El hielo también quema

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El hielo también quema

La mañana siguiente, cuando me desperté, no sentí a Christian cerca de mí. Me senté en mitad de la manta y miré a mi alrededor, pero ahí no había nadie. Unas suaves y lejanas pisadas llegaron a mis oídos: la nieve crujía bajo el peso de alguien.

El día estaba nublado, aunque de vez en cuando el sol se filtraba con fuerza entre los claros de nubes. Me interné en el bosque en busca de Christian, intentando averiguar dónde se encontraba, y allí, no muy lejos, lo vi, caminando descalzo a través de la nieve. Lo seguí entre los árboles y por la ladera, hasta que se detuvo ante el pantano helado. En algún momento durante la noche, el hielo se había abierto, dejando al descubierto el agua fría en un pequeño tramo. Me acerqué más, sigilosa, y le observé pero, entonces, se quitó la camisa, obligándome a contemplar ese perfecto cuerpo esculpido. No se me pasó desapercibida una marca en su pecho, pero no pude prestarle demasiada atención. Él ladeó un instante la cabeza hacia la cueva, como si quisiese comprobar que aún no estaba en pie, y luego alzó los brazos y se lanzó al agua, con tal elegancia y precisión que bien se habrían merecido un oro en las Olimpiadas. Avancé alarmada y esperé a que volviera a salir a la superficie, pero no lo hizo. Era absurdo, puesto que él no necesitaba respirar, pero me asusté, así que corrí hasta allí y me volqué sobre el agujero. Me arrodillé en el hielo,intentando ver a través del agua pero todo estaba exageradamente calmado ahí abajo, como si no hubiese recibido la visita de ningún extraño. Miré a mi alrededor, pensando a toda velocidad si debía o no entrar a buscarlo pero, en ese momento, algo surgió de las aguas y me cogió de las muñecas.

-Ven conmigo, quiero enseñarte una cosa.

No sabía si era por alguna mala experiencia en vida o porque mi instinto de supervivencia humana funcionaba en extrañas ocasiones, pero las profundidades de un pantano helado me infundían bastante respeto. Sin embargo, pensar en su cuerpo casi desnudo cerca de mí lo convertía en una idea mucho más tentadora. Sentí que con ese pensamiento había comenzado a sonreír de forma estúpida, así que negué con la cabeza y retrocedí un paso. Volvía a costarme una barbaridad mantener la cabeza fría y contener mis impulsos.

-No creo que sea buena idea.

-¿Eso crees? -Puso sus manos en el hielo y me miró con una expresión traviesa. De pronto, comprendí lo que iba a hacer.

Con una insignificante muestra de su fuerza, arrancó un pedazo del hielo sobre el que yo estaba, haciéndome perder el equilibrio y caer. En décimas de segundo, el agua helada me recorrió el cuerpo, hundiéndome entre la oscuridad del fondo. Los latidos del corazón de Christian retumbaban intensos y profundos ahí abajo, pero no veía nada más que la capa azulada que cubría la superficie. Entonces, unos brazos me tomaron de la cintura. Me giré y lo encontré, con una resplandeciente sonrisa. Le dirigí una mirada asustada, pero él me tomó de la mano. En ese momento, descubrí que allí su roce no quemaba y eso bastó para dejarme llevar.

Comenzamos a descender, penetrando cada vez más en la negrura. Durante unos segundos, no pude ver nada a mi alrededor más que el color de su piel en contraste con la oscuridad de las profundidades pero, después, mis ojos se acostumbraron a la ausencia de luz y poco a poco pude penetrar entre la bruma que ocultaba el fondo. Descubrí qué era lo que me quería enseñar. El pantano ocultaba un pequeño poblado. Un antiguo pueblo de montaña que debió de inundarse al desbordar alguna presa cercana. Tenía cierto aire fantasmagórico pero era precioso. Sus casas, camufladas por musgo acuático, ahora las habitaban una gran variedad de peces, que entraban y salían a placer por sus ventanas y puertas. Pasamos por lo que en su día debió de ser la plaza principal. Ahí había una antigua fuente de la que ya no salía agua sino alguna burbuja extraviada. Todo era antiguo, estaba segura de que las edificaciones de hoy en día no aguantarían algo así.

Trilogía Éxodo (Éxodo, Revelación y Jueces)Where stories live. Discover now