Ojos de sirena

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Esta sentado
a la orilla del mar
un rugir de olas
le hace recordar.

Retorno al rompeolas
que le hace soñar
esperando una quimera
un ser imposible que amar.

Quién le iba a decir
que se iba a enamorar
de una sirena de mar
de un desafío a la razón.

Un espíritu de leyenda
anhela su corazón
una sinrazón hermosa
con silueta de pez.

Cuentan que escuchaba su voz
como un susurro dentro
de una caracola,
que pronunciaba su nombre.

Aquél ser mitad mujer,
mitad pez con cola,
cuentan que unos ojos
coralinos le hipnotizaron.

Sus cabellos en sus manos
trémulas se enredaron,
cuentan que su canto
embrujo el alma del marino.

No sería que en la taberna
bebió demasiado vino,
nadie sabe nada
que le pudo haber pasado.

De una estrella de mar,
quedó su amor varado,
cuentan que perdió la cordura
en silencio la espera en su locura.

Siempre mirando
hacia el mar
esperando algún día
en sus brazos naufragar.

Alberto Real Borrueco

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