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Alba no había sentido en ese encuentro lo que debería. Quizás porque las comparaciones son odiosas y porque el sexo que tenía con Natalia era difícil de igualar.

Su intención de poner a la morena a la altura de sus demás ligues, no había salido muy bien, pero estaba empecinada en conseguirlo. La cantante quería a toda costa evitar implicarse emocionalmente.

Ser la débil, la vulnerable, la pillada de las dos en esa no-relación le podía jugar una mala pasada y no estaba dispuesta a sufrir ni un poquito por esa morena impresionante.

Lo más efectivo era mantenerse al margen. Pedirle que no fuera a verla, que se ahorrara el viaje. Una especie de tregua hasta que la ilicitana pudiera alzar de nuevo sus defensas.

La morena, por su parte, llevaba varios días entrando y saliendo de la conversación con Alba sin llegar a escribirle. Sin lugar a dudas, algo había cambiado desde el viernes. La cantante le había contestado escueta y ambiguamente a sus mensajes durante la semana.

¿Se habría cansado ya de ella?

Quizás tenía nuevos planes para la noche de los viernes, en los que ella no estaba incluida.

Estaba claro que muchas ganas de verla no tenía, a juzgar por sus secos mensajes.

Aunque igual simplemente ha tenido una semana más ocupada de lo normal...

Decidió dejar de hacer suposiciones y peguntarle directamente.

"¿Nos vemos mañana al final?"

Alba lo leyó mil veces, aunque no había mucho que leer, la pregunta era clara. Escribió y borró mordiéndose el labio por las dudas que la acechaban.

Si volvía a verla, tenía que ser sin implicarse, sin que un solo sentimiento ajeno a la pasión la recorriera.

No sé si podré.

Incapaz de mantener el propósito de alejarse, aclaró finalmente su dilema y le contestó que viniera, que la estaría esperando.

Entre el miedo a exponerse y las ganas, irremediablemente le pudieron estas últimas.

¿A quién quería engañar?

Se encargaría de llevar las cosas por el camino más seguro, de blindarse para seguir disfrutando de la química que tenían. Asegurándose de que era eso, química, y nada más lo que había entre ellas.

"Espérame arriba, porfa, tengo que cuadrar unos asuntos con mi jefe"

"No tardo nada, te lo prometo"

Alba le envió esos mensajes mirándola con una mueca de disculpa desde al lado del escenario, al acabar el concierto.

Precisamente ese día, Famous quería hablar con ella sobre la posibilidad de ampliar los conciertos a alguna otra noche entre semana.

La cantante, encantada con la noticia, trató de ponerse de acuerdo con él rápidamente para poder poner rumbo a la habitación 315 cuanto antes.

- Hola - la recibió Natalia, dudando un segundo antes de saludarla con un pico.

- Hola, guapísima - respondió la rubia, agarrándose a su nuca para invadirla con su lengua e intensificar el beso.

La morena sonrió ante esa actitud y le cogió la cara para corresponderle en intensidad. Ese recibimiento era una grata sorpresa.

Alba había subido decidida a demostrarse a sí misma que controlaba la situación, que era perfectamente capaz de mantener esa relación sin ataduras.

La empujó hasta la pared más cercana, usando sus brazos como cárcel para que no se escapara.

- Uf, Alba... - suspiró Natalia ente besos, visiblemente encendida por esa fuerza huracanada que parecía guiar a la rubia.

- Shhh - chistó antes de atrapar de nuevo sus labios, hambrienta.

Todo lo contrario a lo que la pelinegra esperaba después del intercambio tan raro de mensajes durante la semana.

La ilicitana le desabrochó la camisa con ansias, de puntillas para no tener que dejar de besarla. Recorrió con sus dedos su abdomen, arañando hasta llegar a sus tetas.

La morena afianzó el agarre en su culo para mantenerla lo más cerca posible y con la otra mano buscó la cremallera de su vestido.

Poco tardó Alba en arrancarle el resto de la ropa a la navarra y ayudarla a deshacerse de la suya para llegar cuanto antes desnudas a la cama.

- Cómo venimos, ¿eh? - jadeó Natalia mientras la ilicitana le comía el cuello-. Menuda fiera.

- Cállate y fóllame - ordenó en su oído.

- Mm, qué mandona... - se mordió el labio.

- Natalia, ya - apremió impaciente, contra su boca.

- ¿No quieres esperar un poquito? - propuso divertida, agarrándole el cuello para impedir que llegara a besarla.

- No - sentenció la otra-. Quiero que me folles.

- Como quieras - le dio un pequeño azote tras morderle el labio inferior-. Date la vuelta.

Alba obedeció, la navarra mordió y besó su espalda y su nuca, jadeándole al oído al compás de sus primeras embestidas.

- Más fuerte.

- A sus órdenes.

La cantante se acercaba al clímax con cada uno de los movimientos de la otra, sentía sus tetas rozándose con su espalda y su muslo separando sus piernas.

- Nat... Más.

Natalia aumentó todavía más el ritmo de sus dedos mientras lamía su cuello.

Alba se corrió en pocos minutos, un maravilloso orgasmo acallado por la almohada. En cuanto recuperó el ritmo de su respiración, le quiso devolver el favor a la morena.

Giró sobre el cuerpo de la otra para quedar ella encima. Recorrió con la lengua el camino desde su abdomen hasta su cuello, a la vez que sus dedos se ocupaban del clítoris de la navarra.

- Sí, así... - gimió Natalia cuando la cantante incluyó dos de sus dedos a la ecuación.

La ilicitana mordió sus pezones sin dejar de ocuparse de su entrepierna. Controló los tiempos, sabiendo perfectamente cuando tenía a la morena al límite.

- Córrete, ahora - le susurró al oído en el momento justo, desencadenando un estruendoso clímax.

- Alba, qué pasada - bufó Natalia en su cuello, todavía con el corazón acelerado-. Me has echado de menos estas dos semanas, ¿a que sí?

Alba la miró, estaba tan guapa, con los ojos brillantes y sudada a consecuencia del buen sexo.

Se mordió el labio. No quería contestar a su pregunta, así que en vez de hacerlo se incorporó para sentarse a horcajadas encima de la morena.

Agarró sus manos y las posó en sus propios pechos, empezando un vaivén que mezcló los fluidos de ambas.

- ¿Esta es tu respuesta? - preguntó Natalia, con la voz ronca por la excitación.

- Tómalo como quieras - contestó la rubia, gateando después por su cuerpo para acabar lamiendo su centro.

La morena, tras la sorpresa inicial, se aferró a su pelo, marcándole el ritmo. No tardó demasiado en volver a alcanzar el orgasmo.

Natalia la acomodó encima de su cuerpo y la besó lento, tratando de rebajar la intensidad que parecía impregnarlo todo esa noche.

- Tenía muchas ganas de verte.

Alba la besó de nuevo casi antes de que pudiera acabar la frase.

- ¿Vamos a follar cada vez que abra la boca o qué? - frunció el ceño la navarra, extrañada por su actitud.

Las noches mágicas | Albaliaजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें