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Para la semana siguiente, Natalia tampoco reservó la 315.

Fue de nuevo en la casa de la rubia donde aterrizaron las ganas, aquel viernes.

- Me apetecía mucho estar así - murmuró Alba, con la cabeza apoyada en el pecho de Natalia-. Se me ha hecho eterna esta semana.

- Eso es que te gustó demasiado pasar el finde conmigo - le dedicó una sonrisa ladeada-. ¿Qué nota le pondrías? ¿Del uno al diez?

- Bueno, del uno al diez diría...

- Piensa bien tu respuesta, tengo el ego frágil - advirtió la navarra, en broma.

- Un seis - dijo la cantante, tratando de contener una risotada.

- ¿Perdona? ¿Has dicho algo?

- Que te pongo un seis.

- No te oigo, Alba. ¿Me habré quedado sorda?

- ¡No te voy a poner un diez el primer finde! ¡¿Qué te has creido?!

- ¿Un diez? ¿He escuchado un diez? - puso la mano en su oreja, a modo de altavoz.

- No... - empezó a protestar la ilicitana pero Natalia buscó su boca para acallarla.

- ¡Lo sabía! - celebró.

- ¡Pero que no te he puesto un diez! Si ya empiezas en el máximo, ¿cómo vas a evolucionar?

- Mimimimi. ¿Cuánto hacía que no estabas tan a gusto con alguien, eh? - le buscó las cosquillas, literalmente.

- Oye, un poco de humildad - le golpeó el brazo.

- Yo, por ejemplo, hacía un año. Desde que dejé de estar bien con mi ex.

- Uy, uy. ¿Vamos a tener una conversación seria? - alzó las cejas Alba-. Deja que me vista.

- No, no, no - protestó Natalia, evitando que se incorporara-. Piel con piel.

- ¿Me vas a hablar de tus exs? - le acarició la mejilla.

- ¿Tú te has enamorado alguna vez?

- Una vez. Muy fuerte, además. ¿Y tú? - quiso saber también la rubia.

- Más de una vez. O por lo menos eso me parecía. Soy bastante intensa cuando llego al plano emocional y nunca sé medir lo que me pasa. Es como que voy de cero a cien en un segundo, sin darme cuenta.

- Una intensita de manual, entonces - dedujo Alba.

- Puede ser. Tú no. Tú eres de pillarte y no decirlo, de planificar escenarios en tu mente. Seguro que hasta te haces una lista de pros y contras...

- ¡No hago lista de pros y contras!

- Pero lo demás sí - besó su nariz.

- ¡No! No es para tanto. Intento no querer controlar todo, porque la vida sola te demuestra que no se puede.

- Eso es verdad... Con mi ex, Mikel, yo ya no sentía lo mismo pero intenté alargarlo al máximo por que con él estaba todo bajo control... No me salió bien. Solo conseguí que le doliera todavía más la ruptura.

- ¿Estuvisteis juntos mucho tiempo?

- Un par de años. Antes había estado con Alicia, que, bueno, es mi follamiga.

- ¿Qué? - abrió los ojos como platos.

- No, no. O sea, ahora no - se llevó la mano a la cara-. Antes de que lo que hay entre tú y yo... avanzara, nos veíamos y tal para... Pero eso fue las primeras semanas. Ya hace mil que no la veo.

- ¿Fuisteis novias y luego follamigas?

- Fuimos novias de muy jóvenes, duramos poquísimo. Pero en la cama nos entendíamos bien, por eso con los años volvimos a estar juntas en ese aspecto, aunque no con exclusividad.

- ¿Y no se os mezclaban cosas?

- Te me mezclaste tú - confesó, y Alba se escondió en el hueco de su cuello.

- Isaac y yo cortamos hace un año y medio. Pensaba que era el amor de mi vida - empezó a explicar, saliendo de su escondite.

- ¿Y no lo era?

- Nop. Era maravilloso en todo, teníamos una química espectacular, le caía genial a mi familia. Era perfecto.

- ¿Pero?

- No le pareció bien que empezara a cantar profesionalmente. Vivíamos juntos y decía que cantando no iba a sacar un sueldo, que si me iba a tener que mantener... - bufó.

- No apoyarte como artista debería ser ilegal, si eres un ángel, por favor - se indignó la morena.

- A ver, que yo sé que vivir de la música no es fácil. Por eso estoy en varios hoteles y además hago cosillas de diseño gráfico para poder vivir bien. ¡Como si tengo que ponerme a servir cañas de nuevo!

- Ya, lo importante es que te faltó ese apoyo.

- Para mí fue como si se le cayera la máscara. Imagínate estar hasta las trancas por alguien que a la hora de la verdad no cree en ti. Fue una mierda.

- Menudo imbécil.

- Pues sí. Desde que lo dejamos no he querido tener nada con nadie. Solo sexualmente, ya sabes...

- Sí, ya sé - insinuó la navarra con picardía.

- ¿Crees que si la primera noche no me hubiera olvidado de tu habitación habríamos llegado hasta aquí?

- Define "aquí".

Alba chasqueó la lengua, no quería meterse en un jardín del que no tenía claro si podría salir.

- Responde a la pregunta.

- Albi, eso no lo podemos saber - le revolvió el pelo.

- ¿Pero tú qué crees? - insistió-. Si no se hubiera complicado todo esa noche, ¿habría sido una más en tu lista y ya? Fácil y previsible.

- No creo que me hubiera conformado solo con una noche contigo. ¿Tú qué opinas?

- Que habría sido todo muy diferente. Estuve semanas esperando que volvieras, igual si hubiera sido un "aquí te pillo, aquí te mato" me habría olvidado de ti.

- No te lo crees ni tú, baby. ¿Olvidarte de mí? - negó con la cabeza la navarra-. Imposible.

- ¿Cómo eres tan chulita, a ver? - recorrió su clavícula a besos.

- Mis argumentos tengo.

- ¿Ah, sí? - atrapó su labio inferior con lentitud.

- Ajá.

- ¿Y me los enseñas, ligona perdonavidas? - la voz ronca de Alba anunciaba jarana.

- Nada me apetece más - llevó las manos a su culo.

- Me encanta que seas insaciable.

- A mí me encanta que lo seas tú - gruñó en su oído.

El muslo de Alba se encajó entre los suyos y el baile empezó de nuevo entre las dos.

Las noches mágicas | AlbaliaМесто, где живут истории. Откройте их для себя