LUCAS.
Antonella me miraba de forma detenida. Me intimidaba con aquellos ojos. Sentía que me desnudaba, y quiera reconocerlo o no eso me gustaba. Pero no era el momento para aquello. No debía permitir que la directora descubriera o sospechara alguna cosa.
Él profesor Guillermo abrió la puerta de la sala. Miró a todos de forma alternada hasta que finalmente le habló a la directora.
-¿en qué puedo ayudarla?-preguntó.
-Profesor Guillermo. Verá usted- por la forma tan detenida e indecisa en la que hablaba la directora pude darme cuenta de que no lograba encontrar o conjugar las palabras para decirle a ese profesor que ya no requería más de sus servicios. Tratando de ayudarle decidí hablar.
-hola- alargué mi mano hasta que quedara a la vista de Guillermo. Él la miró dudoso, luego me miró a mi y la estrechó.
-hola.
-me llamo Lucas Miller. De seguro sabe quién soy.
-claro. Él otro profesor.
- el oficial- aclaré.
-ya, es lo mismo.- se encogió de hombros restandole importancia.- ¿qué quiere?
-reincorporarme a clases.
-¿qué dice?.
-lo que escuchó. Como puede ver ya no se requerirán más sus servicios.
-¿me está queriendo tomar el pelo?.
-claro que no. A usted se le dejó bastante claro el día en que llegó que solamente sería mi reemplazo.
-efectivamente. Pero en mi contrato dice claramente que mi permanencia se requiere hasta dentro de dos semanas más, que se supone era donde llegaba usted.
-pues ya ve, llegué antes.- dije formando una sonrisa.
-esto tiene que ser una broma ¿no es así?- dijo fastidiado.
-lo lamento profesor- habló la directora- pero ya ve usted. Él profesor titular ya está en condiciones para volver a su trabajo.
-¿y piensa desecharme cómo si nada?
-claro que no. Pero...
-he dado lo mejor para éste colegio. ¿sabe usted todo lo que he tenido que aguantar?.
-Profesor Guillermo...
-no me interrumpa- gruñó el hombre- estos alumnos son unas desgracias. Flojos hasta más no poder. ¡y ni hablar de lo brutos!.
-¡un momento!- intervino Antonella- usted no tiene derecho a tratarnos de esa forma. No es nadie.- sostuve su brazo para que ya no se le acercara más al hombre. Ella me miró molesta y a toda costa trató de zafarse.
-¡usted no me dirija la palabra!- vocifero Guillermo- ¡de todos los alumnos usted es la peor!- la apuntó con el dedo- altanera, desdeñosa, holgazana, irrespetuosa, y bruta.
-¡cuide sus palabras Guillermo!- le advertí. Ya bastante me había contenido. Pero no dejaría que le dijera ni una sola cosa más a Antonella. Como bien dijo ella, él no era nadie.
-Profesor Miller, calmese- me pidió la directora.
-¿ya ve usted señora la clase de docentes y alumnos que tiene?- le dijo él.
-usted también profesor, controlese- le advirtió.
-yo estaba calmado hasta que esa mocosa metió su nariz en el asunto- hizo alusión a Antonella.
-se lo advierto Guillermo- le amenacé.
-¿advertirme qué?-dijo burlón.
-¡Profesor ya basta!- vocifero la directora- retirese.
-¿qué?.
-¡que se vaya!. En este colegio no se toleran las faltas de respeto y ordinarieses que usted a mostrado. Me causa repulsión notar al docente que he dejado a cargo de tantos jóvenes. Ya veo el por qué de sus descensos académicos.
-¿me está usted diciendo qué prefiere a éste niñato en vez de a un profesor con experiencia y buenas referencias?- preguntó perplejo.
-totalmente -sentenció- ya logro darme cuenta que esa carta llena de alardes y buenas críticas no son más que un montón de falacias. Usted no tiene respeto por nada ni por nadie. No puede andar por la vida menospreciando a sus colegas y a las personas a las que usted enseña. Eso no habla bien de usted ni mucho menos del trabajo que realiza.
-¿me culpa a mi de la flojera de los alumnos?.
-no. Lo culpo a usted de los bajos rendimientos que éstos han obtenido- le aclaró ella.- desde que usted llegó a este colegio los alumnos han bajado espantosamente sus calificaciones. Cosa que déjeme aclararle, con él profesor Miller no ocurría.
-eso es lo mismo que yo le dije antes de que él me echara de la sala- intervino Antonella.
-no te entrometas- le susurré.
-Vásquez callese.-ordenó la directora.
-mejor no hables chiquilla. De seguro todo esto es culpa tuya.
-Vásquez no tiene nada que ver. De hecho ella es una de las perjudicadas por usted.
-¡por favor!- bramó Guillermo- ésta chica es una de los casos perdidos, ni el diablo podría hacer que aprenda siquiera a restar.- ese comentario terminó por hacerme enojar.
Antonella se soltó de mi agarre y exaltada se aproximó a Guillermo.
-¡quién demonios se cree...!- la aparté de en medio justo antes de que terminara de putearlo, y rápidamente me planté frente al profesor.
-si sabe lo que le conviene cerrará la maldita boca y se largará de una buena vez- mascullí.
-¿me está amenazando?- se aproximó más a mi.
-se lo estoy advirtiendo.
-¡ya basta!- ordenó la directora Rojas- ¡ésta no es forma!.
-Profesor Miller no arme un escándalo- habló Antonella, mientras con cuidado tomaba mi brazo y trataba de apartarme.
-¡vamos mocoso, golpeame!- Guillermo se abrió de brazos formando una cruz. Me irritó más verlo desafiarme. Tragué saliva y apreté la mandíbula. Sabía perfectamente lo que él quería conseguir, y no estaba dispuesto a darle en el gusto.
-¡se lo advierto Guillermo!- vociferó la directora- ¡si no se va ahora mismo llamaré a la policía!.
-¡le aclaro que tenemos un contrato!- replicó él.
-¡el contrato queda anulado!- sentenció la mujer- ¡usted cometió incumplimiento, y si tiene alguna queja lo solucionaremos con abogados! ¡ahora tome sus cosas y larguese!.-la cólera transpasaba los ojos de Guillermo. Pero ya no tenía más que hacer. La directora Rojas ya le había advertido de lo que ocurriría, y si él resultaba ser un poco más inteligente de lo que demostró tomaría sus porquerías y se largaría.
-¡usted y toda ésta tropa de ineptos se pueden ir al infierno!- gritó a todo pulmón lo que provocó que tanto profesores como alumnos salieran de las salas a mirar el espectáculo.
Guillermo tomó sus cosas y de forma prepotente pasó por nuestro lado chocando incluso con la puerta. No se retiró si no hasta después de amenazarme en presencia y a oídos de todos los espectadores. Maldijo a todos a su paso, demostrando así la falta de respeto y profesionalidad que verdaderamente poseía.
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¿Qué Oculta Profesor Miller? (Borrador)
RomanceHay cosas de las que no podemos escapar por más que lo intentemos. Cicatrices abiertas que ni el tiempo logran cerrar del todo.Personas que te atormenta hasta el punto en que se vuelven fantasmas, invadiendo tus sueños, tus recuerdos y mente. sen...