El Templo de Cristal

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Ambas mujeres continúan avanzando por el sendero, sin decir una sola palabra. El silencio es interrumpido únicamente por el canto de algunas aves, así como sutil sonido que hacen las hojas al caer de los árboles. El panorama hace que florezcan en Lapis algunos recuerdos de su infancia, cuando salía a los jardines de la mansión con su padre, escogían juntos alguna flor, y se sentaban para hacerle un hermoso retrato con acuarelas. Todos recuerdos del pasado, recuerdos que se desvanecen conforme un enorme templo aparece en el horizonte.

—¿Allí nos dirigimos? —pregunta Lapis, admirando la belleza arquitectónica que yace erguida a la distancia.

El templo está hecho de una piedra grisácea, y justo en la cima muestra la estatua de una mujer con los brazos abiertos, como si anunciara que cualquiera es bienvenido a refugiarse dentro de sus muros. Gran parte del templo está cubierto por una colorida variedad de plantas, con sus raíces aferrándose a los muros, y un sinfín de flores adornando la edificación, Lapis tiene la impresión de que la naturaleza misma abraza al templo.

—Este es el Templo de Cristal, no te dejes engañar por su apariencia rústica, se trata de un edificio tecnológico —responde Garnet, sin aminorar el paso.

—¿En serio? Pensé que sería algún tipo de santuario natural.

—Lo es, en la Zona Rosa la tecnología siempre ha sido pensada para ser amigable con el ambiente, esa es una virtud que seguimos valorando.

—Debo... Debo admitir que esta rebelión no es como esperaba, me cuesta imaginar que ustedes asesinaran a la comandante Rosa.

Garnet parece ignorar ese comentario, y Lapis no tiene intención de insistir, por lo que permanecen en silencio hasta llegar a la entrada del templo. Una vez allí, esta última se sorprende al ver que no hay puerta alguna que restrinja la entrada.

—Sígueme, su habitación aguarda en el tercer piso.

El interior del templo se siente cálido y confortable, está decorado con estatuas antiguas, floreros, cuadros, entre otras cosas; pero, lo que destaca es una plataforma de cristal ubicada en el centro de la habitación. Garnet sube unas pequeñas escaleras y se queda de pie sobre dicha plataforma, haciendo un gesto a su invitada para que suba también. Aunque duda un poco, Lapis sujeta la falda de su vestido y sube las escaleras, una vez sobre la plataforma, puede ver su propio reflejo en el suelo, cosa que resulta un poco vergonzosa, pues su vestido no deja mucho a la imaginación; afortunadamente, Garnet no parece interesada en mirar abajo.

—Piso tres, habitación ocho.

Esas palabras provocan que la plataforma se ilumine, y el inconfundible sonido de un motor logra escucharse justo debajo de las chicas. Rápidamente, la luz se intensifica al punto de no permitirles ver absolutamente nada; encandilada, Lapis se cubre los ojos, sin tener la menor idea de lo que sucede.

Cuando la luz finalmente desaparece, Lapis abre lentamente los ojos, y nota que la plataforma bajo sus pies ha desaparecido.

—Lo lamento, olvidé decirte que cubrieras tus ojos, los lentes oscuros me han acostumbrado a utilizar el portal sin mayores complicaciones —se excusa Garnet.

—¿Portal?

Asombrada, mira a su alrededor y comprueba que se encuentran en un lugar completamente diferente, un largo pasillo lleno de puertas de metal, cada una enumerada con un panel electrónico. La que tiene en frente, tiene el número ocho.

—He escuchado de muchos inventos increíbles, pero jamás de portales... —comenta Lapis, llevándose una mano al vientre y otra a la cabeza, como si comprobara que todo sigue en su lugar.

—No es una tecnología común, y este portal solo nos permite movernos dentro del templo —explica la anfitriona, mientras se acerca a la puerta.

El panel escanea el rostro de Garnet, y pese a llevar lentes puestos, una pequeña luz verde se enciende, y la puerta se abre. Al entrar, pueden ver una habitación de aspecto acogedor, cuenta con una librería, un pequeño sofá, una pantalla en la pared; y por supuesto, una cama, aunque se trata de una cama individual.

Garnet avanza y deja reposando a Peridot sobre la cama; tras lo cual, dirige su mirada hacia Lapis.

—Pronto podrán escuchar la propuesta de Rose, hasta entonces, procuren descansar.

Lapis asiente, mientras le mira caminar hacia la puerta. Justo al llegar al marco de la misma, Garnet se detiene por un momento.

—Te encargo explicarle a tu pareja lo sucedido, seguramente tendrá muchas preguntas —añade, con una sonrisa.

Dicho lo cual, abandona la habitación y cierra la puerta, sin dar tiempo a Lapis para responder.

—¿Pareja...? —murmura la chica, con un poco de molestia.

Al voltear la mirada hacia Peridot, el rubor se apodera de sus mejillas, desde su desventura amorosa con Jaspe, no ha considerado la posibilidad de volver a amar.

Amantes en Guerra [Lapidot]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ