¿Qué Oculta Profesor Miller? (Borrador)

capítulo 9

ANTO.

La lluvia caía con aún más fuerza. ¿esto es una broma?. Justo cuando salgo a comprar se trama a llover de esa manera.

-¿cómo rayos Miller salió a correr con este clima?- dije sujetando con fuerza el paraguas.-¡viento de mierda! -gruñi. Ya veía que salía volando como mary poppins.

Me pare bajo el pórtico de la tienda, sacudi el paraguas y lo cerré.
-buenos dias- saludé a Doña Diana la vendedora.
-buenos dias-levantó la vista y me miro- oh hola pequeña antonella ¿cómo estás?.
-bien Doña Diana ¿y usted?.
- bien gracias pequeña ¿en qué te puedo ayudar?
- éste, pan- chasquie la lengua- quiero un kilo de pan.
- en seguida- sonrió ampliamente y desapareció tras la puerta que daba a la pequeña panadería, que era lo que más caracterizaba la tienda de DOÑA DIANA. Así se llamaba.
Recorrí el lugar con la vista. Mamá me había dicho que ocupará el dinero sólo en caso de emergencias y pues acababa de ver una gran emergencia.
Tomé una bolsa de malbabiscos, saqué de la hielera un pote de helado de vainilla, y un pequeño frasco de nutella. Eso era una emergencia. O sea no podía haber almuerzo sin un postre digno.

-aquí está el pan- dijo Doña Diana.
-bien, llevaré esto igual.- una vez que se cobró de todo tomé las cosas y salí de la tienda.
-adiós Doña Diana, cuidese- me despedí.
-hasta luego antonella.

Salí de la tienda. Por suerte la lluvia ya había cesado.
Camine a paso lento disfrutando de el aire frío, y enbriagandome con el olor a tierra mojada.

¿qué le habrá pasado a Miller?. De pronto su rostro se me vino a la mente. A pesar de que sonreía su mirada no era la misma de siempre. Sus ojos estaban de un gris oscuro, un poco inchados e incluso con ojeras.

De la nada me preocupe. ¿podría ser que se volvió a enfermar?.
¡Dios! Y aún así salía a mojarse. Hombre loco.
O quizás...¡No! No podia ser. Me detuve un momento. ¿estaría llorando? Pero ¿por qué?. Moví la cabeza y seguí caminando.

Llegué a la casa. Frunci el ceño al ver al profesor Miller junto a un hombre afuera en el patio. Me acerqué a ellos.
Mire a Miller.

-eh - dijo éste pasando una mano por su cabello.- escuche que alguien tocaba el timbre de tu casa y pues supuse que aún no habías llegado así que vine y le pedí que esperara.- explicó.

- gracias- ahora pose mi vista en el hombre. Quien supuse debía tener sobre treinta años. No era muy alto, de cabello marrón y rizado, de cara redondeada y Moreno. Tenía unos ojos marrón claro y unos labios pequeños.

-buenos dias señorita Vázquez, vine por lo de la secadora.
-hola, si claro pase por aqui- le indique la entrada con la mano.

No se por qué, pero el estar a solas con ese hombre en la casa no me hizo mucha gracia. Quizá estaba siendo exagerada, pero el tipo no me daba mucha confianza. Probablemente se debió a la forma en la que me miro cuando me acerqué a ellos.
Lo dejé entrar, el dio unos cuantos pasos inspeccionandolo todo. Trague en seco. Me temblaron las manos.

-profesor- susurre. Me gire a mirarlo, el ya iba caminando hacia su casa. Corrí y lo alcance.
-profesor miller- dije un poco agitada. El volteo a mirarme. Tenía una ceja alzada.
- ¿si?
- pues...yo quería...éste -comence a balbucear. Miller sonrió.
- ya entendí- puso una mano sobre mi hombro. Suspire aliviada.
-¿entonces usted....?- me avergonzaba pedírselo.
-claro- dijo dándome una sonrisa tranquilizadora.- ven, te acompañó.-puso una mano en mi espalda y me llevó a dentro de la casa.

LUCAS.

Vi la forma asquerosa en la que ese hombre miro a antonella.
Por un momento pensé en decirle si la acompañaba pero sentí que podía ser imprudente así que decidí irme a mi casa.
Metí las manos en los vaqueros que llevaba puestos. Salí a la acera, en eso la voz de antonella me hizo detener.
Respire aliviado al escuchar sus balbuceos. Sabía lo que me quería pedir.
La acompañe a dentro de su casa.
Al entrar el hombre nos miro y fruncio el ceño cuando se fijó en la mano que tenía puesta en la espalda de antonella. Lo mire desafiante. El hombre aparto la vista de mi y la posó en ella.