Conflicto de intereses

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Puede sentirse una vibración en la cápsula de escape al momento de aterrizar. Peridot se levanta de inmediato, presionando un botón en la entrada y abriendo la puerta, mientras que Lapis permanece cabizbaja, sin decir una sola palabra.

Al bajar, Peridot es recibida por el bosque con una suave brisa de aire fresco, lo cual le da una agradable sensación de calma, fugaz, pero bien recibida. La calma; sin embargo, se desvanece tan pronto como vino, al ver que la compuerta de la nave se abre, y de esta surge Aquamarina, volando grácilmente con su mochila propulsora de plasma. Una vez se encuentra cerca, la capitana desciende con un semblante arrogante y una sonrisa fastidiosa, hasta encontrarse cara a cara con la científica.

—Démonos prisa, ¿quieres? La comandante Amarillo me requiere para asuntos importantes, no puedo perder demasiado tiempo recogiendo personas extraviadas.

—No tomará mucho tiempo —responde Peridot, arqueando la ceja con visible molestia, no sabe si podrá aguantar el viaje de regreso escuchando tanta altanería —. Solo llama a uno de tus hombres, la usuaria de hidrokinesis está retenida en el asiento trasero, necesito esposarla y trasladarla a una celda, pero con cuidado, es importante que esté saludable.

Lejos de estar de acuerdo, el rostro de la capitana se convierte en una mueca desagradable.

—Espera... ¿Me estás diciendo que esa cosa sobrevivió?

—A duras penas... Lo cual es una suerte, ella fue la única capaz de resistir el tratamiento, por lo que será fundamental para conseguir una fórmula segura para cualquier soldado —explica Peridot, inquieta, no entiende el motivo del enojo de la capitana.

—Oh... Peridot, me parece que estás cegada por el avance de tu proyecto, por eso ves a esa mujer como un mal necesario —responde la contraria, con un tono bastante más dulce; entonces, le da una palmadita a la rubia en el hombro, y avanza hasta la entrada de la cápsula de escape —. Déjame decirte lo que la comandante Amarillo y yo vimos en esos videos, caos absoluto.

Dicho lo cual, rebusca brevemente en el bolsillo de su uniforme imperial, y saca una brillante varita metálica, una que Peridot conoce muy bien, se trata de un "distorsionador gravitacional", en términos simples, con ese artefacto es capaz de hacer levitar objetos.

—Una bestia irracional, impredecible y sumamente peligrosa —añade, volteando a mirar a Peridot nuevamente —. La comandante Amarillo la quiere muerta, dado que los rebeldes fueron incapaces de hacerme el favor, tendré que encargarme yo misma.

—¡Espera! Ella no es peligrosa, puedo mantenerla bajo control, ahora mismo le inyecté un inhibidor especial que le impedirá utilizar la hidrokinesis.

Peridot traga saliva, sus argumentos son válidos, pero Aquamarina no es el tipo de mujer que cambia de opinión.

—¿Y qué pasará si tenemos otro incidente? —responde la capitana, cruzándose de brazos —. No es más que un animal con correa, en el momento que logre liberarse, arrasará con todo a su paso.

—Tú estás interesada en poder blandir la hidrokinesis en contra de los rebeldes, ¿no es así? Si perdemos a Lapis, tendré que empezar prácticamente desde cero —insiste, sus latidos se están acelerando.

La capitana parece considerarlo por un momento. Entonces, guarda la varita con un suspiro de resignación.

—Te diré lo que haremos, hablaré con ella, si estimo que podemos confiar en que será obediente, la dejaré vivir como nuestra mascota, suena bien, ¿cierto? —resuelve finalmente, antes de dejar escapar una risa perversa.


Amantes en Guerra [Lapidot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora