~4. Malditos Sentimientos~

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Sentimientos. Malditos Sentimientos. Son como algo que no podes entender ni aunque investigues millones de veces aquello. Son una bola de pelos imposible de separar, imposible de hacer que quede uno despegado del otro. Los sentimientos se afloran en la mente y el corazón, haciendo que todo lo que te pase te afecte, de forma mala tanto como buena.

Muchos dicen que querrían dejar de sentir, pero es algo estúpido. Además de que es imposible, el no sentir no significa no sufrir. El no sentir, significa que no sonreis, o lloras, no reís, no te rompen el corazón o, por el contrario, tampoco te lo arreglan. No sentís la calidez de los abrazos, ni la frialdad de cuando se terminan. Tampoco la tranquilidad que te da el silencio, ni la sensación de vivir que te da el ruido. No sentís nada, ni bueno ni malo... Y creo que no habría nada peor que aquello.

~•~

La mañana era fresca y nublada. La temperatura no pasaba de los 10 grados y era una sensación de frío que a Luzu le encantaba.

De chico, solía salir muy, muy abrigado fuera de su casa para correr como loco y caer de golpe, amortiguado por la cantidad de buzos y chaquetas que llevaba puestas.

Recuerdos que lo hacían realmente bien. Pero que le daban una sensación de añorancia en el pecho.

Venia caminando con la cabeza gacha, como usualmente hacia. Mientras se acercaba a la puerta del instituto, iba sacándose los cascos y pausaba la música que reproducían estos.

En un movimiento reflejo, levanta la vista para mirar que tan cerca está de la puerta. Pero un cuerpo flaco y hermosos capta totalmente su atención.

La chica era rubia y de cintura pequeña. Ojos marrones que con sólo mirarte, sentías la penetración de ellos. Perlados dientes y sonrisa extremadamente hermosa a los ojos de Luzu. Sus labios eran finos y estaban levemente pintados con un brillo.

De repente la muchacha lo miró y el corazón de Luzu empezó a bombear sangre a lo loco. Su pecho subía y bajaba, los nervios se presentaron en su interior. Y con la sonrisa de la chica, su mente daba vueltas y vueltas perdida en ella.

Llegó a la puerta deteniéndose en frente de ella, pues el director estaba hablando junto con la chica y lo que suponía eran sus padres. Se quedó esperando a que dejen el camino libre para que pueda pasar, pero algo le decía que eso no ocurriría.

-Oh! Señor Luzuriaga, que bueno que está aquí.- Hablo el director con ma voz grave y ronca. Las miradas de los 3 adultos y la chica se posaron en él y los nervios volvieron a florar en su interior.- Ella es Lana. Estudiante de intercambio. Viene de Estados Unidos...- Habló el hombre más grande de todos los presentes. La chica estiró la mano para hacer un cordial saludo con Luzu quien, temblando y dudando en hacerlo, aceptó el saludo de la chica delante suyo.

La calidez que le transmitió esa pequeña mano con varios anillos, no se comparaba con nada que había sentido. Sonrió como hace mucho no hace, y su mundo se dio vuelta cuando la chica le sonrió igual.

Malditos sentimientos que salen a flote. Malditos sentimientos que provocan en Luzu, aquello que tanto trata de ocultar

-Acompañará a Lana por el resto del día, le enseñará sus clases, salones y demás. No sabe hablar muy bien español, pero tengo entendido que usted sabe bastante inglés, así que también podría enseñarle.- Habló de nuevo el director, haciendo que ambas manos de los chicos se separen con nerviosismo. Luzu asintió hacia el hombre y con un gesto con la mano, invitó a Lana a entrar a la institución.

El día que le esperaba junto a esa muchacha, sería uno de los mejores de su vida.

(...)

Rubén caminaba tranquilo por el colegio. Pensaba en todas las cosas que le ocurrieron el día de ayer y como había conseguido un par de personas que entiendan, mas o menos, lo que él siente. Si es que hace mucho no se sentía tan cómodo contando lo que pasa día a día, contando su adicción. Hace años que no encuentra gente con la cual hablar tranquilo, sin sentirse nervioso ni nada. Con esos chicos se sentía de lo más bien, y una simpleza le recorría el cuerpo cada que estaba con alguno de ellos, sólo por el hecho de que se entienden bien y podían llegar a ser buenos amigos. 

Cosa que Rubén nunca tuvo. 

-Eh! Rubiuh!- Gritó un Mangel apurado que venía rápido a la dirección del rubio. Desde que se habían ido del Salón de Detención el día de ayer, se habían quedado mucho tiempo juntos. Habían arreglado para algún día de estos jugar juntos con la consola o simplemente tomar algo por ahí, como compañeros que se acaban de conocer. 

-Mangel ¿Qué ocurre?- El pelinegro se veía agitado. Había posicionado ambas manos en su rodillas y se había inclinado hacia delante para recuperar el aire. Su respiración era agitada y tenía los ojos cerrados. Una
imagen que le causo gracia al Rubius, pero no rió, sólo sonrió para si mismo. Mangel se recuperó y volvió a pararse derecho.- La profesora Harrison me dijo que tenia pensado hacer un grupo de clases con nosotros... Y los chicos.- Habló Mangel mirando a Ruben, quien frunció el ceño sin entender mucho de que se trataba la idea de Mangel.

-¿Un grupo de clases? ¿Como uno de apoyo o que?- Preguntó Ruben, rascando la escasa barba que tenia.

-Exacto, el primer mes es de prueba. Si el director acepta que con cada clase nosotros nos "comportamos mejor" dejara que el grupo siga hasta fin de año.- Explicó el pelinegro quien tenia toda la atención enfocada en Ruben. Y a Ruben le fascinaba aquello.

Una de las cosas que mas le gustó del grupo, fue haber encontrado a Mangel. El chico era muy bueno y atento, y sobretodo, siempre tenía la atención puerta en el rubio y solamente en él. Pero no lo quería por temas de atención. Que eso ayudaba a querer al muchacho, pero no era lo único. Desde el primer momento, Mangel se mostro muy feliz y risueño junto a Ruben y muy amistoso, cosa nunca nadie lo había sido con él. Todos salían corriendo al tiempo en que el Rubius proclamaba su atención, pero Mangel no. Mangel sabia bien de la necesidad del Rubius y haría todo para que él se encontrara en calma.

-¿Y tendremos todas las materias con ella?- Preguntó Ruben empezando a caminar pues había sonado el timbre.

-Si, de hecho dijo que empezábamos hoy, así que deberíamos ir al Salón de Detención.- Hablo tranquilo Mangel, mientras giraba de repente hacia la dirección del Salón. Ruben lo siguió apurado sin entender mucho.

-¿Ahi nos va a dar las clases? ¿Que acaso nadie cae en detención?- Pregunto Ruben abriendo los brazos en forma de no creerse lo que le estaba diciendo.

-Nadie quiere caer por nosotros, Rubius. ¿O acaso alguna vez estuviste en detención con alguien?- Hablo Mangel mirándolo a los ojos y sonrió al ver que Ruben no tenía respuesta, pues verdaderamente, nunca había tenido una tarde en detención con otros alumnos.

Los chicos de aquel instituto, sabían muy bien quienes eran los 7 que caian casi siempre en detención. Todos y cada uno de los alumnos de aquella institución, conocían la reputación de "los malos" y nadie se atrevería a caer en detención con ellos. Suficiente con que tengan que soportarlos en la vida cotidiana. Si hay un momento en el que saben que no van a molestar, en cuando están en detención y nadie desaprovecharía eso.

Por mas feo que suene.

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Si es muy corto, perdón.
No tengo mucho tiempo.

Ya el próximo lo hago un poco más largo de lo normal para compensar<3

Luni❤

»El Salón de Detención»Youtubers»Wigetta«Where stories live. Discover now