capítulo 21

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LUCAS.

Aún no podía hacerme a la idea de lo que antonella había tratado de hacer.
Luego de ese accidente sus padres vinieron y se la llevaron al sur. Ellos al enterarse de lo sucedido, y al verme se abalanzaron sobre mi agradeciendome el haberle salvado la vida a su hija.
Si supieran que lo hice por una razón totalmente egoísta.
No podía perderla, eso fue en lo único que pensé en el momento.

El estar sólo en estas cuatro paredes, y con la escena del accidente repitiéndose en mi cabeza, era un maldito martirio.
No he podido pegar pestaña alguna.
Por otro lado esta mi moto. La cual quedó destrozada. No se de donde sacaria el dinero para mandarla a arreglar. Lo que me deja el ser profesor a penas me alcanza para cubrir mis necesidades básicas. Ese es el problema de ser un profesor recién egrezado de la carrera.

Por la tarde decidí salir a correr, para así despejar la mente de todo.
Extrañaba a antonella, eso era seguro. Extrañaba su sonrisa, su sarcasmo, sus bromas, su mirada, su aroma, todo de ella; pero nada podía hacer. Al menos ella ya estaba con su familia. Segura.

Llegué al parque. A esa hora de la tarde era muy poco transitado.
Me senté cerca de la fuente para descansar un poco. Los arboles, el atardecer, el frio, y el silencio, lo cubrian todo.
Estaba totalmente en paz.

Por una de las esquinas se escucho el chirrido de unos neumáticos frenando con fuerza.
Me quite la capucha para mirar mejor.
Todo fue tan rápido, que cuando me di cuenta estaba tirado en el suelo, con el pulso a mil por segundo.
Me gire a mirar el auto, un BMW M4 negro; el cual ahora se alejaba a gran velocidad del lugar.
Me pare rápidamente del suelo, mire la estatua al centro de la fuente. Un gran agujero humeante perforaba  el bientre de la mujer de piedra.
-¿qué fue todo eso?- mire en todas direcciones, la gente había desaparecido.
Decidí irme a casa. Jamás creí que pasarán cosas como esa en ese lado de la ciudad. Siempre me habían dicho que era muy tranquilo.
Iba trotando de vuelta a mi casa. La noche había caído de golpe sobre mi cabeza.
No podía apartar la sensación de que me iban siguiendo.
Me puse la capucha y los audífonos. Sólo debían ser paranoias mías.
Estaba por subirle más al volumen de la musica, cuando escuche el gruñido de un motor. Mire a mis espaldas. A lo lejos pude divisar al BMW detenido.
Sentí un mal presentimiento. Me gire y acelere el paso. Un fuerte dolor en las costillas me hizo manquear, me mordi la lengua y seguí corriendo.

Llegué a la casa jadeando. A toda prisa saqué las llaves y abrí la puerta.
Al entrar vi una pequeña nota en el piso. Me agache y la recogí.
Supe de inmediato que no era nada bueno.
Fui hasta la cocina con la nota en las manos. Abrí la nevera y saque una cerveza.

Una vez sentado en el sofa del living, y luego de haberle dado unos buenos sorbos a mi cerveza, me armé de valor y abrí la nota.

"Menudo susto ¿verdad?.

Haz lo que te ordene, y así evitarás que esto pase a mayores.

PD: tienes una muy guapa vecina. Sería realmente lamentable si algo le llegase a pasar, a ella o a su familia.

RECUERDA QUE SOLO TIENES UN MES PARA QUE CUMPLAS CON LA ORDEN QUE TE DI.

TE LO ADVIERTO ROTTWEILER, NO ESTOY JUGANDO."

Arrugue la nota y la lance con fuerza. La sangre recorría hirviendo mis venas.
Esa era la letra de Jackson; y lo del parque no fue un accidente o una mierda así. Fue el que de seguro mando a un grupo de sus matones a darme un susto de advertencia.
Sabía que eso no sería todo. Lo conocía perfectamente. No se rendiria jamás. Esto sólo había sido un pequeño grano de arena en mi camino. Lo que se venía era mil veces peor.

¿Qué Oculta Profesor Miller? (Borrador)  Where stories live. Discover now