Rumbo a la Zona Rosa

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—Nada alegra mi día como fastidiar al imperio —comenta la piloto de la nave, entre risas.

Es una mujer gruesa, de baja estatura, su piel es tersa y morena, y tanto su apariencia como actitud reflejan muy bien el significado de la palabra "rebelde".

—Amatista... Quisiera que te des cuenta de lo peligrosa que fue esta misión —responde Perla, mientras baja a las chicas sobre dos asientos separados.

—¡Relájate! Fue una sorpresa que Jaspe estuviera allí, pero Garnet le pudo haber pateado el trasero.

Perla voltea los ojos con pesadez, y procede a asegurar a las invitadas en sus asientos, con grilletes en muñecas y tobillos. Entonces, de una gaveta ubicada en la pared, saca una especie de casco metálico con dos pequeños bombillos rojos en la parte superior.

—¿Qué haces? —pregunta Garnet, a la vez que se quita los guantes y los deja sobre un escritorio.

—De la poca información que Bismuto pudo recopilar, sabemos que esa extraña habilidad de controlar el agua ha sido posible alterando su corteza cerebral. Quiero hacer un escaneo rápido mientras regresamos a la base.

Garnet asiente en señal de aprobación. Primero, dirige la mirada hacia Lapis, e incluso estando dormida, logra percibir en ella un aura bastante deprimente. Después, da un vistazo a Peridot, la científica imperial que ha desertado, no puede evitar preguntarse sobre los motivos que habrá tenido para tomar esa decisión.

—No puedo creer que las estemos rescatando, perdimos a mucha gente en ese laboratorio, los compañeros más cercanos de Bismuto... —comenta Amatista, con algo de mal humor.

Ella llegó a conocer a varios de esos rebeldes, compartieron bebidas, historias, sueños... Y todos fueron liquidados por esa mujer en cuestión de segundos. Garnet se acerca con sutileza, y le coloca la mano sobre el hombro.

—Sé cómo te sientes, pero son órdenes de Rose, debemos confiar en que tiene buenos motivos para solicitar este rescate.

Amatista asiente con un suspiro, esperando poder enterarse de esos motivos en algún momento.

—Muy bien, veamos que pasa en tu cabeza —murmura Perla, justo después de colocar el casco a Lapis.

Regresando a su monitor, se sorprende conforme el escaneo avanza, el cerebro de esa mujer está lejos de ser normal, de hecho, le sorprende que siga con vida. Obviando el dilema ético que supone un experimento como ese, debe reconocer que Peridot es una genio, y si prueba ser de confianza, podría ser una gran ventaja para los rebeldes. De repente, una señal en la pantalla le saca de sus pensamientos, el casco está registrando una mayor actividad cerebral.

—¿En dónde estoy? —pregunta Lapis, abriendo los ojos con pesadez.

Todas las presentes voltean la mirada de inmediato. Nerviosa, Perla estira lentamente la mano en búsqueda de su arma, con la intención de usar un dardo tranquilizante; sin embargo, Garnet levanta su mano es señal de que se detenga.

Lapis alza la mirada, y al notar que se encuentra rodeada de desconocidas, así como retenida en su asiento, siente un gran déjà vu.

—¿De nuevo? Al menos esta vez no estoy desnuda...

Las rebeldes se miran entre sí, sin comprender de qué habla.

—Guarda la calma, no te haremos ningún daño —responde Garnet, acercándose un poco, y tomando asiento justo en frente de la mujer de largo vestido.

—Ustedes deben ser rebeldes.

—Así es, conseguimos rescatarlas del ataque de Jaspe.

Lapis baja la mirada al escuchar ese nombre, aunque no confía en los rebeldes, realmente prefiere estar en sus manos, antes que ser prisionera de su ex-esposa. Instintivamente, busca a Peridot a su alrededor, y sonríe al encontrarla sentada a su lado.

—¿Ella está bien?

—Solo está bajo los efectos de un tranquilizante, despertará pronto —interviene Perla, quien parece bastante más relajada.

—Bien... Ha sufrido bastante, se merece un pequeño descanso...

Garnet sonríe, al menos de momento, reconoce que la mujer que tiene en frente no es una amenaza.

Amantes en Guerra [Lapidot]Where stories live. Discover now