Recuerdos del pasado

228 38 1
                                    


Aún faltaba más de una hora para que comenzara mi turno y no quería seguir allí fuera. Mi estómago se había encogido al oírles hablar. Resultaba tan sencillo afirmar que entre ellos aún había algo... Pero no quería. Me negaba a pensar en eso porque sentir algo por Christian solo me había conducido de un error a otro. Me sentía culpable por Lisange. Era una mierda que se hubiera sacrificado por mí, por todos, y que no hubiera servido de nada. Nuestras escasas probabilidades de arreglar todo aquello se estaban esfumando sin que pudiésemos hacer algo por evitarlo. Yo me sentía responsable por todo aquello, más ahora que mi corazón había dejado de arder y podía pensar con más claridad, pero, en esos momentos, no tenía ni idea de cómo arreglar todo aquello. Si tan solo supiera cómo...

 Como aún quedaba tiempo, subí a la habitación y me acurruqué en la cama con la firme intención de sentirme algo aislada de todos los pares de ojos que controlaban cada movimiento. Ni Jerome, ni Reidar estaban allí. Esperaba que al menos mi mejor amigo hubiera decidido regresar, pero al parecer debía seguir enfadado. 

Por algún motivo, últimamente parecía que hacía daño a la gente a la que quería y la sola idea me crispaba. 

Sentí una ligera corriente de aire y, un segundo más tarde, la suavidad de su aliento rozó la piel desnuda de mi hombro. 

—No deberías estar aquí —le dije. 

—No hemos hablado de lo que ocurrió antes de que llegara Lisange. 

Bufé con resignación. 

—Tampoco parecías muy dispuesto a ello estos días. 

—Debía asegurarme de que estaba bien. 

—Lo sé —respondí con voz seca—. Lisange me contó vuestro pasado en común. 

Le oí tomar aire con pesadez. Un segundo más tarde, tomó asiento a mi lado. 

—Eso fue hace mucho tiempo y no tiene nada que ver con lo que siento por ti. 

—Pero sí con lo que yo siento por ti, ¿no? Ella te creó. Si yo te quiero a ti porque no tengo alternativa, entonces, tú... 

Le miré. 

—Es... complicado. 

—Todo es complicado —susurré—. No puedo odiarte, y estoy cansada de intentarlo. No quiero hacerlo pero no hago más que descubrir cosas y... 

—Si lo que sientes por mi fuera únicamente el fruto de tu transformación, no habrías podido clavarme ese puñal. 

—¿Eso lo dices porque lo crees o para que me sienta mejor? 

—No sé si te hace sentir mejor o no, Lena. Tampoco tengo la verdad absoluta. Es tan solo una sospecha. 

Me mordí el labio, pensando.

—Me he negado a creer lo que dijiste, pero ahora creo que tiene sentido. Porque te quiero a pesar de todo y eso no es racional. Lo comprobé aquella noche. ¿Por qué me llevaste allí? 

Me miró con atención. 

—Porque vi cómo Hernan utilizaba tus sentimientos para manipularte. Y eso es demasiado arriesgado, para todos. Necesitabas reaccionar, afrontar lo que sentías y sacarle de ti. Te quiero, Lena, daría mi inmortalidad con gusto por un día normal a tu lado, siendo solo tú y yo, pero no encuentro el modo de salir de este momento en el que de pronto todo falla entre los dos. Destruyo cosas, vidas, corazones... Y no tengo la más remota idea de cómo hacer lo contrario.

 Me revolví, incómoda. Se estaba abriendo y sus palabras eran demasiado ciertas. 

—Tienes razón en lo que dijiste. No puedo cambiarte. Somos demasiado diferentes. Te pedí que no acabaras con ningún otro humano, y lo hiciste con Víctor poco antes de irme de la casa de Gareth. La única manera en que esto podría funcionar sería siendo iguales. Sé que no puedes, pero tú puedes cambiarme a mí. Estar contigo significa que yo tendré que hacerlo y eso me da miedo, porque lo que Hernan me enseñó me atrae más de lo que puedo soportar. Temo ceder. 

Se hizo el silencio. Sabía la importancia de mis palabras y que Christian intentaba asimilarlas. Era la primera vez que reconocía en voz alta mi atracción por Hernan. 

—Quizás no tengamos tanto tiempo para comprobarlo. El pasado no se puede cambiar, Lena, solo puedes modificar el presente y este es el que hay. No puedo arrepentirme de lo que te hice, porque me ha permitido estar contigo. No fue la elección acertada, fue egoísta, porque yo soy así, pero te juro que no permitiré que nadie te corrompa. 

Me incorporé en la cama y me giré hacia él. 

—¿Y si ese es mi destino? 

—El dolor que sentiste al clavarme ese puñal no te hizo más fuerte. Podría haberte destruido. Tu cuerpo no está preparado para una acción de venganza que te hubiese convertido en gran predador. —Él alzó una mano hacia mí y acarició mi cara—. Pero que hicieras eso me ha dado esperanza por primera vez. No soy estúpido, Lena, sé lo que somos. Somos enemigos y yo no debería estar aquí. Sin embargo, no puedo sacarte de mi cabeza. Te deseo como nunca antes había deseado. Prefiero la tortura de estar cerca de ti que la ira de no estarlo. No puedo permitir que me alejes de ti, ni que nada te haga daño. 

Le miré, dolida. ¿Cómo se atrevía a decirme eso después de todo lo que había ocurrido? ¿No se daba cuenta de que era él, precisamente, el origen de todo?No fui capaz de decírselo, ni de pronunciar nada en absoluto. 

Aparté su mano y salté de la cama para salir corriendo al bosque. Fue la primera vez que me arrepentí de que Liam depositara en mí la confianza suficiente como para permitirme vigilar sola. Todos mis sentimientos estaban a flor de piel No sabía si por lo que le había ocurrido a Lisange o por lo que me había enseñado Christian o, tal vez, por todo lo que no había podido mostrarme y me empeñaba en intentar recordar.Ni siquiera sabía cómo sentirme. ¿Asustada? ¿Enfadada? ¿Dolida? ¿Todo a la vez? Solo había un sentimiento constante y era la impotencia. La impotencia por no haber sido capaz de ver a mi familia, de ayudar a Lisange, por no haber podido recordar nada... o por lo que Hernan provocaba en mí. No controlaba nada de mí misma y había pasado demasiado tiempo sintiéndome así. Necesitaba tomar el control sobre algo o iba a volverme loca. 

Cerré los ojos con fuerza y me senté sobre una enorme roca. 

Trilogía Éxodo (Éxodo, Revelación y Jueces)Where stories live. Discover now