Capítulo 77.

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ANTO.

Salí de la casa de Lucas sin saber hacia donde iba ni lo que iba hacer. Lo único que tenía claro era que quería estar lo más lejos posible de allí.

Caminé sin rumbo por algunas horas. Ya era bien entrada la noche, y el frío se comenzaba a hacer presente. Sentía mil emociones invadiendo mi mente y ninguna de ellas me resultaba agradable. Me costaba creer. No podía hacer entender a mi cerebro que Lucas había hecho todas esas cosas. Mejor dicho, me negaba a creerlo ¡Era imposible!

Continúe caminando hasta que, sin darme cuenta, llegué a la casa de Daniela. Inconscientemente necesitaba de alguien a quien aferrarme para poder asimilar toda esa información.
Al percatarme donde estaba me acerqué rápidamente a la puerta y comencé a golpearla.
A los pocos segundos abrieron. Daniela apareció envuelta en una chaleca negra, estaba despeinada y aún medio dormida. Me miraba confundida y a la vez preocupada.

— anto ¿qué haces aquí? — me miró de pies a cabeza y luego miró la hora en el reloj que tenian en la pared — dios mío... Mira lo tarde que es.

No pude decir nada, simplemente me lancé a sus brazos y me eché a llorar.
— nena me estás asustando ¿qué ocurrió? — acarició mi cabello por unos segundos y luego me apartó un poco — no me digas... ¿Le ocurrió algo a tus padres o a tus hermanos? — aún llorando negué con la cabeza. Ella no quizo hacer otra pregunta sin que antes dejara de llorar. Me llevó con ella por las escaleras hasta su habitación.

— daniela ¿quién era? — una voz masculina, que no era la de su padre, se escuchó desde la habitación de invitados. Sequé un poco mis ojos y miré en su dirección. El rostro adormilado de Sebastián se asomó por la puerta. Me quedé estática mirándolo — ¿antonella? — al ver en el estado que me encontraba  se acercó a mí. — anto ¿qué haces aquí? Dios mío, estas temblando —dijo tomando mi mano — daniela ¿qué le pasó? —inquirió preocupado.
— no lo sé Sebastián, pero mejor ve a dormir — daniela siguió llevándome con ella, pero Sebastián la detuvo.
— ya basta de esto — sentenció — se supone que somos amigos pero siempre que les ocurre algo me excluyen, y ya me harté de eso.
— ¿qué haces aquí, seba? — pregunté queriendo entender.
— luego te lo explicamos, ahora lo que nos importa eres tú —dijo él.
— bueno, pero será mejor que entremos a mi habitación.
— no quiero molestar más y que se despierte tú papá.
— tranquila, él está con la mamá de Sebastián ahora mismo. Por eso él está aquí — señaló a Sebastián con la cabeza.

Entramos a la habitación, daniela me sentó junto a ella en la cama, sin apartar sus brazos de mi. Mientras que Sebastián se sentó frente a nosotras en la silla de escritorio.

— ¿qué fue lo que te pasó? — preguntó Sebastián tomando mis manos — sé que quizás no compartan mucho sus cosas conmigo, pero sabes que puedes confiar en mi ¿no?
— lo sé...
— ¿y bien? — daniela apartó un mechón de pelo de mi rostro.
Traté de poner en frío mi mente. Necesitaba mantener la calma, al menos por un rato, para poder explicarles lo que ni yo misma me podía explicar.
— es Lucas... — dije casi en un susurro.
— ¿qué pasó con él? No me digas que... ¿Terminaron? — preguntó daniela confundida y a la vez apenada.
— ¿Lucas? — Sebastián nos miró a ambas sin entender nada — ¿de qué Lucas están hablando? ¿El profesor?
— Sebastián ahora no— lo detuvo daniela cubriendo su rostro con una mano— ¿puedes concentrarte? ¿Acaso conoces a otro lucas que traiga de las colas a antonella? — inquirió irónica.
Sebastián en silencio miró a daniela. Su rostro iba pasando de pensativo a cabreado— esto es una mierda — explotó. Apartó a daniela de su camino y se arrodillo frente a mi — ¿ese idiota te hizo algo?
— ¡Sebastián! — daniela puso la mano sobre su hombro para detenerlo, pero él la apartó — respondeme antonella, ¿ese imbécil te hizo algo?
Los miré a ambos sin saber que decir.
— no Sebastián... — musite — no me ha hecho nada.
— ¿entonces? — daniela se acercó más a mi. — ¿qué fue lo que ocurrió?
— tú... — hice una pausa. Si quería decirles lo que ocurría debía saber primero si daniela había estado todo este tiempo en la misma situación que yo. Si bien ella siempre ha hecho saber que su relación con Ricky es solo de amistad yo tenía más que claro que ella sentía cosas más fuertes por él — ¿tú sabes sobre el pasado de Ricky?
— ¿el pasado de Ricky? — repitió confundida — ¿qué tiene que ver Ricky en todo esto?
— mucho... ¿Tú sabes lo que él hacia antes?
— no sé de qué va tu pregunta — daniela se puso de pie. Su rostro más que confusión mostraba una expresión extraña. Como si ella supiera algo más de lo que me estaba haciendo creer.
— daniela, necesito que me respondas.
— no sé de qué hablas — caminó en dirección a la ventana mientras jugueteaba nerviosa con sus manos. Esa fue señal suficiente para mi. Daniela era de las peores personas que existían para mentir. No sé le daba bien, al menos conmigo. Conocía sus expresiones faciales y corporales; Y su frente arrugada, sus ojos moviéndose de un lado para otro y sus labios temblorosos la estaban delatando.
— daniela, por última vez ¿tú sabes algo del pasado de Ricky y lucas?
— no entiendo de qué...
— ¿tú sabías que Ricardo y Lucas se dedicaban a matar personas? — solté la pregunta sin darme cuenta de las palabras que había utilizado. Daniela y sebastian me miraron perplejos.
— ¿qué? — Sebastián se sentó en el suelo, pasmado.
— ¡antonella! — exclamó daniela tratando de detenerme.
— ¿lo sabías?
— claro que...
— y ni se te ocurra mentirme — corté.
— ¿como que matan personas? — Sebastián nos miraba realmente estupefacto.
— no es eso seba— Daniela relajó su rostro y se acercó a nosotros. — realmente no es que yo sepa mucho — dijo sentándose a mi lado — Ricky algo me ha contado sobre su vida.
— ¿y te contó eso? — le pregunté con un nudo apretando mi garganta — ¿te contó sobre lo que hacían?
— lo hizo. Y no porque él quisiera hacerlo — aclaró — hay muchas cosas que tu has pasado por alto a lo largo de este año, y cosas que  también he ido averiguando yo sola. Ya sabes —se encogió de hombros — soy igual de curiosa que tú.
— daniela, necesito que me cuentes todo. Que me expliques toda esta mierda, porque la verdad no entiendo nada — dije tomándole una mano.
— trataré de hacerlo, porque aún hay cosas que no entiendo — hizo una pausa — bueno, tu ya sabes que Lucas y Ricky son hermanos ¿verdad?
— si, Lucas me dijo que Ricky era adoptado.
— y así es. Natacha, su madrastra lo adoptó. Bueno, y a otros se los llevó.
— ¿hay más niños? — pregunté perpleja.
— muchos más — dijo daniela soltando un suspiro — Ricky fue adoptado de forma legal, pero hay muchos otros que fueron, ¿como decirlo?
— ¿secuestrados? — dijo Sebastián.
— si. Fueron raptados, apartados de sus familias, la mayoría de ellos cuando eran sólo unos niños.
— algo así me dijo Lucas— hablé por lo bajo.
— supe de esto una vez que fui a casa de Ricky. No me pregunten por qué fui porque eso no importa ahora — dijo rodando los ojos — la cosa es que, mientras esperaba a que él terminara de atender unos asuntos de "negocios"  me puse a recorrer su departamento. Fue en eso donde llegué a su habitación. O sea, ya había entrado ahí, pero nunca me fijé en qué cosas habían — Daniela hizo una pausa para cerciorarse de que estuviésemos poniéndole atención — mientras miraba su pequeña colección de libros, de entre uno de ellos cayó una foto. Yo pensé que la mujer de la foto era alguna ex novia o algún familiar de él, y pues quise preguntarle. — se encogió de hombros.
— ¿la mujer era Natacha? — me apresuré a preguntar.
— lo era. Tardó un poco en responder, porque como ya debes saber esa mujer no les hizo la vida muy fácil.
— ¿quién es Natacha? — Sebastián nos miraba sin entender nada.
— cómo dije es la madrastra de Lucas, y se podría decir que también lo es de Ricky.
— ¿y qué pito toca ella en todo esto? De verdad explíquenme bien, porque no estoy entendiendo ni la cuarta parte.
— por lo que sé, lucas nació en algún lugar del mundo — comentó daniela soltando un suspiro — y antes de que preguntes — dijo rápidamente — él no sabe el país en el que nació. De hecho Ricky me comentó que ninguno lo sabe. — rascó su frente — todos eran raptados cuando tenían entre seis y siete años.
— eso me dijo... —murmuré.
— ¿con qué fin? — insistió Sebastián.
— eso no lo tengo claro. — daniela hizo una mueca— La verdad la mujer esa se me hace una loca. Al menos así me la pintó Ricky. Por lo que me dijo, se casó con el papá de Lucas, un hombre de verdad influyente en Rusia y bastante adinerado por no decir más. Según Ricky nadie sabe de dónde salió Natacha, ni cómo conoció al papá de Lucas, o al menos él no lo sabe. La cosa es que a esta mujer se le subió el poder a la cabeza y comenzó con lo que nosotras ya sabemos.
— ¿matar personas?— le preguntó se a.
— ella no. De alguna forma hizo que esos mismos niños a los que secuestró asesinaran a cuanta gente ella quería.
— lucas me explicó algo que tenía que ver con unas filas — comenté por lo bajo.
— ¡exacto!, Ricky me contó sobre la existencia de esas filas, de unos tal voyska y cosas así.
— todo eso ya lo sé daniela — tapé mi rostro con ambas manos — pero aún no logro entender.
— en realidad no hay mucho que entender amiga — posó su mano en mi espalda — yo estaba igual que tú cuando Ricky me lo contó. Es algo difícil de asimilar pero debes tener en cuenta que no tuvieron elección. O sea, fue horrible saber que ellos llegaron a matar personas. Pero ¿qué otra opción tenían?
— pudieron huir — dije mirándola.
— ¿huir? — frunció el ceño — las cosas no eran tan fáciles.
— tenían las habilidades necesarias para matar personas.
— claro. Así como muchos más — daniela se puso de pie, dejando ver su molestia.— no eran sólo ellos antonella. Habían cientos de niños ¡Incluso habían adultos! No era tan sencillo salir de ahí.
— ¿y tú como sabes eso?
— es obvio —sentenció — si hubiese sido sencillo ¿no crees que hubiesen escapado mucho antes?
— yo pienso que daniela tiene razón — comentó Sebastián poniéndose de pie. — o sea, si lo piensas resulta escalofriante pensar que ellos asesinaron personas y todo eso. Pero si dicen que sólo eran unos niños, y que fueron raptados, no veo cómo el salir de allí se les podría hacer fácil. No me puedo imaginar el miedo que ellos pudieron sentir.
— ok, y si no era fácil ¿cómo fue que pudieron escapar de allí? — inqueri.
— Ricky me dijo que lucas mandó a matar a Natacha. Le pidió a un sujeto, no recuerdo bien su nombre, que asesinara a Natacha.
— ¿en serio? — Sebastián la miró perplejo — ¿y lo hizo?
— no estoy segura. Pero Natacha está muerta. Ricky me contó que tuvieron que lanzarse a un río para poder salir de allí.
— siento que me estas contando una historia de terror — dije sintiendo como un frío recorría todo mi cuerpo.
— imaginate que ellos tuvieron que vivir todo eso — daniela se acercó a mí y tomó mis manos— entiendo que estés confundida y asustada, pero anto, no debes temer de Lucas. Él es un buen hombre, no sería capaz de hacerte daño.
— ¿qué me lo asegura? ¿Quién me asegura que el día de mañana no se encabrone conmigo y me mate?
— ¿te estás escuchando? — inquirió. Soltó mis manos y retrocedió — ese hombre daría la vida por ti ¿y tu dudas de él?
— ¿y por qué lo defiendes? ¿Qué te hace estar tan segura?
— lo defiendo porque soy testigo de eso. Lucas lleva cuidándote el culo desde que te conoció, pero como tu vives encerrada en tu burbuja no te has dado cuenta.
— daniela... — Sebastián  trató de detenerla.
— no Sebastián. Ya es hora de que antonella se dé cuenta de las cosas —nos miró a ambos con severidad— tú sabes que te quiero y que eres mi mejor amiga, pero hay veces en las que te encierras en una burbuja como si la única persona que existiese en este puto planeta fueras tú. Conozco tus problemas ¡y vaya mierda que me gustaría arreglarlos todos! Pero debes entender que hay más a tu alrededor.
— ¿cómo qué cosas, daniela?
— cómo aquella vez donde nos enviaron aquel estúpido trabajo relacionado con el reggaeton. Hasta tú  pensaste que era un trabajo estúpido, y pues lo era. Solo lo dieron como excusa para que tu salieras de esa casa aquella noche.
— ¿con qué fin?
— con el de protegerte, obvio...
— ¿de qué? — la interrumpí.
— resulta que días anteriores lucas sufrió un pequeño ataque por parte de unos sujetos, y pues, adicional a eso recibió una amenaza en la que se dejaba en claro que tú vida corría peligro. Cuando Ricky me pidió llevarte a mi casa esa noche, me contó una historia totalmente diferente. Pero ya al tiempo despues me contó la verdad.
Como haya sido corrias peligro y  Lucas se asustó tanto que hizo todo eso para protegerte.
— ¿pero por qué esa noche? ¿Qué ocurrió esa noche?
— esa noche fueron en busca de esos sujetos para... — hizo una pausa— para acabar con ellos. No tenían otra opción.
— Dios mío ... — comencé a caminar de un lado a otro, entendiendo la dimensión del asunto.— ¿te das cuenta del peligro que corrió mi familia por culpa de él?
— tu familia nunca corrió peligro.
— ¿tú cómo lo sabes? No estabas ahí. Mi familia estaba en mi casa. ¿Qué pasaba si esos sujetos iban y les hacían daño?
— lucas se encargó también de eso.
— no lo creo.
— mira...— daniela respiró profundo— luego de contarte esto tu eres libre de creer lo que quieras. Pero solo luego de que te diga todo lo que sé. — asentí casi de forma automática.
— lucas no es un niño. No pasó todos esos años en ese mierdero como para dejar que se le escape algo. Él pensó en absolutamente todo. ¿Tú crees que el iba a dejar que tu familia corriera algún peligro? Pues no. —hizo una pausa para tragar saliva — Lucas y Ricky no están solos. Jamás lo han estado. Aparte de Paúl hay más gente con ellos, gente igual que ellos. Yo quedé impactada cuando me enteré, la verdad. Pero hay más personas que lograron salir de Rusia y rehacer sus vidas, y creeme que están más cerca que lo que piensas. Ellos de alguna forma han cuidado de Lucas y Ricky. Aún hoy lo hacen, y lo sé porque lo he visto.
— ¿cómo quienes? —inqueri.
Daniela hizo una pausa, como si dudase contarme aquello.
— te lo diré porque creo que debes saberlo. Pero debes mantenerlo en secreto. ¡Ambos! — miró a Sebastián. Este asintió en silencio. — el profesor de historia es uno de ellos.
— ¿un qué? — sentí como mi corazón subió hasta mi boca.
— él fue un filero. Al igual que Ricky y Lucas logró escapar de Rusia. Fue él una de las personas que le ayudó aquella noche. Se encargaron de poner seguridad al rededor de toda tú casa. Él nos dio ese tonto trabajo únicamente para ayudarle a Lucas a mantenerte alejada del lugar. Esa noche el objetivo eras tú.
—no puedo creerlo... —susurré agotada. Toda esa información había logrado colapsar mi cabeza. Ya no podía pensar en nada. Todo eso era demasiado para mí.  Y ya no quería más.
— anto...— daniela tocó mi hombro — sé que es mucho lo que debes procesar ahora, pero no puedes irte de esta forma en contra de Lucas. El no tiene culpa de haberse enamorado.
— ¿crees que me ame?
— ¿tú lo dudas?
— no lo sé...
— no es una mala persona. Si no te contó todo esto, fue precisamente para evitar esta situación, además todo eso ya formaba parte de su pasado.
— lo sé, pero aún así es difícil. —respiré profundo. Ya no quería saber nada más, al menos por esa noche. — ¿puedo quedarme aquí hoy? — pregunté tratando de dar por terminada la conversación.
— claro que si — dijeron Sebastián y daniela al mismo tiempo.

Me acosté en la cama de daniela. Por unos minutos creí que no podría consiliar el sueño, pero para mí sorpresa mi mente estaba tan cansada de todo lo que estaba procesando que solo bastaron unos minutos más para finalmente quedarme dormida.

— ¡lo mataste!

Desperté de un brinco. Mi corazón latía al mil por segundo. Me senté en la cama sintiendo como el sudor corría por mi frente.
Había estado soñando cosas extrañas desde que había cerrado mis ojos. Y en cada sueño aparecía el rostro de Lucas. Pero, no era él. Era otro hombre, un hombre al cual le temía, o al menos así lo sentía en el sueño.

Quise prender la lámpara de la mesilla de noche. Traté de moverme lo más suave y silenciosamente posible para no despertar a Daniela, pero para mí sorpresa ella no estaba en la cama. Eso me extrañó.
Miré la hora en el reloj. Frunci el ceño al ver que eran pasada las cuatro de la madrugada. ¿A dónde podría haber ido ella a esa hora?
Salí de la cama de forma silenciosa. Una vez que me acerqué a la puerta oí voces provenir del primer piso. Salí del cuarto, y en puntillas caminé hacia las escaleras. Allí me quedé para tratar de oír lo que ahí abajo estaban hablando.
Mientras escuchaba logre distinguir la voz de Daniela, también la de Sebastián.

— ¿entonces por qué no me habías contado de todo esto antes? — oí preguntar a Sebastián.
— no era mi asunto seba. No podía llegar y contar algo tan delicado como eso.
— ¿te das cuenta del peligro de saber todo esto?
— lo sé, pero ya no podemos hacer nada. Ya estamos metidos en esto. Tú también lo estás.
— oh mierda...
— mientras no digamos nada estaremos a salvo.
— pero ¿no habías dicho que esos hombres habían muerto?
— si pero así como ellos habrán más.
— ¿te lo dijo Ricky?
— si. Ellos también están preocupados. Es decir, sabían que salir de Rusia no sería algo tan sencillo.
— ¿tú crees que ellos vuelvan a hacer esas cosas?
— ¿qué vuelvan a Rusia?
— si.
— no, ellos no lo harán.

Quise bajar las escaleras para poder hablar con ellos. No me gustaba la idea de que corrieran peligro. Y si era necesario haría todo lo posible para evitarlo.
Bajé dos escalones y me detuve al oír que tocaban a la puerta. Retrocedí despacio y volví a sentarme.
Daniela se puso de pie rápidamente y fue a abrir.
El corazón me dio un vuelco y se dejó caer en mi estómago. Lucas estaba de pie en la puerta. Su rostro se veía cansado. Estaba despeinado y vestido con la misma ropa de horas antes.

— luces horrible — comentó Daniela.
— lo sé, pero gracias.
— ¿cómo está todo aquí? — preguntó Ricky asomando la cabeza. Se veía ojeroso, como si no hubiese dormido nada.
— antonella está arriba.
— será mejor que nos vayamos Ricky, no quiero incomodarla más.
— tranquilo, está dormida ahora.
— ¿segura que está bien que estemos aquí? — preguntó Ricky.
— si, pasen.

Vi detenidamente como el cuerpo notoriamente tenso de Lucas se deslizó por la sala hasta el living.
Realmente me afectaba toda esa situación. Y no podía conseguir que me entrara en la cabeza que alguien tan increíble y bueno como él hubiese sido capaz de hacer todas esas cosas.

¿Qué Oculta Profesor Miller? (Borrador)  Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum