La auténtica belleza que descubrimos cuando nos permitimos sentir. Es el verdadero alimento del alma, el que se nutre de una mirada o del fulgor de una estrella clavada en el firmamento.
Dedicado a todos los que me animaron a escribir.
Soledad injusta que rompe un grito en el silencio. Cascabeles de risa que pasaron deprisa, nostalgia de besos y abrazos que ardieron como llamas en el hermoso pasado. Sonrisa de melancolía, huella de recuerdos atrapados. ¿Dónde se marcho el ayer, primavera de la juventud? Flor marchitándose que la experiencia transforma en virtud. Belleza efímera de mariposa, pero eterna flor de la sabiduría. Dónde el ser, ahora reposa la vida y sigue fluyendo a pesar de miles de heridas y desencuentros. ¿Quién dijo edad inútil? si brilla el sol desde sus adentros. Atardeceres que despiertan al alba al final de nuestro destino. Bodegas de viejo vino que nos sacian la sed al terminar el camino. No hay arruga en el alma, si el fulgor del ser, se mantiene la calma . Serena paz, sin miedo a la muerte, amaneceres claros sin miedo a perderte. Maldito es el olvido que sentencia la hermosura de una vida con la de la espada indiferencia. Nunca es demasiado tarde, piensa el viejo con paciencia. ¡Cuanta ternura hay en su mirada! ¿Quién dijo que la luz de sus ojos esta apagada? Qué ciegos están los que ya no ven el brillo de vida en sus pupilas. Corazón con cicatrices que resplandece y aun me encandila. Si un día ya no estas porque me hayan dicho que partiste a otro lugar y que te has ido. Le contaré a las estrellas una a una, cuanto, ¡Pero cuanto habías vivido!
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