capítulo 17

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LUCAS.

Estaba a punto de irme a dormir. La lluvia caía de forma torrencial y el viento resoplava con fuerza. El clima había cambiado tan repentinamente que me sorprendí.
Durante el día estuvo nublado y tranquilo. Pero en la noche se desató el infierno.
El agua caía como si fuera la regadera del baño.
Termine el libro que estaba leyendo y lo dejé sobre la mesa de centro. Me pare del sofá y fui hasta el ventanal que daba a la terraza. Mire hacia afuera. Todo era un caos.
Apague la luz del living y subí hasta mi cuarto. Me quite el suéter que tenía puesto y lo dejé sobre la cama. Fui hasta el baño para cepillarme los dientes. Cuando termine me lave el rostro y salí del  baño.
Una corriente de aire frío arañó mi pecho desnudo. Frunci el ceño y mire hacia la ventana. Estaba cerrada.
Pensé por un momento. Luego de unos segundos fui hasta el otro cuarto que estaba frente al mío. Al entrar comprobé que la ventana estaba abierta. Fui hasta ella para cerrarla. Comencé a bajarla, en eso mi vista se enfocó en algo que estaba fuera, en el patio de la casa de al lado.
Antonella estaba de pie bajo tal aguacero.
- Dios santo  -  murmure. Verla ahí me estremeció, y sin pensarlo dos veces corrí hasta mi dormitorio, tome el suéter que estaba sobre la cama, me lo puse y a toda prisa baje las escaleras.
Salí al patio trasero. Inútilmente trate de cubrirme la cabeza con las manos. Corrí hasta la serca.
-¿antonella?- la llame. No respondió. Estaba como en una especie de trance.
-¿antonella puedes oirme? - volví a preguntar. Ésta vez ella me miro. Algo dentro de mi crugio al ver sus ojos.
Un impulso me hizo retroceder unos cuantos pasos, luego correr, de un salto y ayudándome con los brazos cruce la serca de madera.
Llegué hasta ella.
-antonella- puse mis manos sobre sus hombros. Estaba temblando-¿por qué estás aquí?
No me decía nada. Su ausencia de palabras me comenzaban a volver loco.
Una secuencia de imágenes comenzaron a recorrer mi cabeza. ¿y si le hicieron algo? ¿y si alguien la lastimó?. Mataría a quién fuera si algo así paso.
-antonella por favor hablame- le rogue. La mire suplicante. Al ver sus ojos sentí que se rompía por dentro.
No dijo palabra alguna, simplemente en un movimiento rápido rodeo mi cintura con sus brazos y enterró su rostro en mi pecho. Me quede estático. A pesar del bullicio de la lluvia pude escuchar sus soyosos.
Acaricie con una mano su cabello mojado, y la otra mano la puse sobre su espalda.
Su pequeño cuerpo temblaba entre mis brazos. La lluvia caía sobre nuestras cabezas y nos empapaba.
-será mejor que nos entremos- le susurre.
-no tengo fuerzas para caminar- dijo con voz entrecortada.
-tranquila- la aparte unos centímetros de mi- sujetate a mi cuello- le pedi. Antonella obedeció, cruzó sus brazos al rededor de mi. Me agache un poco y pase un brazo por atrás de sus piernas y con el mayor de los cuidados la levante del suelo.
Entre a la casa con ella entre mis brazos. Su pequeño y frío cuerpo temblaba sin control alguno.
Subí las escaleras y entre a su cuarto. Era la primera vez que estaba ahí en su habitación. Todo el lugar estaba impregnado de su dulce aroma, y su cabello mojado olía realmente increíble.
-antonella- la llame- te dejaré con mucho cuidado en el suelo ¿está bien?.-ella asintió con la cabeza.
La deje en el piso. Se mantuvo con la cabeza gacha.
-antonella, me puedes decir por qué estás así.
-no.-dijo con un hilillo de voz. Llevaba el vestido ceñido al cuerpo. La tela mojada se traslucia.
-debes quitarte esa ropa.
- ¿qué insinúa Miller?- levantó la cabeza y sonrió de soslayo. Frunci el ceño y me acerqué a ella.
-¿estás borracha?
-como cree- dijo de forma atropellada.
-antonella no estoy jugando- le tome el rostro y la hice que me mirara.
- ¿qué hace? - pude sentir el olor al alcohol salir de su boca.
-¿por qué  bebiste?
- eso no le incumbe, mejor vayase- hipo- no debería estar aqui.
La mire con el ceño fruncido.
- antonella, en éste momento éste  es el único lugar en el que debo estar- dije tranquilamente. Sus ojos se agrandaron al escuchar mis palabras. Una lágrima se deslizó por su mejilla.
Con un pulgar se la seque.
-no me contarás ¿verdad?- negó con la cabeza. Solté un suspiro. No podía obligarla a decirme nada.- está bien. Te dejaré sola para que te quites esa ropa mojada y te pongas algo seco.
Aparte mi mano de su rostro y salí de la habitación. Me quede parado atrás de la puerta por cualquier cosa.
Pase como diez minutos ahí afuera. Comenzaba a preocuparme. Apegue la oreja a la puerta para escuchar. En eso un fuerte golpe resono por la habitación. Sin pensarlo dos veces abrí la puerta y entre.
Me quede estático mirando a antonella. Estaba sentada en el piso, aún llevaba el vestido mojado puesto.
-por Dios - susurre y fui hasta donde estaba ella.
-no me lo puedo quitar- dijo con voz entrecortada. Pase una mano por mi rostro.
- ven, ponte de pie, yo te ayudó.- tome sus manos y la ayude a incorporarse.
- ¿qué debo hacer?- pregunté, extrañamente tenía algo de nervios. Me los trague.
- desabrocheme esta mierda- gruño. Se giró y me dio la espalda. Movió su cabello mojado por sobre su hombro. Su piel trigueña estaba perlada de gotas de agua. Me acerqué a ella y tome el cierre de su vestido. Con mucho cuidado lo baje. Al abrirsele un poco logre ver su bracier blanco. Aparte la vista y me aclare la garganta repentinamente incómodo.
-gracias.
-de nada- camine hacia la puerta. Estaba saliendo cuando por el rabillo del ojo vi como antonella se iba de bruces al suelo.
- mierda- dijo riendo. El vestido se le había enredado en un pie. Fui hasta ella y la ayude a levantarse.
- que descuidada niña- la regañe. Antonella no dejaba de reír.
El vestido había terminado en sus tobillos. Al darme cuenta de que estaba semidesnuda me sonroje hasta el punto que me ardieron hasta las orejas.
-no me mire- hipo.
-no lo hago- solté sus hombros y me gire hacia otro lado notoriamente incómodo.
Trate de concentrar mis pensamientos en cualquier otra cosa. Pero me resultaba muy difícil. El haberla visto de esa forma me producía una sensación extraña. Algo dentro de mi me pedía que me girará a mirarla. Pero no podía hacer eso. Con todas las fuerzas de mi cuerpo me obligaba a acallar esa voz insolente.
-sabes...eh....yo debería....- balbucie. Trate de caminar hasta la puerta pero su voz me detuvo.
-soy horrible, lo se- susurro.
Sorprendido con sus palabras me gire y la mire. Estaba en el mismo lugar, únicamente en ropa interior. Tenía los brazos cruzados sobre su pecho. No me miraba, mantenía la vista en el piso.
- ¿qué dices?- murmure.
- admitalo. - su voz se quebró.- soy horrible.
-antonella...- trate de acercarme a ella.
- ¡no se acerque!- me pidió con lágrimas en sus ojos- ahora se da cuenta por qué me dejo mi ex novio ¿verdad?. Soy una maldita flacida sin gracia. ¡mire mi cuerpo!-abrió los brazos exaltada- ¿qué hombre estaría con alguien como yo? ¡ tengo pechos pequeños! ¡soy fea! ¡una vergüenza! ¡no se como me puedo hacer llamar mujer! - las lagrimas corrían descontroladas por sus mejillas. Estaba en shock con sus palabras. No podía creer lo que estaba diciendo. Eso no podía ser realmente lo que ella pensara. Debía ser todo causa del alcohol.
-¡mireme!- se acercó a mi y tomó mi rostro aciendome mirarla.
- eso hago- murmure, clave mis ojos en los de ella.
Apartó sus manos de mi y camino hacia el otro extremo de la habitación.
- ¿se da cuenta de que los rumores son ciertos?- dijo entre dientes.- hasta usted debe pensar eso.
-no- dije con firmeza- no hables por mi.-
-soy horrible, una vergüenza para las mujeres.
-¡ya basta !- sus palabras habían terminado por hacerme enojar. No podía estar tratándose de esa forma. No entendía por qué lo hacía. Camine hacia ella y la tome de los brazos.
- antonella te miro, y lo unico en lo que pienso es en que eres una mujer hermosa. -sus ojos se abrieron de par en par ante mi confesión tan repentina. Se que me arrepentiria luego, pero debia decirlo.- tu ex novio y toda esa gente estupida que te a hecho creer lo contrario se puede ir al infierno. Eres hermosa y no lo digo por como te veo en este momento. Eso lo pienso desde que te conoci.
-profesor...-susurro.
-no, tu querías saber lo que yo pienso ¿verdad?. No se qué es lo que te paso hoy, y mucho menos se lo que te hizo tu ex. Pero algo si se. Se que es un maldito hijo de perra por haberte dejado ir y haberte lastimado. Porque por lo que veo eso es lo que hizo.- respire ondo tratando de calmarme. Luego con ambas manos tomé su rostro- se que mañana probablemente no recuerdes esto. Pero eres hermosa y lo único que me impide besarte en este momento es que no quiero lastimarte más de lo que ya estás, y obviamente el hecho de que no recordarás nada.- sonreí de soslayo- no me hago a la idea de vivir atormentandome sólo por otra probada de tus labios.

¿Qué Oculta Profesor Miller? (Borrador)  Where stories live. Discover now