La auténtica belleza que descubrimos cuando nos permitimos sentir. Es el verdadero alimento del alma, el que se nutre de una mirada o del fulgor de una estrella clavada en el firmamento.
Dedicado a todos los que me animaron a escribir.
Expandiéndose como una onda en un lago. El centro del amor se extiende en todas direcciones. Un punto que contiene la esencia de todas las cosas. El encuentro sustancial con la divina presencia. La inmaterial alma que descansa en el pecho, sin formas ni códigos, más allá de todo tiempo y espacio tangible. La luz que atraviesa el universo infinito. un viaje hacia dentro, hacia los confines de ninguna parte. En la morada de los ángeles escucho una llamada. La voz de un silencio sin palabras, lejos de los conceptos no hay nada definido. Es el amor diáfano que se refleja en el espejo de una vida interior. El dulce aroma de la flor que entrega su perfume sin recabar, ni hacer distinciones. El Ser que despliega sus alas para volar hasta el mismísimo cielo.
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