Capítulo 92.- Caldero y líquidos de plata.

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EHHHHHHHHH QUE PASA CAOTICOS DEL MUNDO.... ¡ESTOY DE REGRESO! Una vez más con esto que... pues si soy sincero he escrito en un montón de tiempo,¿Por que? Pues muchas cosas, muchos factores y muchas .... dudas. 

Como todo el mundo sabe, estamos llegando al fin de finales, por lo menos de esta historia, la cual ha dejado un par de marcas en mi y me ha hecho mejorar como escritor. Estoy seguro que muchos de ustedes la esperaron con ansia, otros  no tanto... pero de cualquier forma, si han llegado aquí y leen estas palabras:

Gracias por todo este tiempo y por leer a este novato.

Y sin más rollos, luego de "Taaaaaaaaaanto tiempo", les dejo la nonagésima segunda entrega de esta humilde historia. 

Lean, disfruten y comenten... como siempre... y "No se fíe nunca de las impresiones generales, muchacho, concéntrese en los detalles." Sherlock Holmes, Sir Arthur Conan Doyle

Trotaba por el perímetro del castillo, con su percepción mágica activa, portando la pechera con un peso bastante grande e incluso repasando en su mente cada hechizo que sabía y que podría ser útil

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Trotaba por el perímetro del castillo, con su percepción mágica activa, portando la pechera con un peso bastante grande e incluso repasando en su mente cada hechizo que sabía y que podría ser útil. Resoplaba ya por el cansancio, expulsando vaho de la boca y sintiendo la ropa ya empapada de su sudor. Fría y pegajosa, cosa que le pondría incómoda en cuanto dejara de ejercitarse. Y aun así portaba tres capas de ropa y una sudadera, para que el frío del exterior no le afectara y sudara aun en ese clima, enfermarse por algo de ejercicio no era lo mejor en ese momento.

Aún ni el sol se perfilaba por el horizonte, pero Hermione ya estaba algo cansada y continuaba con su ritmo al trotar desde media hora antes. Avanzó por quince minutos más por los terrenos de Hogwarts, llegando directo al camino donde el puente de piedra conectaba con Hogsmeade. Estaba por regresar para tomar una ducha, ir a su clase y hacer sus deberes diarios.

Más su magia percibió un cambio drástico en su entorno, llenándola de un sentimiento de somnolencia y una presencia a su espalda. Giro con toda su fuerza y dio un golpe lleno de magia, solo que su puño fue detenido por una mano, aun cuando se suponía que debía de haber provocado daño a su adversario, su magia no parecía hacer efecto. De un movimiento circular de su brazo, le hizo girar y envolviéndola en sus brazos y planto un beso en su mejilla.

-Un día de estos me vas a matar- dijo Harry sonriendo, liberándola un poco, aunque le acariciaba la mano. Se giró suavemente conservando sus brazos alrededor de su cintura, para tomarle el rostro, el cual estaba frío como témpano y una mirada cansada.

- ¿Cómo estás, todo bien, estás herido? - dijo Hermione mirándole la ropa, nada limpia, e incluso notaba unos cuantos mechones mal cortados.

El ministerio había enviado un mensaje urgente a Harry, el cual no tardó en salir de inmediato el día anterior y llevaba todo ese día esperando que se comunicara con ella. Pasó la noche sin aparecer por su cuarto, lo que le decía que ni siquiera estaba cerca de Hogwarts, y aun si era consciente de que tenía más responsabilidades, y como parte del Ministerio tenía recursos y apoyo, no le dejaba de preocupar. Pasó la noche intentando dormir, moviéndose de un lado a otro sin poder conciliar el sueño por completo y al menor ruido de Daira o Marlow, despertaba pensando en que era Harry quien entraba por la puerta.

Harry Potter y el mayor poder del pasadoWhere stories live. Discover now