Quise decírtelo

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Quise decírtelo,
más no me atreví
en aquellos momentos,
cuando volaban
en mi corazón,
mariposas
de sueños
en blanco y negro,
esperando
un arcoiris
en el cielo
de tus ojos
si te decía te quiero.
Quise decírtelo,
antes de que la muerte
eclipsara para siempre,
un sol que no amanece,
en la noche mi suspiro
si aun puedo verte.
Quise decírtelo,
más ahora ya no puedo
desde que deje mi cuerpo
rígido como el acero
y me convertí
en nube etérea
elevandome a un mundo
de sombras y luces.
Quise decírtelo,
y aunque ahora
también quiero,
no espero ya
una respuesta,
al otro lado
de la ventana;
te veo caminar y reír,
si contemplo
desde el otro
lado del río
como nos separan
aguas intangibles
donde se hunden
y se ahogan
los sentimientos.
Quise decírtelo,
en aquel momento
en que estuve apunto
de llamar al cielo,
que sólo bese tu boca
en las noches
de insomnio
y desvelos.
Veo que no te
has olvidado,
cuando pasas
por aquel lugar,
que te sabe a café
y mermelada
el pozo profundo
de mi mirada.
Mi alma incorporea
sigue enamorada
al otro lado del cristal,
persiguiendo el fantasma
de tu realidad.
No puedo tocarte,
más no será motivo
para dejar de amarte,
si cuando duermes
abro una puerta
en tu sueño
de madrugada
para despertarte
y enciendo una vela
que estaba apagada.
No estás asustada
sientes un no se que,
y un viento frío
que se cuela
por las sábanas
arrugadas,
hasta llegar y posarse
en tus labios
gélido beso
como un escalofrío
ardiente de fuego.
Es mi presencia
imperceptible
que deseo que atisbes,
un ápice de luz,
en nuevos intentos
que no me rindo
si quiero decírtelo
y al fin
vislumbres
mi ser luminoso.
Sólo quiero decírtelo,
para marcharme
para siempre,
quizás esperando
un reencuentro
en alguna dimensión
que desconozco.
Invisible caricia
si me sientes
en un pensamiento
inesperado,
si escuchas dentro de ti
mi nombre,
no te asustes amor
es que estoy a tu lado.
Quise decirte,
cuanto te quiero,
se quedó congelada
mi sonrisa de tanto miedo
timidez que arrebata
la felicidad si no sabía
como lanzarme al vacío
de la incertidumbre.
Sutil adiós
si enjuago de ti
una lágrima
en un recuerdo hermoso.
Si te veo
por última vez sonreír
en soledad,
siente la presencia
de mi silencio amoroso
cuando me funda
despacio y lentamente
con la eternidad.


Alberto Real Borrueco

Tiempo de PoesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora