capítulo 63.

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ANTO.

Los últimos dos días transcurrieron lentos y sin ninguna noticia de Lucas.
Luego de que supe que lo habían dejado en libertad no tuve más elección que volver al colegio. Si faltaba llamarían a mis padres para saber la razón y me descubririan.

Aquel día lucas no apareció en el colegio, como era obvio. Seguramente su apariencia no se lo permitió. Pero por la tarde tampoco se le vio en su casa. Eso me desánimo, ya que quería saber cómo se encontraba y hablar con él para poder explicarle todo.
Inconscientemente sabía que me estaba evitando, y dolorosamente lo comprendía. Una noticia así, y con aquel final descoloca a cualquier persona, y no había nada que yo pudiera hacer al respecto. Debía darle su espacio. Ya no podía seguir siendo tan egoísta y pensar sólo en mi. Él se involucró tanto en mi vida que terminó siendo parte de ella. Y aún más. Me hizo quererlo con tanta fuerza que se adentró en mi pecho y terminó formando parte de mi. Y cómo dañarte a ti misma.

  •••                                     16/07/2017

Aquella mañana de sabado desperté sin una pisca de ánimo en la sangre. Si hubiese dependido de mi ni me levantaba de la cama, pero como era de esperarse Daniela, Sebastián y mis hermanos irrumpieron en mi cuarto, saltaron sobre mi gritandome en la cara sus buenos deseos por mi cumpleaños.
Ya eran diecinueve años de vida, y jodidamente no tenía ánimos para celebrarlo.
Luego de que los chicos salieron de mi cuarto me di una ducha, me vestí y bajé a desayunar. Todos allí esperaban sentados a la mesa del comedor, sonriendo abiertamente. Me acerqué a todos tratando de hacer lucir lo más sinceramente posible mi sonrisa. Claro, estaba agradecida con sus gestos de cariño, pero debía reconocer que mi alegría no era completa, y eso me desanimaba.

- ¡feliz cumpleaños cariño! - exclamó papá abriendo los brazos y envolviendo mi cuerpo con ellos.
- gracias papá - le rodee la cintura.
Al momento en que nos apartamos mamá se interpuso y me abrazó.
- espero tengas un bello día, cariño. - acarició mi cabello.
- gracias mamá.

Luego de que todos me saludaron nos sentamos a la mesa y comimos un delicioso y muy dulce desayuno hecho por mis padres.
Mientras comíamos hablamos sobre lo que haríamos en un par de meses más, luego de salir del colegio. Ya no nos quedaba tiempo para pensar en el futuro, y las pruebas de selección universitarias se aproximaban a pasos agigantados. Y si bien no era necesario ir a la Universidad debíamos elegir sabiamente el camino que tomariamos a partir de mediados de noviembre. Fuerzas Armadas, institutos técnicos, o simplemente dedicarnos a trabajar hasta que tuviésemos claras nuestras ideas. Debíamos pensar muy bien lo que queríamos hacer de nuestras vidas una vez terminada la enseñanza media.
Sebastián, como ya había dicho en muchas oportunidades, estaba decidido a ingresar a la Escuela de Formación de Carabineros. Ese era su sueño desde pequeño. Vestir el uniforme, servir y proteger a las personas, velar por la seguridad, y demás.

- ¿y cuándo comienzas a dar las pruebas? - le preguntó mi padre, muy interesado.
- de hecho ya estoy en ello. - dijo Sebastián sonriendo con timidez - hace un par de semanas rendi el examen psicológico, y ahora me preparo para las pruebas escritas.
- ¡que bien!, espero tengas éxito.
- yo espero lo mismo.
- ¿y tú dani, qué harás de tú vida?.
- ¿yo?, pues, aún no lo sé. No estoy segura de lo que quiero hacer para el resto de mi vida. Mi papá quiere que me vaya a Santiago y estudie algo relacionado con la Salud.
- ¿y quieres eso? - preguntó mi mamá.
- no sé. No quiero hacer algo únicamente porque los demás me lo imponen, o esperan que lo haga. Quiero hacer algo que me apasione, que de verdad me haga sentir ese deseo de esforzarme. Quiero sentir el cosquilleo que da en el estómago cuando te das cuenta que eso te gusta. Quiero hacer algo que, sin importar los años que pasen lo siga amando, que me haga levantarme todos los días llena de ánimo y optimismo. No quiero hacer de mi vida una estúpida rutina, donde lo único que me impulse a salir de la cama sea los billetes que a final de mes abultaran en mis bolsillos.
- ¡wow!, me sorprende cuanto lo haz pensado.
- ni se imagina cuanto llevo dándole vueltas en mi cabeza.
- ¿pero ya tienes una idea?
- pues, por un tiempo pensé en la idea de casarme y dejar que mi marido me mantuviera, pero soy muy independiente para dejar que eso pase, así que lo descarte. También pensé en la posibilidad de estudiar periodismo, ¿se lo imaginan?. Yo apareciendo en la televisión entrevistando a personas y cosas así.
- ¿y qué te lo impide?.
- la demanda. Hay muchos jóvenes que estudian periodismo y al momento de salir al mundo no se les abre ni una ventana.
- todo depende de cuán bueno seas.
- de todas formas no quiero que mi papá se parta el lomo trabajando para pagarme los estudios y yo no tenga ni una oportunidad buena de trabajo.
- pero si es por dinero puedes solicitar un crédito o postular a becas y gratuidad.
- aún así. No quiero que mi viejo se sacrifique tanto por mi.
- ¿y qué hay de tú madre? ¿ella no te ayudará a costear tus estudios?.
- ¿mi madre? - daniela hizo una mueca de diversión - esa señora no me dio un peso siquiera para que mi papá me comprara una liga para el pelo y me va a dar dinero para los estudios. Disculpe lo pesado del comentario, pero esa mujer no me ha dado nada desde el día en que se fue, y tampoco espero que lo haga. No quiero su asqueroso dinero.
- ¿aún están distanciadas?.
- no tengo el menor interés de cruzar palabra con personas como ella. No me interesa tratar con una mujer que no tuvo corazón y le importó un cuerno dejarnos a mi padre y a mi.
- me duele oirte hablar así. Con tanto rencor. - dijo mi mamá.
- tranquila. Ya ni rencor siento por ella. Sólo no me gusta recordarla, y mucho menos mencionarla. No quiero ensuciar mi boca con su nombre. - dani guardó un segundo de silencio y luego sonrió. - creo que si le tengo rencor. - dijo acomodando un mechón de cabello tras su oreja.
- es comprensible. Eras muy pequeña cuando eso ocurrió.
- no es por la edad, tía, es por la forma en que se marchó. No le importó nada. No le importó dejarme. Ella sabía cuánto la amaba. Sabía cuánto la necesitaba, y aún así se fue. Me vio llorar y correr tras ella y no le importó. No sé inmutó, ni siquiera creo que lo haya dudado.
- ¿y no supiste nada más de ella?.
- hace algunos años supe que había dejado al hombre con el que se había ido. Eso me hizo gracia.
Mi abuela me dijo que se había ido a Viña Del Mar a vivir con una amiga.
- ¿y aún hablas con tú abuela?.
- no. También corté contacto con ella. Luego de que le dije que no me interesaba saber nada más de mi mamá se molestó conmigo y me trató de "ingrata, mal agradecida, insolente, y de sin corazón". Como imaginará la mandé al carajo casi de inmediato y le dije que tampoco quería saber nada más de ella y de su familia. Y que si de mi dependiera me quitaba todo lo que me uniera a ellos, incluyendo la sangre. - sonrió divertida - y finalmente le grité que mi única familia era mi papá. Que él era la única persona de la que me sentía orgullosa llevar su sangre.
- ya veo... ¿y tú padre cómo está con toda esa situación?.
- él no se inmisculle en eso. Sabe que soy lo suficientemente madura como para tomar mis propias desiciones, y pues, si yo no quiero saber nada más de mi madre y su familia él lo respeta.
- considero que tu padre ha sido un verdadero caballero en eso.
- mi papá es el mejor hombre del mundo, y aunque la bruja de mi abuela tratara  de decir lo contrario  mi padre es el mejor. Jamás trató de ponerme en contra de mi mamá, jamás ha dicho algo malo de ella. Él  sufrió tanto como yo, y la situación perfectamente lo pudo haber impulsado a insultar y tratar de la peor forma a mi mamá, pero él jamás lo hizo, y eso hace que yo lo respete y quiera aún más.
- eso se respeta mucho - comentó mi papá - no todos los hombres tienen esa nobleza.
- lo sé, tío.

¿Qué Oculta Profesor Miller? (Borrador)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora