¿Cómo iba a saberlo?

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Qué nunca hubiera
imaginado, un páramo
de ternura en un pecho
insospechado
de jardines
perfectos elaborados.
Que no tenía ni idea
del aroma del jazmín,
en unos brazos
que me huelen
a madrugada
reposada,
flor de la noche
perfumada.
No sabía que el cielo
se encontrara en la tierra,
si con el eco de un beso
alcanzó la gloria
y redimo mis pecados
en la inocencia
de tus ojos
el retorno a un
paraíso perdido.
¿Quién me lo hubiera dicho?
Qué en un suspiro lejano
se estremeciera mi alma
si adivino pensamiento
de amor divino
en el horizonte
hermoso de tu sonrisa,
asoma el sol
que me devuelve
en un esplendor de vida.
En la extensión
de los mapas de mi cuerpo,
si trazas con un
compás de amor
la ruta sagrada inexplorada,
que aciertas a encontrar,
con la caricia dichosa
el suave roce
que se pierde
por los laberintos de mi piel
la salida de los infiernos.
¿Cómo iba a saberlo?
Qué al escuchar pronunciar
mi nombre por tu boca,
provocaría un terremoto
de sensaciones,
si se derrumban los pilares
que sostienen la pena infinita
de mi alma proscrita,
si no puede verte
en una cárcel de amor.
Si me llamas
aunque sea en silencio
escucho una melodía
callada deliciosa
que hace que te
mire sin mirarte,
aún si no estás amor.
Qué no podía sospechar
la dulzura de tu pecho
que se torna
en un misterio revelado,
si dejas de tener miedo
para amarme
en un secreto descubierto
en un instante
el desafío de un beso
los amantes
que se lanzan al vacío.
Yo no sabía
que el amor existía
en una antesala
de incertidumbre,
que no mostrabas
tu rostro encendido
de estrellas,
si apagabas
en el interruptor
del universo
la bóveda celeste
de tus ojos
brillantes como
los luceros del alba.
Si no esperaba nada,
como es que es un momento
la eternidad si tomas
mi mano para
perdernos en el firmamento,
entre galaxias
a paso lento
si frenamos el tiempo
en la constelación
de Orión.
Dónde nadie nos encuentre
en un escondite
el refugio de un abrazo
tan pequeño como el universo
y tan grande
como un grano
de arena perdido
en la playa del olvido
y la soledad.
Al fin el rescate
si me envuelvo de ti
en abrazo mágico.
¿Cómo iba a pensarlo?
Si dejo de pensar en todo
para pensar en ti
un vacío de nada,
si lleno la copa
en las bodegas de tu corazón
y borracho estoy
de lo que siento
girando alrededor
de tu silueta
como un sistema solar.
¡Oh amor inesperado!
si estoy contigo a tu lado
no se que me puede
haber pasado,
si de repente
me llevas en un tornado
flotando hasta
racimos de nubes.
Si me preguntan
por la calle
¿Qué es lo que te pasa?
Y contesto:
Creo que estoy enamorado.


Alberto Real Borrueco

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Alberto Real Borrueco

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