capítulo 74.

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LUCAS.

Ya eran aproximadamente las cinco de la tarde y yo continuaba en la casa de Rodrigo. Había decidido quedarme para ayudarle con la investigación.

— ¿y a los otros hombres que enviaste a investigar ya encontraron algo? — pregunté luego de leer por enésima vez los papeles que Jorge había entregado.
— en eso están ahora mismo — Rodrigo se quitó los anteojos y restregó sus ojos mientras dejaba escapar un bostezo.
— ojalá logren encontrar algo — dijo Rafael entrando a la habitación. 

••••

Estábamos todos en la sala de estar, concentrados leyendo los papeles. El lugar estaba tranquilo y en silencio. A ratos podíamos oír pasos dentro de la casa, voces en el jardín o en la cocina, todos provenientes de los trabajadores de Rodrigo. Pero a parte de eso todo era silencio. No se oía el bullicio de la ciudad, los automóviles, la gente exaltada que va y viene por todas partes.
Esa era una gran ventaja de vivir en aquella casona apartada del mundo.

Había pasado tanto tiempo leyendo y releyendo los papeles que la vista había comenzado a dolerme. Así que dejé las hojas sobre la mesa de centro y cerrando los ojos apoyé la cabeza en el espaldar del sofá.
Me quedé así por unos cuantos minutos, hasta que oí una voz femenina provenir de afuera de la casa.
Me enderecé lentamente observando a mi alrededor.

— llegó Lis — comentó Rafael sin apartar la vista de sus papeles.
— ¿ella vive aquí? — le pregunté a Rodrigo. Este sonrió y asintió con la cabeza.
— de vez en cuando — dijo poniéndose de pie.
Lis apareció a los segundos después. Venia vestida con uno de sus vestidos de costumbre. El cabello tomado en una coleta alta perfectamente peinada. Unos anteojos negros cubrían sus ojos, dejando únicamente a la vista su pequeña nariz y sus labios pintados de color rojo.

Al entran en la habitación se quitó los anteojos dejando ver unos muy celestes pero cansados ojos.
— ¿como estás? — Rodrigo se acercó a ella y la saludó con un beso en la mejilla.
— fue un día de mierda — bufó lis dándole un pequeño abrazó.

Luego de que terminaron el saludo lis dirigió su vista hacia donde estábamos Rafael y yo sentados. Al vernos sonrió de soslayo y se acercó a nosotros.

— supuse que estarías aquí — me dijo sentándose en el sofá frente a nosotros — Rafael ¿cómo estás?
— con la nariz clavada en estas porquerías — respondió Rafael levantando los papeles que tenía en las manos. Lis sonrió brevemente cómo respuesta.
— ¿cómo estuvo todo en el colegio? — le preguntó Rodrigo entregándole un vaso con whisky.
— no tan mal como esperábamos. Pero fue
agotador — dijo dándole un sorbo a su trago.
— supongo que nadie sabe lo de Brandon.
— no, claro que no.
— perfecto — Rodrigo volvió a clavar la vista en sus papeles, dejando de prestarle atención a lis. Esta por su parte no sé molestó. Dejó el vaso de whisky sobre la mesa, y luego recostó la cabeza en el espaldar del sofá. Así se mantuvo por unos minutos. Con los ojos cerrados. Respirando de forma lenta y pausada.

Sin darme cuenta me quedé observándola, quizá por más tiempo del que debía. Pero no entendía la clase de relación que ella mantenía con Rodrigo. Ambos, al estar juntos, daban el aura de estar envueltos en una tediosa rutina. La forma en la que se miraban, cuando lo hacían, no era para nada especial o diferente, o al menos eso me transmitían. La forma fría y casi formal en la que se hablaban era como oír a Rodrigo hablándole a uno de sus trabajadores. Quizás se debía a su carácter. Tal vez todo era parte de su personalidad. Yo no podía saber eso, y mucho menos debía importarme. Pero me hacía pensar en por qué una chica como Lis decidiría verse involucrada con alguien como Rodrigo.

¿Qué Oculta Profesor Miller? (Borrador)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora