miré a Lucas reír tan jodidamente divertido con la ayudante del teacher sentí  como un pequeño bichito me picó he impregnó de forma inmediata todo mi sistema nervioso con su veneno llamado "te partiré la madre si sigues de coqueta" , y causó que me dieran deseos de ponerme de pie, agarrar de las greñas a esa chica y lanzarla tres pisos abajo.

- miralos. Descarados. Y ella y su sonrisa perfecta. Si yo fuera tu a ésta hora ya le tendría su carita bien aplanada de tantos sillasos - masculló Daniela a mi lado.
Si yo al ver eso y al no poder hacer nada, pretendía tragarme los celos y fingir que todo estaba color de rosa; Daniela y sus malditos comentarios no me estaban siendo de ayuda.
Cómo pretendía que hiciera algo como eso. Con qué derecho. ¡Se armaria un maldito escándalo!.

- ¡Daniela cierra la boca! - ordene ofuscada - o créeme que a la que le meteré un sillaso será a ti.
- ¿y a mi por qué?.
- porque te empeñas en echarle leña al fuego.
- te digo lo que pienso nada más.
- lo sé. Pero tus pensamientos hacen que más me hierva la sangre.
- ¿sabes qué? Arreglare esto ahora mismo.
- ¿qué harás?.
- voy a ir a buscar a ese idiota. - Daniela se puso de pie. Alarmada la tomé del brazo.
- ¿para qué lo vas a ir a buscar?.
- para que deje de hacerse el simpático. Él ya tiene su mujer y esa "ojitos de lucero" - dijo en tono burlón - no tiene por qué andar de chistosa. Quién se cree que es.
- Daniela por Dios.
- mira - se agachó hasta quedar a mi altura - si una no les pone desde un principio  los puntos sobre las ies a estos babosos luego se andan creyendo con la libertad de hacer lo que se les ocurre. ¿me entiendes?.
- contigo no se puede.
- claro que no.
La vi dar pisotones hasta donde estaban Lucas y la ayudante. Se plantó frente a ellos y habló.
Observé cada gesto del rostro de Lucas. Parecía psicópata. Pero bueno, él se lo había buscado.
Le vi mirarme. Endureci aún más mi expresión. ¿Cómo demonios podía ser que él recién viniese a fijarse en mi presencia, únicamente porque Daniela se la tuvo que recordar?.
Definitivamente Lucas tendría que hacer mérito para remediar eso.
Si él tuviese una neurona más sabría de sobra que una de las cosas que más odia una mujer es el ser ignorada. Puedo asegurar que a todas nos arde el culo cuando hacen eso. Pero claro. Nosotras tenemos la maldita manía de derretirnos cada que vemos al baboso que nos gusta. Sentimos su presencia a kilómetros de distancia.

Antes de llegar a mi lado Lucas se detuvo y me miró. Le vi nervioso, lo que hizo aumentar mi molestia.

- está que se orina - murmuró Daniela sentándose a mi lado.
Aparté los ojos de él y concentre mi vista en el trabajo.
Él me había ignorado, y pues, yo ahora haría lo mismo.

- me dijo Daniela que necesitaban ayuda - dijo él parandose frente a nuestras mesas.
No respondí.
- ¿en qué puedo ayudarles? - insistió.
En un intento de hacer más notorio mi deseo de ignorarlo comencé a tararear en voz alta la canción que sonaba a través de los parlantes.
- ¿qué opinas? ¿dejamos los banderines así o les ponemos un palito? - me preguntó Daniela entendiendo mis intenciones.
- así están bien. Recuerda que la idea es colgarlas - le respondí. Por el rabillo del ojo vi a Miller observarnos.
- chicas ¿necesitan o no ayuda? - dijo Miller en tono cabreado.
- ¿tienes mucha prisa? - inquirio Daniela.
- no. Pero si necesitan ayuda díganme.
- ya te dije que si.
- ¿pero en qué?.
- en todo. Así que busca una silla y ponte a trabajar - le ordenó dani. La miré de reojo. Verdaderamente se veía molesta. Ella también me miró y guiño un ojo. Le sonreí en respuesta.
Lucas soltó un suspiro y fue por una silla. Una vez que encontró una la acomodó frente a mi mesa. Allí se sentó y comenzó a trabajar.
Recortó papeles de color rojo, blanco y azul, y los fue pegando inmediatamente. No dijo palabra alguna.
Nos mantuvimos de esa forma por unos minutos hasta que la ayudante llegó a nuestro lado.