La auténtica belleza que descubrimos cuando nos permitimos sentir. Es el verdadero alimento del alma, el que se nutre de una mirada o del fulgor de una estrella clavada en el firmamento.
Dedicado a todos los que me animaron a escribir.
Duerme mi niño, duerme, la mamá le dice ese niño enfermito. Es su alma que se quiebra en mil pedazos. ¡Vete monstruo maldito! en el silencio de la impotencia se escucha su grito. Una llamada al cielo, que sucediera un milagro inaudito. el dolor de una madre por su niño bendito, mira como duermen los angelitos. Una lágrima de amor el desconsuelo del sambenito Qué solo quiere verlo correr a su hombrecito. No quiero verte llorar infierno que no admito. se esconde en la soledad sueña con algo bonito. sólo quiero verlo sanar a su niño chiquito. La primavera se muere En mi corazón marchito. El nombre de una flor En mi pecho está escrito Que abre sus pétalos hacia un infinito. Quiero verla descansar. en su frente beso que deposito Una caricia tierna para él. Le susurro al oido: No te preocupes mujer... Se pondrá sanito.
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