Capítulo 28

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LUCAS.

Aún no podía creer todo lo que acababa de pasar. Antonella se puso celosa, de eso no me cabía duda. Dios, y me besó.

Me quedé un rato más en la sala de clases procesandolo todo. Los celos y reacción de antonella, y el echo de que nicol haya llegado a este colegio. Eso de seguro será un problema. Si antonella se llega a enterar que justamente es esa chica con la que me vio besarme esa noche, no me volverá a hablar.

Estaba por salir del salón, cuándo oí que la puerta se abrió  y alguien entró. Antes de girarme pensé que podía ser antonella. Aparte mi vista de la ventana y giré a ver de quién se trataba.
-tan solito- nicol estaba de pie frente a mi, sonriendo ampliamente.
-¿qué haces aquí?
-vine a terminar lo que comenzamos esa noche en tu casa.
-no hicimos nada- camine hacia la puerta. Al pasar por su lado, nicol me tomó de un brazo.
-por eso lo digo, me dejaste con las ganas bebé- se acercó más a mi.
-basta, tu eres una estudiante- aparte sus manos- será mejor que bajemos.
-por favor- dijo divertida- el que yo sea una alumna no te impide estar conmigo.
No preste atención a su comentario. Abrí la puerta y esperé a que ella saliera. Nicol camino hacia mi, al pasar roso mi pecho con su mano.
- conozco tu historia- chasqueo la lengua- no pretendas hacerte el incorruptible.- la mire sorprendido. ¿qué podía saber ella de mi?. La tome de un brazo, y la arrastre conmigo, nuevamente dentro de la sala.
-¿qué puedes saber tu de mi vida?- la tome de ambos brazos.
-la gente habla- dijo sonriendo.
-¿y de qué habla?
-tu lo sabes mejor que nadie rottweiler.
-¡no me digas así!- vocifere- ese hijo de perra ya está muerto.
-¿como tú madre?- abrí los ojos como plato. Sentí como mi corazón se detuvo en ese momento.
-¿qué sabes tu de mi madre?- dije con la mandíbula tensa. Sin darme cuenta comencé a temblar y a apretar más los brazos de esa chica.
-lo se todo- enfatizó las palabras.
-¡¿qué sabes de mi madre?!- la zarandie. Estaba actuando inconscientemente, impulsado por el pánico, y los recuerdos.
-¡me lastimas!- chillo nicol, tratando de apartar mis manos.
-¡responde! ¿qué sabes de mi madre?.
-¡que enviaste a gente para que la asesinaran!- me quedé de hielo. Apreté con más fuerza sus brazos. -¡sueltame!.
-tu dices algo sobre eso- dije reaccionando- y a quien realmente enviaré a eliminar será a ti- hace años que no hablaba de aquella forma. Mi voz parecía salir de un lugar que se había mantenido oculto dentro de mi.
Al ver el rostro de nicol, me di cuenta de todo lo que estaba pasando. Solté rápidamente sus brazos, me aparte de ella, y a toda prisa salí de esa sala.

En la escalera del segundo piso me encontré con antonella. No quería hablar con ella. No en ese momento, y menos en el estado en el que me encontraba.
-¿Miller?- me llamó una vez que pase por su lado.
-ahora no- baje de una carrera el tramo de escaleras que quedaba.
No podía hablar con ella. No quería hacerlo. A toda prisa fui hasta el baño de profesores.
Escuche unos pasos ir tras de mi. No me gire a mirar. Quería salir de ahí lo más pronto posible. Necesitaba estar sólo.
Abrí la puerta del baño de profesores y entre. Antonella, quién me había seguido entró tras de mi.
-¿qué haces aquí?- dije tratando de contener las emociones que me estaban invadiendo.
-¿qué le pasó?- trató de acercarse a mi. La detuve rápidamente.
-nada importante.
-a mi no me engaña.
-antonella, sólo quiero estar sólo.
-eso no será posible.- mi pulso se hacía más rápido a cada segundo que pasaba. Ya no podía más.
-¡vete! ¡lárgate de una maldita vez!- explote. Antonella dio un brinco y retrocedió asustada. Me odie. Pase las manos por mi cabeza tratando de contenerme.
-no me iré- dijo decidida. La mire sorprendido. No podía estar hablando enserio. Le acababa de gritar, y ni así me dejaría sólo.
-antonella, por favor- le pedi- déjame sólo. No soy buena compañía en este momento.
- no me iré- volvió a decir. Ya no aguantaria más. Explotaria.
-¿por qué te empeñas en seguir aquí? ¿el rechazo no te es suficiente? ¿necesitas acaso que sea más específico?- me odie con cada palabra que le dije.
- rechaceme cuántas veces quiera. Yo no me iré. No lo dejaré. Sea lo que sea que le pasó.  No lo enfrentará sólo.
-yo jamás te he pedido que te quedes conmigo. Jamás lo haré.
-usted no, pero su mirada si. Miller, con sólo ver sus ojos me doy cuenta de cuanto necesita de alguien que lo contenga- antonella se acercó a mi, cuidadosamente puso su mano sobre mi pecho.
-no te equivoques conmigo- la mire directamente a los ojos. Me apretó el pecho ver mi rostro reflejado en su mirada. Ver el rostro de un monstruo. Porqué  eso era yo. Un monstruo.
-me he equivocado tantas veces, y ésta es la primera vez que siento que estoy haciendo las cosas bien.
-claro que no. Quedarte conmigo es el peor error que pudieras cometer.
-¿por qué  se denigra tanto?
-no me denigro. Digo la verdad.- antonella se apartó de mi. Sus ojos se cristalizaron.  Eso me dolió. La estaba apartando de mi. Pero era lo mejor. Al menos para ella.
No quería verla mal, o verla sufrir por mi culpa. Nicol,  aún que me cueste decirlo, me abrió los ojos. Con tan sólo nombrar a mi madre, me hizo entender que seguir adelante con antonella era un error. No podía hacerle eso a ella.

¿Qué Oculta Profesor Miller? (Borrador)  Where stories live. Discover now