»El Salón de Detención»Youtubers»Wigetta«

~76. Mantente A Mi Lado~

Ya estaba cansado de la situación que su madre le hacia vivir. Todos los días, llegaba borracha después de desaparecer toda la noche, después de hacer preocupar a Alex por su paradero, para que cuando al fin conteste, escucharla en varias situaciones.

Muchas veces le había contestado con demasiada música de fondo, dándole a Alex la pista de que se encontraba en algún bar de toda la ciudad. Otras, la había escuchado en el más profundo silencio de las oscuras calles de Madrid. Esas eran las llamadas que más temía, porque no sabía exactamente donde se encontraba y tenía miedo de que algo le pase. Después de todo, era su madre, la que siempre estuvo para él, la que lo crió y apoyo luego del abandono de su papá. Aunque años después, el que tenía que apoyar ahora era Alex, soportando los ataques que su madre tenía. Soportando las noches, drogada o borracha en la que aparecía llorando en su habitación, implorando por algo de atención. Muchas veces había llegado con demasiado odio encima, descargándose con Alex, el cual sentía que ya no aguantaría mas.

Esta vez, era ya domingo por la noche y él estaba con Frank. Había preparado una agradable cena para ambos. Casi nunca hacían estas cosas "típicas de pareja" pero de vez en cuando, a alguno le daban las ganas de ir al cine, a caminar juntos o simplemente, una agradable cena a la luz de la luna, como era este caso. El apartamento de Alex contaba con un balcón que tenía el suficiente espacio para una cómoda cena para dos. Sus emociones estaban descontroladas y es que él no era mucho de hacer estas cosas, de hecho, con ninguna otra persona se le había dado la necesidad de pasar un rato así: juntos, solos y con el amor en el aire.

Aunque tenía que esperarse que su madre arruine todo. Se suponía que ella tenía una reunión de trabajo. A Alex le había parecido de lo más extraño la verdad, no sabía que su madre estaba tratando de conseguir un trabajo, pero decidió creerle y darle la oportunidad de cambiar, como muchas veces lo había dicho. Quería que ella se recupere del dolor que el abandono de su padre había provocado. Que pueda volver a ser aquella mujer que alguna vez se sintió tan feliz y sonreía todos los días, se reía a carcajadas sin necesidad de tener alcohol en su cuerpo.

Mientras la cena transcurría un fuerte golpe se escuchó en la puerta, alertando a ambos chicos que estaban a punto de brindar por ellos. Y es que si su mamá hubiera llegado unos minutos más tarde, tal vez no se enojaría tanto, pero había llegado justo en el momento indicado para arruinar todo su plan.

Alex se levantó primero, seguido de su novio. Ninguno sabía quién podía ser, no habían invitado a nadie más y ese golpe fuerte no era como otro cualquiera.

El menor abrió la puerta rápido, encontrándose con su madre tirada en el suelo, llorando, como por doceava vez en la semana. Sí, hubo días en los que salió y volvió más de dos veces. En ese mismo momento, Alex se golpea a si mismo, por no prevenir algo que era seguro iba a pasar. No sabía porqué seguía confiando en la mujer aquella. La quería, de verdad lo hacía, pero lo estaba cansando a niveles que nadie podía sospechar.

Desde los 16 de Alex, esto se había vuelto algún tipo de rutina. Primero empezó con los fines de semana, luego ya todos los días, y ahora, todos los días varias veces. Hoy, se estaba hartando y ya no sólo por él, por ella. Le hacía sumamente mal el estado en el que se encontraba.

-Te quiero mamá, pero tienes tantos problemas...- Susurró, tratando de no ser escuchado por su novio, el cual tenía una cara que no se podía creer. Alex le había contado que su mamá tenía problemas con el alcohol, pero no se imaginó que era a tal nivel de caer rendida en la puerta de su propia casa. Imaginaba que minutos antes, habría caído en varias casas antes que la suya.

Alex comenzó a tratar de levantarla, sujetándola cual novio a su mujer en su día de bodas. Su madre no era más alta que él* por lo que le resultó fácil el tomarla en brazos y llevarla.