Otoño en el alma

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Deshojando
las viejas primaveras
desnuda quedó el alma
que nada espera.
Soltando cada recuerdo
que se llevó el río
y es que cada
vez que sonrío
que la sangre corre
de nuevo por mis venas.
Qué sin profesar adoración
por la nostalgia,
la melancolía
me embarga
sin invitarla.
Cuando la alegría recorría
cada rincón
de aquella casa.
Tiempo
que no cae en olvido,
cuando regresan
los hermosos
momentos vividos.
Y llegó el otoño
en el alma,
se seco la savia
que daba
vida a las hojas,
se desprendieron
los afectos
y quedo el árbol
sin su vestido
de hojas.
En el cambio
la promesa
que renueva
el final que
marca un destino.
El comienzo cuando
la muerte genera,
la luz que desprende
de nuevo
la esperanza
y el camino
aún por recorrer.

Alberto Real Borrueco

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