La auténtica belleza que descubrimos cuando nos permitimos sentir. Es el verdadero alimento del alma, el que se nutre de una mirada o del fulgor de una estrella clavada en el firmamento.
Dedicado a todos los que me animaron a escribir.
¡Silencio! El mundo se ha callado, cuando mirastes dentro de ti y no te vistes porque todo estaba apagado. El mundo se ha callado, cuando abrazastes la inocencia que jamás partió de tu lado. El mundo se ha callado, si el niño que fuistes a tus rodillas lo tienes sentado. Es el amor y la divina inocencia la que derrite los gritos cuando se da paso a la ternura. Qué no puede haber mayor hermosura que una mirada clemente, esa compresión de uno mismo. La calma del niño que abrazas dulcemente. No tengas miedo, vinimos a este mundo sin libro de instrucciones, No nos llegan las voces acusadoras, no pueden atravesar el muro de la ternura. ¡Silencio! El niño duerme y tú por fin estás despierto. El mundo se ha callado... No llores más...
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