Capítulo 27

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ANTO.

Ya era hora de irme al colegio. Gracias a Dios la semana había pasado rápido. No vi a Miller en lo que restó de ella. Me fastidió un poco, pero bueno, yo misma busque evitarlo.
No salí de mi casa. Mis padres llegaron del sur, y pues eso ayudó mucho, ya que Miller no podía ir a mi casa a joderme.

Baje a desayunar con un ánimo de los mil soles.
-¿por qué tan feliz?- me pregunto Mateo una vez que entre a la cocina.
-por que mis amores al fin están conmigo- fui hasta los gemelos y bese sus mejillas.
-¡pero antonella!- chillo Tomás.
-¿qué pasó?- lo mire espantada.
- me dejaste una cosa pegajosa en el cachete, ¿qué es eso que te echaste?
-es protector para labios- dije divertida.
-¿así le llaman ahora al labial?- pregunto capcioso mi padre.
-no- rode los ojos.

Salí de la casa inmediatamente luego de desayunar. No se por qué, pero sentía que el mundo me sonreía. Definitivamente necesitaba volver a mi rutina diaria.
Camine por la acera hasta la parada de autobús. Estaba llegando, cuando Miller paso en su motocicleta. Se detuvo frente a mi.
-¿qué quiere?- lo mire con una ceja alzada.
-nada.
-¿y entonces?
-¿entonces qué?-rode los ojos. De verdad a veces era un completo niño.
-infantil .-Miller soltó una carcajada.
-okey, niña madura, tienes un moco- apunto hacia su nariz, indicandome el lugar.
-no caeré de nuevo- bufe.
-bueno, decisión tuya- me guiño un ojo, aceleró su motocicleta y se alejó.
No pude evitarlo. Saqué mi móvil y vi mi reflejo en la pantalla. No tenía nada. Estúpido.

Subí al autobús. Recorrí con la vista cada asiento. Daniela estaba en el último lugar con su vista clavada en el teléfono. Rodé los ojos y fui hasta ella.
-¡deja eso!- dije sentandome a su lado. Daniela dio un brinco del susto.
-estúpida- sonrió.
-¿qué tal estás?
-bien, ¿tu?
-bien.- Daniela siguió con la vista pegada en su móvil. Frunci el ceño y la mire.-¿con quién hablas tanto?
-un amigo- escondió el teléfono.
-Daniela- la mire con las cejas alzadas.
-¿qué?
-dime la verdad- me crucé de brazos.
-pues, yo...
-de seguro esta coqueteando con un profesor- ambas miramos hacia adelante. Natalia estaba frente a nosotras, junto a Catalina.
-¿qué dijiste?- Daniela se cruzó de brazos.
- lo que escuchaste. Por lo que veo ya se les hizo hábito meterse con los profesores.- me miro con una sonrisa burlona- ¿o me equivoco? Antonella.
- como siempre- me encogi de hombros, restandole importancia a sus comentarios.
-vamos, no te hagas la santa- soltó una carcajada- por qué no mejor le dices a todos que te acuestas con el profesor de matemáticas- chasqueo la lengua. Todos en el autobús me quedaron mirando.
-mira hija de...- Daniela trató de ponerse de pie, pero la detuve.
-¿acaso estás celosa?- le sonrei de soslayo- ¿te carcome el bichito de la envidia? Porque si mal no recuerdo, siempre eras tu la que decias que te encantaría encamarte con el.- los murmullos se hicieron presentes. Pude ver la mandíbula de Natalia tensarse.
-pero yo no soy una cualquiera como tu- fruncio los labios.
-ah no, claro que no lo eres- dije sarcástica- la gente habla de ti por envidia, y las chicas que te han golpeado lo han hecho de aburridas, no porque te hayas revolcado con sus novios.
-mira estúpida- estiró los brazos por sobre el asiento tratando de agarrar mi cabello. Me puse de pie y tome sus muñecas.
-conmigo no te metes más- dije con la mandíbula apretada- me cabreaste, no eres más que una zorra patética. Inventas mierda únicamente por que nadie te toma en cuenta.
-¡hay tienes perra!- le gritó Daniela desde su asiento. Todos en el autobús comenzaron a reír.
Solté las muñecas de Natalia, la cual estaba a punto de romper en llanto.
-¡asquerosa ve a otro lado a tirar tus mocos!- le di un manotazo a Daniela para que dejará de molestarla, ya había tenido suficiente.

Llegamos al colegio. Cuando nos bajamos del autobús un chico alto, que de seguro iba en tercero llegó a mi lado.
-hola- me saludó.
-hola- lo mire con una ceja alzada.
-¿es verdad lo qué dijeron ahí arriba?- dijo sin andar con rodeos. Daniela le lanzó una mirada de los mil demonios.
-¿tu qué crees cerebrito?- le preguntó.
-no lo se- el chico se encogió de hombros.
-claro que no- le respondí.- como dije ahí arriba, esa es una chica con carencia de atención y cariño propio.
-oh vale.
-¿y por qué lo preguntas ?- Daniela lo tomó del hombro. Eran casi de la misma estatura.
-curiosidad.
-si claro.
-no, enserio.- el chico sonrio nervioso- es que realmente no pareces de ese tipo de chicas.
-¿qué tipo?
-de esas que se involucran con los profesores.
-¿y eso es acaso un pecado?- le pregunto Daniela.
-no, claro que no. Es sólo que depende...
-¿de qué?
-no lo se. Me puse nervioso- se rasco el cuello.
-okey Daniela, déjalo en paz- mi amiga de inmediato soltó al chico.- mira, yo no podría involucrarme con una persona si no siento algo, ¿me entiendes?
-si.
-perfecto, nos vemos chico- me despedí de el con una sonrisa.

¿Qué Oculta Profesor Miller? (Borrador)  Where stories live. Discover now