La auténtica belleza que descubrimos cuando nos permitimos sentir. Es el verdadero alimento del alma, el que se nutre de una mirada o del fulgor de una estrella clavada en el firmamento.
Dedicado a todos los que me animaron a escribir.
Qué nunca hubiera imaginado, un páramo de ternura en un pecho insospechado de jardines perfectos elaborados. Que no tenía ni idea del aroma del jazmín, en unos brazos que me huelen a madrugada reposada, flor de la noche perfumada. No sabía que el cielo se encontrara en la tierra, si con el eco de un beso alcanzó la gloria y redimo mis pecados en la inocencia de tus ojos el retorno a un paraíso perdido. ¿Quién me lo hubiera dicho? Qué en un suspiro lejano se estremeciera mi alma si adivino pensamiento de amor divino en el horizonte hermoso de tu sonrisa, asoma el sol que me devuelve en un esplendor de vida. En la extensión de los mapas de mi cuerpo, si trazas con un compás de amor la ruta sagrada inexplorada, que aciertas a encontrar, con la caricia dichosa el suave roce que se pierde por los laberintos de mi piel la salida de los infiernos. ¿Cómo iba a saberlo? Qué al escuchar pronunciar mi nombre por tu boca, provocaría un terremoto de sensaciones, si se derrumban los pilares que sostienen la pena infinita de mi alma proscrita, si no puede verte en una cárcel de amor. Si me llamas aunque sea en silencio escucho una melodía callada deliciosa que hace que te mire sin mirarte, aún si no estás amor. Qué no podía sospechar la dulzura de tu pecho que se torna en un misterio revelado, si dejas de tener miedo para amarme en un secreto descubierto en un instante el desafío de un beso los amantes que se lanzan al vacío. Yo no sabía que el amor existía en una antesala de incertidumbre, que no mostrabas tu rostro encendido de estrellas, si apagabas en el interruptor del universo la bóveda celeste de tus ojos brillantes como los luceros del alba. Si no esperaba nada, como es que es un momento la eternidad si tomas mi mano para perdernos en el firmamento, entre galaxias a paso lento si frenamos el tiempo en la constelación de Orión. Dónde nadie nos encuentre en un escondite el refugio de un abrazo tan pequeño como el universo y tan grande como un grano de arena perdido en la playa del olvido y la soledad. Al fin el rescate si me envuelvo de ti en abrazo mágico. ¿Cómo iba a pensarlo? Si dejo de pensar en todo para pensar en ti un vacío de nada, si lleno la copa en las bodegas de tu corazón y borracho estoy de lo que siento girando alrededor de tu silueta como un sistema solar. ¡Oh amor inesperado! si estoy contigo a tu lado no se que me puede haber pasado, si de repente me llevas en un tornado flotando hasta racimos de nubes. Si me preguntan por la calle ¿Qué es lo que te pasa? Y contesto: Creo que estoy enamorado.
Oups ! Cette image n'est pas conforme à nos directives de contenu. Afin de continuer la publication, veuillez la retirer ou télécharger une autre image.