La auténtica belleza que descubrimos cuando nos permitimos sentir. Es el verdadero alimento del alma, el que se nutre de una mirada o del fulgor de una estrella clavada en el firmamento.
Dedicado a todos los que me animaron a escribir.
Es la boca el principio de una entrega, la pasión del beso que sacude el alma, la sentencia de ternuras infinitas. Es también un grito de amenaza y el silencio de los labios sellados. La que pronuncia tu nombre y la que no te nombra porque te ha olvidado. Es la boca el placer del bocado, del alimento que compartes con alguien a tu lado. Es la que muerde otra boca de un corazón dulcemente enamorado. Es la de la sorpresa que te deja boquiabierto; es la que critica a través del pensamiento. La que increpa sin compasión. La de la boca pequeña. La del bocazas. Es la que cuenta de la belleza, la que comienza una oración, la de la palabra justa que consuela, la que da esperanza. Se abre para tantas cosas como se cierra. Más no siempre se abre si protesta; es la boca cerrada de la prudencia, es por la que no entran moscas, la que suelta el humo que se esfuma, es por la que salen sapos y culebras. Es la boca la entrada a nuestro interior. La que toma aliento, La que suspira. La que muestra los dientes. La que evoca. La que se burla y saca la lengua. Es la boca que expresa la más hermosa de las sonrisas. La que canta y la que espanta. La que mama en el regazo de la madre; es la boca del sexo y del amor. Cuanto dice esa boca que calla, la que no quiere abrirse cuando ella o el se vaya. La de la bocanada de aire, la boca que reúne todos los silencios, la que guarda los secretos, la de la última palabra. Esa boca que no queremos olvidar; la que en sueños besa unos labios. Una boca y una bendición, si es la boca de vos, es la de mi redención.
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