Agentes encubiertas

421 67 26
                                    

Con el sistema de sigilo activado, la Obsidiana yace sobrevolando la frontera de la Zona Azul, esperando pacientemente la señal para comenzar su propia operación.

—Esta nueva tecnología es impresionante —admite Garnet, observando por una ventana el paisaje que ofrece Sedih, la ciudad más cercana —. Realmente te has superado a ti misma, Perla.

—Gracias... Solo me alegra haberla terminado a tiempo —responde esta, acercándose a su lado.

Sentada justo detrás, Lapis se mantiene en completo silencio, acariciando suavemente su mano, justo en donde recibió el último beso de su amada. Entonces, sube la mirada en dirección a Perla, quien parece sostener su comunicador con inquietud.

—Te preocupa Rose, ¿no es así? —se anima a preguntar, con una sonrisa bondadosa.

Perla sopesa la pregunta por algunos instantes, justo antes de soltar un penoso suspiro.

—Cuando Miss White anunció finalmente a la líder de la Zona Rosa, hice el juramento de permanecer siempre a su lado, sirviéndole en cualquier cosa que pudiese necesitar —revela, añorando aquellos tiempos —. Las cosas cambiaron cuando comenzó la rebelión; pero, incluso entonces, mantuve mi promesa sin hesitar. Y ahora... Cuando Rose más me necesita... Me encuentro a cientos de kilómetros de distancia, me siento...

—Impotente —le interrumpe Lapis, compartiendo su pesar.

—Eso... Impotente —responde Perla, volteando la mirada —. Lo siento, sé que esto no es menos doloroso para ti.

—El dolor me es familiar, puedo sobrellevarlo. Ahora mismo, mi prioridad es completar esta misión, solo así podré reencontrarme con mi otra mitad.

«Ves las cosas con mucha claridad, Lázuli», piensa Perla, reconociendo su punto. Si realmente desea proteger a Rose, deberá mantenerse enfocada en la tarea que tiene entre manos.

—Atención, el Destructor de Destinos ha entrado en territorio enemigo, el resto de la flota le sigue el paso —informa un piloto desde el comunicador —. Vía libre para el segundo equipo.

—Recibido —responde Perla.

—Ya escucharon, manos a la obra —añade Garnet, colocándose sus guantes de combate.

Sentada frente al volante, Amatista se muestra un poco decepcionada, reclinándose en el asiento con un perezoso suspiro.

—Dense prisa, no puedo ser la única que quede por fuera de la acción...

—Solamente espera por el momento adecuado, estaremos en contacto —ordena la capitana.

Y tan solo minutos después, el resto del equipo se encuentra ya abriendo la compuerta de la Obsidiana, siendo recibidas por una refrescante corriente de aire. Garnet es la primera en dar un paso al frente, saltando de la nave con los brazos extendidos; y seguidamente, Perla y Lapis se ponen de pie al borde del vacío, acercándose y compartiendo un fuerte abrazo.

—¿Lista? —pregunta esta última, preparando sus alas para el despegue.

—C-Claro... —responde Perla, un poco avergonzada por la situación.

Sin más demora, Lapis abandona la nave y desciende con rapidez, observando a Garnet aterrizar con los propulsores de sus guantes. Al llegar a su lado, las tres se esconden detrás de algunos arbustos, encendiendo un mapa holográfico de la Zona Azul.

Ahora que se encuentran a las afueras de Sedih, deben seguir la ruta que Rose y Lapis trazaron juntas, evitando las zonas más densamente pobladas.

—No hay una sola nave imperial patrullando la ciudad —comenta Perla, revisando su radar de bolsillo —. Parece que la invasión tuvo el efecto esperado.

—Esperemos que siga de ese modo —responde Garnet, echando un último vistazo a la ruta antes de apagar el mapa —. Muy bien, pongámonos en movimiento, debemos aprovechar la distracción mientras podamos.

Asintiendo, Lapis y Perla siguen a su capitana por una larga y verde planicie, aproximándose a la entrada sur de la ciudad. 

Amantes en Guerra [Lapidot]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ