La auténtica belleza que descubrimos cuando nos permitimos sentir. Es el verdadero alimento del alma, el que se nutre de una mirada o del fulgor de una estrella clavada en el firmamento.
Dedicado a todos los que me animaron a escribir.
Si todo se detuviera en este instante por algún tipo de suceso mágico. Quisiera que ese inesperado momento me sorprendiera recostado en tu pecho. Para refugiarme en un latido de tu corazón, si eternamente me fundo en ti para siempre. Si el tiempo se para de repente que sea en el centro de tu ser para despertar eternamente a tu lado. En un amanecer perenne el horizonte de tus labios en beso inesperado. Si quiero morir en tu pecho que sea sin darme cuenta, de que se termina toda cuenta, si vivo eternamente en un espacio inconmensurable dentro de ti. En un punto de amor la ternura que arde en tu pecho sin mesura. La llama que no se extingue en un destino Iluminado por la presencia, de tu alma. La perpetua calma en la morada del fuego de tu mirada, si me miras en silencio no se que, intuyo el amor que paraliza los relojes del mundo a la velocidad de la luz tus ojos si se posan en los míos, que todo se termina para comenzar de nuevo. Si resucito en en las antípodas de tus párpados cerrados, me lleve el viento en el aire para despertar en tus pupilas dos estrellas dormidas que se encienden. Abrir apresurado la tumba del olvido si en un fragmento de eternidad muero en el pecho de vos, la vida como única sentencia de haber perdido el juicio en tan hermosa locura. La libertad si preso en el tiempo hábito en ti en un intervalo entre un latido y otro de tu corazón, un paréntesis Que contenga dentro de vos una pausa infinita de amor que se extiende para siempre en tu pecho como un sueño anclado en la eternidad.
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