La auténtica belleza que descubrimos cuando nos permitimos sentir. Es el verdadero alimento del alma, el que se nutre de una mirada o del fulgor de una estrella clavada en el firmamento.
Dedicado a todos los que me animaron a escribir.
Hoy te he soñado, te pensé mirando al río. Imaginé tu rostro en las nubes, te contemplé en el color de las flores. Te sentí en las caricias de un viento. Las estrellas me contaron de ti y el silencio no calló tu presencia. Hoy no estabas aquí amor pero estabas en todas partes.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.