El capitán Lars

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Entrando al cuartel general, Peridot se sorprende al ver a Esmeralda dentro de una celda, atrapada detrás de barrotes de energía pura. Cuando sus miradas se encuentran, puede sentir la rabia y frustración de la prisionera.

—Miren quién llegó, ¡la traidora! —exclama Esmeralda, acercándose tanto como puede —. Oh... Pero cuando Miss White te ponga las manos encima, cuando la Zona Rosa regrese a sus dominios, ¡todos ustedes conocerán la verdadera desesperación!

Aunque sabe que solo intenta intimidarle, Peridot no puede evitar sentir un escalofrío recorriendo su espalda, pues sabe muy bien que en su guerra contra el Imperio Diamante siempre tendrá las de perder.

—No le pongas atención, a Esmeralda siempre le ha gustado hablar de más, pero ahora mismo no es más que una prisionera, y la Zona Rosa sigue en pie después de su ostentoso atentado —dice un hombre que Peridot falla en reconocer.

Se trata de un sujeto delgado, con un pomposo peinado punk teñido de color rosa, una cicatriz en su ojo derecho, y el peculiar atuendo de un pirata. Este se acerca y estrecha su mano amistosamente.

—¡Debí haberte eliminado cuando tuve la oportunidad, pero no cometeré ese error nuevamente! —vocifera la prisionera, apretando sus puños con ira.

—Disculpa, cariño. Esta es una conversación privada, tendré que pedirte que nos dejes a solas por un momento —responde el hombre con una sonrisa traviesa, y dirigiendo un pequeño control remoto hacia la celda, convierte los barrotes en una pared de energía, eliminando cualquier contacto visual o auditivo.

—No creo haberte conocido antes... —comenta Peridot, entrecerrando los ojos con confusión.

—¿En dónde están mis modales? Mi nombre es Lars, soy uno de los capitanes que sirven a la rebelión. Y tú eres Peridot, Rose acaba de contarme sobre tu última hazaña, debo agradecerte por tener éxito en donde yo fracasé, poniendo fin a los planes de Esmeralda —dice, inclinándose en señal de respeto.

En el centro del cuartel general, Rose ríe juguetonamente desde su asiento, un trono de gran tamaño, con varios diamantes rosas incrustados, dándole un aspecto brillante y lujoso. Saltando del trono y bajando unas pequeñas escaleras, la líder rebelde se acerca con una sonrisa jovial.

—Esto debe ser un poco confuso, permíteme aclarar las cosas para ti. Antes de que te unieras a nosotros, recibimos un mensaje de una de nuestras espías en la Zona Amarilla, advirtiéndonos sobre una peligrosa tecnología que podría contrarrestar nuestra barrera de energía.

—De ser cierto, la Zona Rosa estaría condenada —añade Perla, sentada junto a un equipo de investigadores —. Así que dimos con un plan para conocer esta nueva tecnología.

—Ya veo... Entonces el ataque de Esmeralda no fue del todo una sorpresa —responde Peridot, analizando la información mientras se acaricia el mentón —. Aun así, supongo que su plan fracasó.

—Por desgracia, así fue —reconoce Rose —. El mensaje mencionó que el proyecto responsable de esta tecnología estaba liderado por Esmeralda, por lo que decidí enviar al capitán Lars en una misión encubierta para recopilar toda la información que necesitábamos. Él se ha enfrentado a Esmeralda en el pasado, conoce sus tácticas y puntos débiles, por lo que era la opción más obvia.

—Lamentablemente no di la talla —agrega Lars, sintiéndose bastante apenado —. No tuve problemas burlando las defensas de su base militar, pero cuando conseguí llegar a su laboratorio central, Esmeralda me tendió una emboscada... Me mantuvo encerrado en una celda por varios días, y en cuanto su plan estuvo listo, abandonó la Zona Amarilla.

—¿Encerrado? Con la reputación que tiene, me sorprende que no te haya sentado en la silla eléctrica —responde Peridot.

—Supongo que quería restregarme su victoria en la cara, una vez de regreso; pero, su plan falló, y ahora es ella la que se encuentra en una celda. ¿Sabes? Casi siento pena por ella, jugó sus cartas mejor que yo, y de todas formas perdió.

—Hablas como si la admiraras... —menciona Perla, arqueando la ceja.

—Por supuesto que la admiro, podrá estar loca de remate, pero no deja de ser una gran estratega, siempre es un placer enfrentarme a ella.

—Cambiando de tema... —interrumpe Peridot, con un suspiro —. Si estabas prisionero, ¿cómo regresaste a la Zona Rosa?

—Ah, claro. Cuando Esmeralda se marchó, nuestras espías me ayudaron a escapar, y juntos logramos robar una de sus naves, conocida como el "Incinerador Solar", bastante dramático, ¿no crees?

Peridot asiente, comprendiendo la situación. La alarma se activó cuando los sensores detectaron al Incinerador Solar acercándose a la Zona Rosa.

—De todas formas, mi misión no fue un completo fracaso —añade Lars, sonriendo con orgullo —. Una vez a bordo de la nave, bombardeamos el generador de energía de la Zona Amarilla.

—¿¡Qué!? —exclama Peridot, llevándose ambas manos a la cabeza.

Del mismo modo que el generador de la Zona Rosa mantiene la barrera de energía, el generador de la Zona Amarilla alimenta sus cañones de plasma; sin ellos, su fuerza militar se verá seriamente comprometida.

Amantes en Guerra [Lapidot]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang