La auténtica belleza que descubrimos cuando nos permitimos sentir. Es el verdadero alimento del alma, el que se nutre de una mirada o del fulgor de una estrella clavada en el firmamento.
Dedicado a todos los que me animaron a escribir.
Anoche soñé, cuando soñaba que mi cuerpo estaba durmiendo y que aquella mente soñaba con los ojos cerrados en otro sueño y así sucesivamente. En mis sueños soñaba que estaba soñando en una locura onírica infinita soñando que soñaba. Al despertar de tan extraño sueño desperté que estaba despierto aunque ya no distinguía si es que seguía soñando con los ojos abiertos. y así desperté que despertaba cuando pensé por un momento si no era otra cosa. que un sueño de Dios que estaba durmiendo, cuando despertara Dios, ya no estaría aquí. Pues la vida era un sueño que mi vida se marchó en sus ojos abiertos.
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