Capítulo 38.

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LUCAS.

Antonella me miraba de forma detenida. Me intimidaba con  aquellos ojos. Sentía que me desnudaba, y quiera reconocerlo o no eso me gustaba. Pero no era el momento para aquello. No debía permitir que la directora descubriera o sospechara alguna cosa.

Él profesor Guillermo abrió la puerta de la sala. Miró a todos de forma alternada hasta que finalmente le habló a la directora.
-¿en qué puedo ayudarla?-preguntó.
-Profesor Guillermo. Verá usted- por la forma tan detenida e indecisa en la que hablaba la directora pude darme cuenta de que no lograba encontrar o conjugar las palabras para decirle a ese profesor que ya no requería más de sus servicios. Tratando de ayudarle decidí hablar.
-hola- alargué mi mano hasta que quedara a la vista de Guillermo. Él la miró dudoso, luego me miró a mi y la estrechó.
-hola.
-me llamo Lucas Miller. De seguro sabe quién soy.
-claro. Él otro profesor.
- el oficial- aclaré.
-ya, es lo mismo.- se encogió de hombros restandole importancia.- ¿qué quiere?
-reincorporarme a clases.
-¿qué dice?.
-lo que escuchó. Como puede ver ya no se requerirán más sus servicios.
-¿me está queriendo tomar el pelo?.
-claro que no. A usted se le dejó bastante claro el día en que llegó que solamente sería mi reemplazo.
-efectivamente. Pero en mi contrato dice claramente que mi permanencia se requiere hasta dentro de dos semanas más, que se supone era donde llegaba usted.
-pues ya ve, llegué antes.- dije formando una sonrisa.
-esto tiene que ser una broma ¿no es así?- dijo fastidiado.
-lo lamento profesor- habló la directora- pero ya ve usted. Él profesor titular ya está en condiciones para volver a su trabajo.
-¿y piensa desecharme cómo si nada?
-claro que no. Pero...
-he dado lo mejor para éste colegio. ¿sabe usted todo lo que he tenido que aguantar?.
-Profesor Guillermo...
-no me interrumpa- gruñó el hombre- estos alumnos son unas desgracias. Flojos hasta más no poder. ¡y ni hablar de lo brutos!.
-¡un momento!- intervino Antonella- usted no tiene derecho a tratarnos de esa forma. No es nadie.- sostuve su brazo para que ya no se le acercara más al hombre. Ella me miró molesta y a toda costa trató de zafarse.
-¡usted no me dirija la palabra!- vocifero Guillermo- ¡de todos los alumnos usted es la peor!- la apuntó con el dedo- altanera, desdeñosa, holgazana, irrespetuosa, y bruta.
-¡cuide sus palabras Guillermo!- le advertí. Ya bastante me había contenido. Pero no dejaría que le dijera ni una sola cosa más a Antonella.  Como bien dijo ella, él no era nadie.
-Profesor Miller, calmese- me pidió la directora.
-¿ya ve usted señora la clase de docentes y alumnos que tiene?- le dijo él.
-usted también profesor, controlese- le advirtió.
-yo estaba calmado hasta que esa mocosa metió su nariz en el asunto- hizo alusión a Antonella.
-se lo advierto Guillermo- le amenacé.
-¿advertirme qué?-dijo burlón.
-¡Profesor ya basta!- vocifero la directora- retirese.
-¿qué?.
-¡que se vaya!. En este colegio no se toleran las faltas de respeto y ordinarieses que usted a mostrado. Me causa repulsión notar al docente que he dejado a cargo de tantos jóvenes. Ya veo el por qué  de sus descensos académicos.
-¿me está usted diciendo qué prefiere a éste niñato en vez de a un profesor con experiencia y buenas referencias?- preguntó perplejo.
-totalmente -sentenció- ya logro darme cuenta que esa carta llena de alardes y buenas críticas no son más que un montón de falacias. Usted no tiene respeto por nada ni por nadie. No puede andar por la vida menospreciando a sus colegas y a las personas a las que usted enseña. Eso no habla bien de usted ni mucho menos del trabajo que realiza.
-¿me culpa a mi de la flojera de los alumnos?.
-no. Lo culpo a usted de los bajos rendimientos que éstos han obtenido- le aclaró ella.- desde que usted llegó a este colegio los alumnos han bajado espantosamente sus calificaciones. Cosa que déjeme aclararle, con él profesor Miller no ocurría.
-eso es lo mismo que yo le dije antes de que él me echara de la sala- intervino Antonella.
-no te entrometas- le susurré.
-Vásquez callese.-ordenó la directora.
-mejor no hables chiquilla. De seguro todo esto es culpa tuya.
-Vásquez no tiene nada que ver. De hecho ella es una de las perjudicadas por usted.
-¡por favor!- bramó  Guillermo- ésta chica es una de los casos perdidos, ni el diablo podría hacer que aprenda siquiera a restar.- ese comentario terminó por hacerme enojar.
Antonella se soltó de mi agarre y exaltada se aproximó a Guillermo.
-¡quién demonios se cree...!- la aparté de en medio justo antes de que terminara de putearlo, y rápidamente  me planté frente al profesor.
-si sabe lo que le conviene cerrará la maldita boca y se largará de una buena vez- mascullí.
-¿me está amenazando?- se aproximó más a mi.
-se lo estoy advirtiendo.
-¡ya basta!- ordenó la directora Rojas- ¡ésta no es forma!.
-Profesor Miller no arme un escándalo- habló Antonella,  mientras con cuidado tomaba mi brazo y trataba de apartarme.
-¡vamos mocoso, golpeame!- Guillermo se abrió de brazos formando una cruz. Me irritó más verlo desafiarme. Tragué saliva y apreté la mandíbula. Sabía perfectamente lo que él quería conseguir, y no estaba dispuesto a darle en el gusto.
-¡se lo advierto Guillermo!- vociferó la directora- ¡si no se va ahora mismo llamaré a la policía!.
-¡le aclaro que tenemos un contrato!- replicó él.
-¡el contrato queda anulado!- sentenció la mujer- ¡usted cometió incumplimiento, y si tiene alguna queja lo solucionaremos con abogados! ¡ahora tome sus cosas y larguese!.-la cólera transpasaba los ojos de Guillermo. Pero ya no tenía más que hacer. La directora Rojas ya le había advertido de lo que ocurriría, y si él resultaba ser un poco más inteligente de lo que demostró tomaría sus porquerías y se largaría.
-¡usted y toda ésta tropa de ineptos se pueden ir al infierno!- gritó a todo pulmón lo que provocó que tanto profesores como alumnos salieran de las salas a mirar el espectáculo.
Guillermo tomó sus cosas y de forma prepotente pasó por nuestro lado chocando incluso con la puerta.  No se retiró si no hasta después de amenazarme en presencia y a oídos de todos los espectadores. Maldijo a todos a su paso, demostrando así la falta de respeto y profesionalidad  que verdaderamente poseía.

¿Qué Oculta Profesor Miller? (Borrador)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora