Capítulo 36.- El reloj biblioteca.

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Harry al principio iba a entrar a su habitación pero recordó que la compartía con Ron así que siguió subiendo hasta el cuarto piso donde casi nunca nadie iba, ya que era el ático de la casa. En su recorrido en la casa buscando los artefactos oscuros había visto un espacio con un pequeño cuarto donde estaba una cama y contra pared un sillón amplio, esto último gracias a que no había lugar en la casa para acomodarlo, así que decidieron meterlos ahí. No había ventanas y era tan pequeño que solo la cama y el sillón ocupaban todo dejando un ligero pasillo por donde pasar, supuso que todos sabrían dónde estaría pero no le importaba. El dolor de la cicatriz no lo dejaba en paz.

Al llegar al cuarto cerró la puerta y se acostó en la cama poniendo los brazos como almohada, se encontraba fría la habitación pero le agrado la sensación ya que sus emociones se desbordaban, cerró los ojos intentando nuevamente calmarse y despejar cada emoción. Sin dar tiempo a que lo lograra la puerta chirrió indicando que alguien había entrado, el no abrió los ojos y siguió calmándose. Los pasos resonaron y alguien se sentó a lado de él, reconoció enseguida quien era, ya que solo una persona le acariciaba el cabello como ella.

-¡¿Harry?!-dijo Hermione con voz baja.

-Si-dijo Harry.

-Lo siento-le dio un beso en la mejilla el cual acepto gustoso, abriendo un poco los ojos tomo del rostro de su novia sin pensarlo dos veces la beso, demostrándole que no le importaba lo que pasara la seguiría amando.

-No fue tu culpa, fuero ellos-dijo Harry mirando de perfil a Hermione que realmente parecía muy triste, tenía el rostro marcado por el llanto.-Tranquila solo fue el momento, solo necesito calmarme-

-No debí darles el monedero-dijo Hermione sin poder ver a Harry a la cara.

-De todas formas te lo hubieran quitado, ya ves lo que hicieron con la capa-dijo Harry girando un poco su vista y mirando el techo, sentía nuevamente el coraje que sentía en ese momento hacia Sirius y Lupin.-No quería ponerte en una situación peor, por eso decidí que se los dieras-

-Tienes razón, pero no puedes ir por ahí haciendo quien sabe que cosas-dijo Hermione apretando sus labios, como si no se creyera lo que decía.- Me preocupaste mucho, no sabría qué hacer si no regresabas... Tenía miedo-

- No te preocupes. Me conoces, no hice nada que no fuera completamente necesario. Tenía que ir al callejón Diagon-dijo Harry acariciándole las mejillas y regalándole una sonrisa.

-¿Estarás bien?-dijo Hermione mirándolo directamente a los ojos.

-Mientras tú estés a mi lado, siempre lo estaré-dijo Harry firme, no sabía cómo haría muchas cosas en Hogwarts pero supuso que se las ingeniaría, no sería la primera ni la última.

-Lo...lo... nue...st...ro, lo nuestro... ¿Estamos bien?-dijo Hermione lentamente y arrastrando las palabras.

-Hay amor, ¿por qué deberíamos estar mal?-dijo Harry sonriendo, no podía decir que no sentía confuso por todas sus emociones y que el dolor lo ponía peor, lo único seguro en su vida siempre era ella.-Sigues siendo mi novia y te sigo amando con locura-

Hermione se inclinó y le beso la frente, pero Harry la jalo nuevamente hasta que sus labios tocaran los de él. El beso duro unos segundos hasta que Hermione se apartó un poco, con una sonrisita en sus labios.

-La señora Weasley planeo una pequeña fiesta para la noche, ¿Bajaras?-dijo Hermione mientras le acariciaba el pecho en círculos con un dedo.

-Jamás me perdería celebrar tu nombramiento como Prefecta-dijo Harry mirando a la chica, aunque no quería ver a nadie, debía de bajar solo por Hermione y nadie más.-Solo por ti, amor-

Harry Potter y el mayor poder del pasadoWhere stories live. Discover now