capítulo 35.

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ANTO.

Salí del colegio junto a Daniela. Ambas habíamos  planeado ir a casa de Ricky para ver a Miller. Deseaba tanto verlo, así que nos montamos en el primer taxi que vimos.

Cuando llegamos al edificio vimos a Ricky esperandonos tranquilamente mientras le daba las últimas caladas a su cigarrillo.

-al fin llegan señoritas- dijo una vez que bajamos del taxi.
-¿que tal Ricky?- Daniela se acercó a él y besó su mejilla.
-hola guapa.-dijo este abrazandola. Eso me extrañó, pero ya que no venía al caso omiti mi comentario.
-anto querida.
-hola Ricky- le sonrei.
-te vez ansiosa.
-lo estoy -dije sin pensar. De inmediato caí en la cuenta de lo que dije, y avergonzada miré a Ricky quien me sonreía con complicidad.
-No te apenes, el también desea mucho verte.

Luego de que ese bochornoso momento terminó subimos las escaleras hasta el departamento de ricky. Yo iba unos peldaños más abajo que él y Daniela. Ya me resultaba muy evidente la relación entre ellos dos. El tipo me caía bien, y era un buen chico, pero ¡Dios, que cliché!. Me era divertido y a la vez abrumador pensar en esa situación. Mi mejor amiga y el mejor amigo del chico que me gusta. Demasiado cliché. Igual sería genial pero... ¡basta! qué estoy pensando. Ahora lo único que debía importarme era Miller.

Llegamos al departamento. Al estar frente a la puerta me fue imposible controlar los nervios. Era estúpido. Ya  había visto un millón de veces a Miller, no tenía de que ponerme nerviosa. Pero, ahora había algo diferente. Es decir ya nos habíamos besado. Eso ya marcaba la diferencia. Se puede decir que teníamos algo. No se qué, pero esa relación profesor-vecino-alumna había terminado.
Entramos al departamento. No había nadie. Eso me desánimo un poco. Esperé toda la tarde entrar a esa casa y verlo a él primero que a todo. Pero no fue así.
Suspire desanimada y con ambas cejas alzadas mire a Ricky.

-¿que ocurre con tu cara?- dijo divertido. Daniela también me miró y se echó a reir.
-no le veo la gracia-dije molesta.
-eh, no te molestes. Él esta en el dormitorio de allí- apuntó hacia una habitación que estaba a espaldas mías.- si quieres ve a verlo.-miré con cierta ansia la puerta de ese dormitorio. Por más que quisiera no me atrevía a entrar así como si nada. ¿pero que digo? He entrado a su dormitorio un sin fin de veces sin ser invitada, ¿y  ahora vengo y me cagó toda?.
-¿tu crees que este dormido?- le pregunté a Ricky.
-¿con lo adolorido que está?  Lo dudo.
-bien, pero...
-¡sólo ve! -dijo divertido.
-bien- me armé de valor. Y tragandome los nervios fui hasta la habitación.
Cuando abrí la puerta no vi casi nada. Las cortinas del dormitorio estaban entre cerradas. Sólo unos cuantos debiluchos rayos de luz se colgaban por entre la abertura. Eso me dejaba ver su rostro. Tenía los ojos cerrados y la boca un tanto abierta. Su ceño  fruncido marcaba su frente, y sus manos cubrían su abdomen. Se veía tan tranquilo he indefenso.
Me acerqué a el con cautela, y tratando de no despertarle me senté a su lado.
De cierta forma me dolía verlo así, inmóvil en una cama y haciendo constantemente muecas de dolor. No tenía ni la más remota idea de cómo o por qué terminó en esas condiciones. Pero sin importar la causa quería verlo recuperado.
Solté un suspiro al pensar en todo aquéllo. A principio de año ni me hubiese imaginado el estar en esa situación. Visitando y preocupandome por un hombre que no fuese mi padre, mis hermanos, o Sebastián. Pero aquí estoy. Sentada en una cama contemplandolo a él. Mi profesor. Que fuerte suena eso. Jamás en mis dieciocho años pensé siquiera en la posiblidad de que me llegase a interesar un profesor. Creo que incluso en algún momento llegue a decir que eso era algo impropio, y ahora mis palabras me abofetean.

Acaricie su rostro. Con el dorso de mi mano recorrí suavemente su mejilla, dibujando con ella cada relieve de su mandíbula.
Y asi me quedé. En silencio. Acariciando su piel y sonriendo para mis adentros.

¿Qué Oculta Profesor Miller? (Borrador)  Where stories live. Discover now