~37. Mañanas Idílicas ~

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Nunca había dormida tan plácidamente. El cuerpo debajo suyo se sentía como el más cómodo colchon que jamás había tenido. No sabía cómo había llegado ahí, tenía un recuerdo de haberse quedado dormido viendo una película, abrazado por los grandes brazos de Samuel.

Estaba en calma. Dormir escuchando los calmados latidos de Samuel, y sintiendo su pecho subir y bajar, había sido una de las cosas más puras que había vivido. Su respiración calmada la podía escuchar en su oído, siendo la mejor banda sonora preparada para dormir.

Despertó, por los suaves rayos de sol que se asomaban en la ventana, acompañados por una brisa fresca que volaba la cortina y dejaba entrar la luz. Se movió un poco, pero lo suficiente como para no despertar al cuerpo, literalmente, bajo suyo. Samuel se encontraba durmiendo plácidamente y lo que menos quería era despertarlo.

Se fijó en él reloj de su muñeca que hora eran, y se sorprendió al darse cuenta que era muy temprano en realidad. No pasaban de las 7 y él ya estaba despierto. Aunque no se quejaba tanto. Abrir los ojos y encontrarse con la hermosa vista que había debajo suyo era algo de lo que no se podía quejar. En cierto modo causaba gracia como dormía el mayor. Sus ojitos no estaban del todo cerrados, pero se notaba que estaba durmiendo, sus brazos desparramados por toda la extensión de la cama y su boquita de vez en cuando hacía pequeñas burbujas con la saliva acumulada. Era gracioso, pero muy tierno a la vez.

Era imposible para Guillermo no quedarse embobado con aquellas vistas. El sol pegaba directo en la cama, lo que hacía que pudiera ver mejor a Samuel. Sus facciones, cada parte de su cuerpo. Tenía la tentación de besar esos labios semiabiertos y de rozar su nariz con la de él para lograr un tierno beso esquimal. Tenía las mejillas coloradas, por el calor que proporcionaba que él estuviera encima suyo. El menor notó eso, y decidió acostarse a un lado de Samuel, siendo retenido por el brazo que se había posado rápidamente en su cintura.

-No te vayas...- Murmuró Samuel, aún con los ojos cerrados y la voz ronca por el recién despertar.

-No me iré, sólo me pondré aquí al costado, hace calor- Le contestó el menor, quedándose quieto en el lugar, pues el brazo del mayor se negaba a salir de su cuerpo.

-Estoy bien así- El de abajo rodeó al menor con ambos brazos por la cintura, y lo atrajo aún más hacia si mismo.

Guillermo, rendido, se quedó en su lugar, recibiendo cálidamente las caricias que Samuel le proporcionaba. En cuestión de minutos, ambos estaban dormidos nuevamente.

(...)

No sabía que era mejor. Haber dormido en el cómodo colchon de Frank, el cual tenía impregnado su olor o que él lo despertara con un desayuno increíble. Ambas habían sido totalmente hermosas, pues el cerrar los ojos con el perfume de Frank, y abrirlos con su cuerpo delante de él, eran cosas hermosas para el menor.

-Bien dia, pequeño- Dijo Frank, apoyando la bandeja con comida a un costado del cuerpo de Alex. El menor sonrió, pues no se esperaba para nada eso.

-Buenas dias- Dijo el recién despertado, desesperezandose estirando los brazos hacia arriba. Terminando con un casto beso en los labios de Frank.

-Te preparé un poco de fruta, tostadas y un zumo de naranja ¡Sin pulpa!- Dijo orgulloso Frank, ganándose como recompensa una hermosa sonrisa de parte de Alex y un beso que, está vez, fue más largo.

-Gracias- Habló cortando el beso el menor, para luego dejar un piquito e ir al labor de comenzar a comer.

Parecían dos tontos enamorados, pues de daban la fruta en la boca, jugaban y de vez en cuando un tierno beso lleno de zumo en los labios se hacía presente.

»El Salón de Detención»Youtubers»Wigetta«Where stories live. Discover now