capítulo 54.

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LUCAS.

- ¡Lis, espera por favor! - tomé mi bolso y corrí trás ella.
- Lucas ¿qué ocurre? -preguntó antes de comenzar a bajar las escaleras.
- ¿puedo hablar contigo?.
- claro, dime.

ANTO.

- no puedo creer toda esta porquería. Apesta. - bufé mientras bajaba junto a los chicos el tramo de escaleras.
- calmate. Mira todo ese lío fue mi culpa. Si yo no fuese, por lo general, una exagerada de mierda, nada de esto hubiese pasado - dijo Daniela.
- eso es verdad. Daniela exagero todo. Yo también vi a Lucas hablar con Lis, y la verdad no me escandalizó nada. Sólo hablaban. Además él no mostró una mayor expresión de interés.
- ¿pero tenía que hacerlo en mis propias narices? - inqueri exaltada.
- eh, escuchame - Sebastián caminó hasta quedar frente a mi. Su cuerpo y sus manos sobre mis hombros me hicieron detener. Aunque él estuviese dos peldaños por debajo mío aún así me sacaba media cabeza de ventaja. - no puedes permitir que esos celos te ganen. Dime tu ¿desde cuando eres así?.
- no lo sé.
- debes confiar en él. Yo sé que para ti eso es difícil por causa de lo que te hizo el otro imbécil. Pero Lucas es diferente. Puedo asegurarte que lo es.
- pero...
- pero nada. No puedes ahora comenzar a comportarte como esas novias celosas que ni siquiera permiten que el chico hable con otra persona, aunque sea su propio amigo.
- es que ahí está el punto - dije apartando las manos de Sebastián - yo no soy su novia.
- ¿qué?.
- lo que escuchaste - pasé por su lado - no soy su novia. Él aún no me lo ha pedido. Quizá sus razones tendrá. Pero es justamente esto, el que no seamos nada aún, lo que me encabrona. ¿Con qué derecho lo celo?. Él tiene toda la libertad del mundo de hacer lo que le plasca. Y sé que él lo sabe. - giré sobre mis talones, y a paso ligero seguí bajando los peldaños.

Llegué al primer piso con el pulso en la mano. Si no controlaba mi maldita respiración y mis malditos pensamientos terminaría sufriendo otra maldita crisis.
El psicoterapeuta, él señor Orlov, ya me había hablado con respecto a eso. Por lo general mis emociones y pensamientos causaban esas reacciones en mi. Claro, sin mencionar el estrés que se iba acumulando al reprimir todo en mi mente.
Respire profundo y conté hasta diez. Cerré por un momento los ojos y tragué saliva. El maldito dolor punsante  se había vuelto a apoderar de mi pecho. Di unos cuantos pasos hacia atras y me apoyé en la pared. La sensación de pánico activó una pequeña alarma en mi cabeza causando un temblor en todo mi cuerpo. Nuevamente sentía el cosquilleo recorrer cada parte de mi; llegar a mis manos provocando el dejar de sentirlas. Podía verlas. Sabía que estaban allí. Pero estúpidamente no las podía sentir.

Sebastián y Daniela llegaron frente a mi. Ambos se veían asustados. Me hablaban, pero no podía oirles.  No del todo.
- ¿Antonella? ¿estás bien? - la voz de Daniela se escuchaba distorsionada e incluso distante.
- mi casa - murmure. - necesito irme a casa.
Perdí el control de mis pies. Sebastián sostuvo mi cintura al ver que mi cuerpo se tambaleo. Apreté sus brazos queriendo aferrarme a él. Nesecitando sentir que no caería al piso.
Sentí como si iba a caer. Sentí que todo buscaría escapar de mi interior. Sentí como aquel dolor en mi pecho se incrementaba haciendo arder hasta mis pulmones.
- nena ¿qué ocurre? - la voz de Daniela temblaba. No supe si era producto de mi estado o del miedo que veía reflejado en sus ojos.
- llama a alguien - le habló Sebastián.
- ¿y a quién?.
- ¡a quien sea con un demonio! - vocifero seba. Daniela asintió con la cabeza y corriendo desapareció trás las puertas de cristal.
- necesito irme - dije con dificultad.- debo irme.
- tranquila nena. Por favor respira - Sebastián acarició mi cabello. Sus manos temblaban.
Ver como mis amigos temían por mi me hacía sentir aún peor. No quería verlos preocupados. No quería verlos mal. No por mi culpa.
La respiración se me hizo más pesada. Más áspera y seca. Quemaba mi garganta.
No sabía a qué iba todo eso. No entendia por qué mi cuerpo, y sobre todo mi mente querían jugarme aquella mala pasada nuevamente. ¿acaso era Miller el responsable de todo esto?. ¿acaso era el temor de perderlo lo que me hacía sentir desesperada?.

¿Qué Oculta Profesor Miller? (Borrador)  Where stories live. Discover now