En la paz: vigilancia

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Gruñendo con molestia, Peridot se cubre el rostro con sus sábanas, intentando evitar el brillante sol matinal que entra por la ventana. Se siente agotada, como si llevara semanas sin conciliar el sueño, y aunque quisiera poder regresar a dormir, ahora que ha despertado consigue escuchar música en una habitación distante.

«What A Wonderful World... Por mis estrellas, la última vez que escuché esa canción fue en mi graduación... Al finalizar, volví a mi apartamento para continuar con mi investigación sobre posibles mejoras para los satélites Beltic-42, mientras el resto de diplomados decidió perder el tiempo en ese estúpido viaje a la playa... A la... Pla... ¿Qué?».

—¡Lapis! —exclama, completamente sobresaltada. Sentada sobre la cama, esta se limpia el sudor de la frente, asimilando su regreso a la realidad.

Inexplicablemente, se encuentra de regreso en el granero, en la habitación donde pasó la noche con su musa. Y a su izquierda, yace Garnet cómodamente reclinada sobre un sofá, reposando un libro sobre sus piernas al verle despertar.

—Y-Yo estaba... Estábamos... ¿Cómo? —balbucea, haciendo un esfuerzo sincero por tranquilizarse.

—Salté al agua detrás de ti, por supuesto —responde la capitana, con total naturalidad.

«Por supuesto...», piensa la rubia, suspirando con pesadez. Se lanzó precipitadamente al rescate, solo para terminar siendo rescatada.

—Eso no le quita mérito a lo que hiciste, ¿sabes? —añade, como si pudiese leerle los pensamientos —. Es muy fácil saltar al abismo cuando tienes certeza de que podrás salir; pero, hace falta verdadero valor para desafiar a la muerte, con tal de proteger a un ser querido. Lapis tiene mucha suerte de contar contigo.

—Yo tengo mucha suerte de contar con ella —reflexiona, disimulando el rubor en sus mejillas —. Por cierto, ¿en dónde se encuentra?

—Está en la orilla del lago, conversando con Azul. No quería separarse de tu lado, así que le prometí vigilarte mientras tanto.

—Ya veo. En ese caso, me alegra que al menos encontraras un poco de entretenimiento —comenta, desviando la mirada hacia el libro.

Garnet sonríe mientras le muestra la portada. Esta muestra a una niña y a una mujer adulta, ambas con la piel violácea y orejas puntiagudas, portando atuendos extravagantes frente a lo que parece ser una especie de circo, la novela se titula: Mundo Fantasía.

Dejando el libro sobre un estante, se pone de pie para extenderle su mano.

—Vamos, te hará bien algo de aire fresco.

Habiéndose quedado por fuera de los últimos acontecimientos, Peridot aprovecha el breve recorrido por el granero para ponerse al día. Como una refrescante alternativa a los problemas constantes que tuvieron que afrontar durante la guerra, tras la captura de la fortaleza flotante de Miss White, todo lo demás fluyó con relativa facilidad.

Amatista informó rápidamente a la flota sobre la reciente victoria, por lo que, al poco tiempo de que Garnet les sacara del océano, ambas se encontraban ya al cuidado de los paramédicos. Lapis fue la primera en despertar, acompañándole durante todo el recorrido de regreso a la Zona Blanca; a partir de allí, fueron trasladadas junto con Rose al Hospital Penner Adámas, el centro médico más prestigioso del continente. Tras aplicar algunos medicamentos y sustituir el yeso en su mano, su doctor dio aviso de que se encontraba fuera de peligro, de tal manera que, quedándose la mayoría al cuidado de Rose, Garnet tomó una aeronave para llevarlas de vuelta al granero, en donde pudiesen disfrutar de un merecido descanso.

Es ahora, pasadas cinco horas desde entonces, que Azul aparece finalmente con noticias.

—Después de todo lo que hemos pasado... Esta paz se siente irreal, como si alguien pudiese arrojarnos una bomba en cualquier momento —expresa Peridot, echando un vistazo por la ventana. Afuera, una suave brisa contonea los brotes de maíz bajo la cálida luz del atardecer.

Amantes en Guerra [Lapidot]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ