capítulo 40.

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ANTO.

Subí las escaleras más rápido que nunca. Estaba inundada de emociones que no podía explicar. Todo había sido demasiado, y había pasado muy rápido. En mi interior algo gritaba que me apartara lo más pronto posible de Miller, y que lo evitara. También me decía que el estúpido de Brandon se merecía lo peor del mundo. No merecía nada más que desgracias por lo poco hombre e imbécil que era. No le bastaba con haber abusado de mi, tenía que decírmelo, y más aún tenía que insinuarselo a todo el mundo.

Llegué al tercer piso con el corazón palpitando en mi cabeza. Tenía el pulso tan acelerado que hacia doler mi pecho. Estaba sintiendo algo que jamás había había sentido antes. Respiré profundo. Supuse que todo era a causa de la adrenalina o algo así. Entré a la sala en silencio, sintiendo las miradas de todos sobre mi. Me senté junto a Sebastián, y sin decirle nada me recosté  sobre la mesa.
-¿anto?- me habló Seba.- anto ¿estás bien?.- me incorporé lentamente.
-si, lo estoy- forcé una sonrisa.
-no te creo.- se acercó a mi, y con su mano comprobó la temperatura de mi frente.- ¡estás ardiendo!.
-no exageres. Sólo me duele un poco la cabeza.
-No exagero. Tu frente está muy caliente.-dijo en tono preocupado.
-¿qué pasó?- preguntó Daniela, apareciendo acuclillada a mi lado.
-ni se lo imaginan...
-Cuéntanos- pidieron ambos.
-ahora no chicos. La verdad me siento de la patada.
- Dios mío y lo veo. ¡estas como papel!- chilló Daniela poniéndose de pié con brusquedad.
-Daniela no grites- le pedí.
-¿dónde está Miller? Necesitamos que te de autorización para llevarte a enfermería.
-¡ya no exageres!.
-anto, dani, calmense ¿de acuerdo?- nos pidió Sebastián.- Esperemos a que el profesor llegue, y si vemos que te has puesto peor y el no aparece simplemente te llevamos a la enfermería, él deberá entenderlo.- y él nunca apareció.
Terminó la clase de matemáticas y Miller no asomó ni la punta de la nariz.

Bajé las escaleras junto a Daniela. En el descanso del segundo piso nos topamos con Brandon que iba subiendo.
-¿ya habrás quedado conforme?- masculló plantandose frente a mi.
-mira Brandon, a mi no me metas en tus líos, ya bastante crabeada estoy de toda esta mierda.- dije tratando de pasar por su lado. No conforme con todo, tomó mi brazo y con fuerza me hizo volver frente a él.
- me importa una mierda si estas cabreada o no. Por tu culpa tendré que irme del colegio, y créeme cuando te digo que esto me lo pagarás.
-sueltame, ahora.- le ordené.- yo no tengo la culpa de que quieran deshacerse de ti.
-claro que la tienes. ¡Miller es la razón por la que me voy!- vociferó. Los alumnos que subían y bajaban las escaleras voltearon a mirar la escena.
-¿y yo qué tengo que ver con eso?- traté de apartar su mano.
-¡todo!.
-¡ey imbécil, ya sueltala!- gruñó Daniela plantandose frente a Brandon.
-tu no te metas. ¡eres igual de puta que tu amiga!- Daniela no tolero eso. En fracción de segundos estampó su puño en la nariz de Brandon. Éste retrocedió sorprendido, mientras un hilillo de sangre comenzaba a caer de sus fozas nasales. Se llevó una mano al rostro, y al ver sangre en sus dedos, sus ojos y todo el se prendió en cólera.
-¡si serás hija de puta!- se le lanzó encima a Daniela. La tomó del cuello empujandola contra la pared.
-¡sueltala imbécil!- vociferé lanzandomele. Estaba desesperada tratando de apartar sus manos del cuello de Daniela. Ninguno de los alumnos que estaban observando se atrevía a intervenir.-¡no se queden ahí parados, vengan a ayudarme!- grité. En eso apareció Sebastián, bajó el tramo  de escaleras de un salto y se abalanzó sobre Brandon.
-¡¿quién mierda te crees que eres pedazo de imbécil?!- lo tomó de un brazo y lo apartó. Daniela se dejó caer al suelo, aturdida y sin fuerzas, corrí a socorrerla mientras a nuestro lado Sebastián y Brandon se rompían la madre. Vi volar golpes por todos lados, e incluso vi patadas. Sebastián estaba desquiciado. Su rostro era diferente, en nada se parecía a él. Se golpeaban tan duro que ya podíamos ver que uno rodaba por las escaleras.
-¡no vuelvas a tocar a las chicas!- vociferó Sebastián - ¡te mataré si les vuelves a poner una mano encima, desgraciado!.
-¡¿qué está ocurriendo aquí?! -chilló la directora apareciendo. Junto a ella también venía el profesor de historia.
-¡separence de inmediato!- les ordenó él. Ninguno de los chicos hizo caso, a lo que él profesor tuvo que intervenir. Se interpuso entre los dos hombres, yo me paré del suelo y fui a sujetar el brazo de Sebastián, mientras que él profesor sostenía del pecho a Brandon.
-Sebastián, ya basta, por favor.- le pedí a mi amigo.
-sueltame Antonella, ¡alguien debe darle una lección a ese poco hombre!- apuntó a Brandon.
-¡ya basta, Jara será mejor que se calme!- ordenó la directora.
-¡¿sabe lo que ese infeliz le estaba haciendo a mi amiga?!- replicó él.- ¡la estaba ahorcando!.
-¿es eso verdad?- le preguntó él profesor de historia a Brandon.
-¡por culpa de ellas me debo ir del colegio!.
-¡basta Zárate!-le ordenó la directora- ¿por qué Antonella tendría algo que ver?.
-¡porque ella se confabuló con el profesor de matemáticas para deshacerse de mi!.
-¡cierra la boca Brandon!- vociferé.
-¡admitelo!.
-¿qué cosa debe admitir Vázquez?- inquirió la directora. Miré a Brandon espantada. Todo él amenazaba con revelar lo mío con Miller.
-directora, no le haga caso a ese idiota- intervino Sebastián.
-¡cierre la boca Jara!. Brandon, termina de hablar.
-usted debe saber que al hombre que tanto alaba duerme con una de sus alumnas- soltó Brandon formandosele en el rostro una sonrisa llena de satisfacción y maldad.
-¿qué dice?- la directora se veía pasmada- ¿a qué profesor se refiere?.
-a Miller.- me aferre al brazo de Sebastián, al sentir qué ese era mi final.
-¿qué ocurre conmigo?- dijo Miller apareciendo a espaldas de la directora.
-¡justo apareces!- Bufó Brandon.
-¿qué es éste escándalo Brandon?- dijo Miller ignorando su comentario maloliente.
-¡este escándalo lo armaste tú!.
-¿de que habla éste chico?- le pregunto Miller a la directora.
-profesor, por favor, le pido que me hable con sinceridad.- la mujer hablaba de forma pesada y agitada.- ¿es verdad lo que dice él muchacho?.
-¿qué dice?.
-que usted duerme con una de las alumnas.- Miller se quedo un minuto en silencio, luego posó su vista en Brandon, y de la nada se echó a reír.
-¿de verdad usted está considerando eso?- preguntó carcajeandose.
-profesor, esto es serio.
-serio es el que usted le esté creyendo a ese chiquillo. Creo que sabemos de sobra de lo que es capaz, y me resulta gracioso que ahora considere creerle esa tontería.
-¡se hombre y di  la verdad!- espetó Brandon.
-¿la verdad?- lo miró  con el ceño fruncido.- lo único verdadero aquí es el que tu no sabes admitir tus errores y culpas a los demás de las estupideces que tú mismo cometes.
-¡por favor!- rodó los ojos- ¡y usted suelteme!- Brandon trató inútilmente apartar las manos del profesor de historia.
-¿qué está sucediendo?- asomándose por las escaleras aparecieron los padres de Brandon. Con el tiempo se me habian olvidado las caras agrias, y el aire de superioridad que siempre transmitían.
-¡hijo mío!- la mamá de Brandon apartó a todo el mundo a su paso y fue en ayuda de su inútil hijo.-¿quién te hizo esto? ¿acaso fue ese profesor?.
-¡bueno, bueno!- dijo por fin la directora- ¡los alumnos que estan de fisgones les ordeno de inmediato volver a sus asuntos, no se si lo notaron pero la campana sonó hace ya varios minutos! ¡él alumno que aún ande deambulando fuera de su aula deberá, como concejo, llamar de inmediato a su apoderado para informarle de su suspensión!.- y luego de eso todos los chicos y chicas que habían estado mirando el espectáculo desaparecieron. Quedamos únicamente los implicados en el asunto.
-¡esto es totalmente insólito, directora! Cómo puede ser que usted permita este tipo de cosas en su establecimiento.- bramó el padre de Brandon.
-un momento caballero, aquí al igual que usted yo no sé cómo ocurrió todo esto.
-yo si sé.- Di un paso hacia ellos.- aquí el que comenzó con todo esto fue Brandon.
-¡cierra la boca!- vociferó él.
-¡él atacó a Daniela, y por esa razón Sebastián lo golpeó!.
-¿que atacó a quién?- inquirió aturdida la directora.
-Brandon trató de ahorcar a Daniela.-dije.
-¡ella me golpeó la nariz!.
-¡claro, por que tu la llamaste puta!.
-¡te enseñaré a respetar a las mujeres pedazo de gallina! ¡poco hombre!.
-¡controlese Jara!- ordenó la directora.
-ya ve lo que decía yo.- le dijo Miller a ella.
-usted no meta su nariz- masculló el padre de Brandon.
-usted no me da órdenes caballero. ¿ve usted cómo se le queman las manos?. Su hijo no es más que un cobarde. Es capaz de agredir a una mujer si no consigue lo que quiere. ¿Es acaso ésa la clase de enseñanza que ustedes pretenden seguirle dando?. Pero qué digo. Su hijo ya es un caso perdido.
-¡no hable!.
- ¡le enseñaron a su hijo a ser un poco hombre! ¡le entregaron todo en bandeja de plata! ¡lo malcriaron! ¡y éste es sólo el comienzo!.
-¡cierre la boca profesorsucho de quinta! ¡una palabra más y lo mandó a acabar! ¡no me conoce, no sabe quién es Rogelio Zárate!.
-le diré una cosa más caballero. ¡Me importa un cuerno quién sea usted!. Así sea el hombre más poderoso del planeta, me importa menos que un pepino. Ni todo el dinero del mundo cambiará el hecho de que usted tiene por hijo a un poco hombre. Mejor dicho a un maricón, porque así es como se les llama a los poco hombre que se atreven a golpear a una mujer.
-¡cierre la boca le digo!.-vociferó Don Rogelio.
-¡la verdad duele, caballero!- dijo Miller gesticulando una sonrisa.
-¡esto es el colmo! ¡no toleraré que mi hijo pase un segundo más en esta porquería!- Don Rogelio se acercó a Brandon,  con arrebato apartó las manos del profesor de historia y tomó a su hijo de un brazo- Rosario Muévete y ayudame- le ordenó a su esposa. La mujer se apresuró a ayudarlo sin chistar o castañear los dientes. Bajaron con lentitud las escaleras, haciendo que Miller y la directora se apartaran de su camino.
Todos nos quedamos unos minutos en silencio, procesando lo que había ocurrido. Me senté al pié de las escaleras junto a Daniela esperando a que alguien hablara.
-¡Dios mío!- dijo por fin la directora- ¿qué es esto? ¿el día de los desastres o qué?.
-no se ofusque- le habló el profesor de historia.- es mejor para todos que ese chico se haya ido.
-no me preocupa Brandon, me preocupa su padre. ¡Ese hombre es capaz de cerrar el colegio si se lo propone!.
-él no hará nada- dije con calma.- ese hombre, aunque no quiera admitirlo, sabe perfectamente la clase de alimaña que es su hijo. Lo defiende únicamente por aparentar. Para no perder el prestigio y esas boberías. Mi padre siempre me dice que Don Rogelio frente a las personas habla maravillas de su hijo, y lo pone en un pedestal. Pero cuando está con sus más cercanos se queja de lo inepto e ineficiente que salió Brandon. Así que quedese tranquila. Él no hará nada.
-eso espero Vásquez.- soltó la mujer- ahora, díganme, ¿qué fue lo que pasó? ¿por qué Daniela golpeó primeramente a Brandon?.- le contamos todo, desde el minuto en que nos lo topamos en las escaleras, hasta que ellos aparecieron. La directora meditaba cada palabra, mientras que los profesores se escusaban para volver a sus labores.
Luego de unos minutos en los que la mujer pensó que hacer con nosotros, finalmente habló.
-saben que debería suspenderlos a todos por el resto de semana ¿verdad?- los tres asentimos en respuesta.- pero no lo haré. No permito las agresiones. Pero estas son bien justificadas. Ese chiquillo hacía lo que se le venía en gana, y la verdad me tenía harta el no poder actuar como se debía. Mañana no vendrán a clases, ya que debo sancionarlos de igual forma. Pero sólo por mañana.- Me sentí aliviada de cierta forma.
La directora fue a su oficina a llamar a nuestros padres, y nosotros fuimos a la enfermería. Al entrar la enfermera Rosa quedó pasmada al ver el estado en el que se encontraba Sebastián. Su rostro estaba inchado cubierto de sangre, y tenía un pequeño corte en el pómulo izquierdo.
-¡chiquillo por Dios!- chilló la mujer- ¿con quién te diste de trompadas?- lo hizo sentarse, mientras que con un algodón bañado en suero limpiaba la sangre de su rostro.
-con Brandon- dijo Sebastián haciendo una mueca al tiempo que Doña Rosa limpiaba sus magulladuras.
-¿Brandon?- la mujer nos miró aturdida.
- el hijo de Don Rogelio Zárate- dije.
-¡oh! Ya veo...
-¿tiene algo para la inchazon?- le pregunto Daniela con dificultad.
-¿y a ti que te pasó?.-Doña Rosa la miró inquisitiva.
-él hijito de papi trató de ahorcarme.
-¡Dios mío niña!- la enfermera dejo lo que estaba haciendo, se acercó a Daniela y revisó su cuello, lo palpó e inspeccionó, luego rápidamente fue a su botiquín a por algún medicamento.- ten toma esto- le entregó unas cuanta pastillas.
-¿qué son?- quiso saber Daniela.
- antiinflamatorio, paracetamol, y un ibuprofeno para que tomes luego.- le entregó también un vaso con agua. Daniela bebió las primeras dos pastillas con algo de dificultad ya que su cuello dolía.
-lamento mucho todo esto- dije cabis baja.
-tu no tienes nada que lamentar- me corrigió Sebastián- ese animal es quien tiene toda la culpa.
-ya, pero de no ser por mi ustedes no estarían así.
- Anto,  No sabes la satisfacción que sentí al romperle la nariz a ese animal. ¡fue glorioso!- dijo dani formando una sonrisa. La miré  con ambas cejas alzadas. Sebastián río al escucharla.
-¿y vieron como volé?- dijo entre carcajadas- ¡creí que me iría de osico!. Gracias a Dios no fue así.- Daniela y yo reimos ante su comentario.
-estuviste de muerte- le comentó Daniela- te veías tan macho.
-gracias- río Seba- me sentí como una versión más barata de Van damme*. ¿Vieron la de puñetazos que le di?.
-me alegro de que esté de tan buen ánimo.- comentó la enfermera- aunque dudo que a Van damme le hayan dejado la cara igual que un tomate machacado.-dijo irónica.
-no me mate la ilusión- se quejó Seba.
Luego de eso tocaron a la puerta. Valeria la portera entró y nos avisó que nuestros padres habían llegado al colegio, y que nos esperaban en la oficina de la directora.




¿Qué Oculta Profesor Miller? (Borrador)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora