El sacrificio del peón - Julie Dash.

5.9K 324 796
                                    

Volvimos a la casa de Boston. Retomé mis estudios. Me dividí el tiempo con Ksenya y quedamos en mostrarle la carta que les hizo a sus hijos, así como también algunos de sus e-mails, esos que hablaban de Ksenya, e incluso una carta que había hecho para ella. El objetivo era que recordara desde la calma, y no desde el trauma que tanto le costó superar y del que apenas había conseguido salir.

—Cuando te dije que iba a luchar, no significaba que me dejaras el camino libre, Dash —me dijo Ksenya esa misma tarde antes de subir al avión de vuelta a Boston.

—No quiero que reviva el trauma —contesté—. Puede haber confusión en sus ojos, puede haber frustración, pero no está el vacío, no está esa mirada rota con la que la conocí y eso es porque desconoce los detalles que la rompieron. No tiene idea de las pesadillas que por tanto tiempo la hicieron no querer dormir. No recuerda a su madre muriendo por su "culpa", ni mucho menos a su padre tocándola.

—Eso no tiene nada que ver contigo. Es una excusa que tú misma te estás poniendo. Si ella no recuerda el trauma, aun así, puede amarte.

—No me recuerda.

—Ni a mí. ¿Qué diferencia hay? —me retó, trancándome el paso con su cuerpo y arrinconándome hacia la pared de su avión.

—Los bebés que tienes en tu vientre, por ejemplo.

—Bebés que quiso darme como un regalo porque no podía tener hijos, Dash. No es como si ella hubiese soñado a la casita feliz conmigo.

—No lo soñó cuando quiso ayudarte, pero luego... lo soñó cada segundo, hasta el punto de dar su vida por ellos y por ti.

—Ella hubiese dado la vida por cualquiera porque así es su alma. Así es Sophia Pierce, pero tú estás tergiversando la situación.

—Estoy siendo realista. No voy a quedarme para que me quieran a medias. No voy a quedarme con alguien por los recuerdos del pasado, por lo bonito que vivimos, por la hermosa historia de amor, aferrándome a eso, incluso estando convencida de que te estoy arrebatando algo, o que a ambas le estoy arrebatando la posibilidad de quererse y construir una familia.

—Te estás martirizando, ¿puedes dejar de ser tan Nerd? —Volvió a impedirme el paso, cuando traté de irme—. ¿En serio crees que si tuviera memoria me hubiese preferido?

—Creo que pasa horas contigo jugando Nintendo, que se duerme con las manos en tu vientre, y que ahora hace dibujos para los niños con la esperanza de regalárselos cuando nazcan.

—No estás respondiendo mi pregunta, Julie.

—Yo estoy más cerca de su trauma. Conmigo se murió Erick, y le rompió el corazón a Noah. Conmigo tuvo una sobredosis donde casi fallece, y revivió sus pesadillas, hasta el punto de tener crisis nerviosas, mientras que contigo... —Me quedé callada y me solté de su agarre, para esta vez ser yo quien la enfrentara—: Contigo tiene estabilidad económica, una madre, una familia, sus hermanos están bien, algo que yo nunca pude lograr. ¿Es tan difícil verlo? Contigo logró realizarse en cada aspecto, y no hablo del económico, sino del más importante... tú la llevaste a curarse, mientras yo, traté de obligarla y solo la alejé.

—¿Qué sucede, reina de la torpeza? ¿Te has vuelto ciega, o te crees tus propias mentiras? —Dio un paso hacia mí—: Tú salvaste su vida. Fuiste capaz de hacerle una intervención quirúrgica que la mantuvo con vida. Fuiste capaz de inventarte una historia solo para hacerla regresar y lo hizo...

—No sabemos si fue por eso —la interrumpí.

—Lo único que sabemos es que eres más tonta de lo que crees. ¿En serio esperas que insista en que recuperes a tu gran amor? Porque ni siquiera sé qué hago en este punto empujándote a que luches, cuando soy la más beneficiada de que te retires del juego.

El capricho de amarteWhere stories live. Discover now