~43. Golpes de Dolor~

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SEGUNDA PARTE.

Guillermo no entendía como las personas eran capaces de hacer tanto daño. Y era irónico, él había proporcionado varios golpes a gente que ni lo merecía. Había hecho sufrir a las personas, solamente para satisfacerse y así poder opacar su propio sufrimiento. Había golpeado, insultado, humillado y maltratado personas, sólo para él sentirse bien. Sentirse superior a ellos.

Se arrepentía. Y cuanto se arrepentía.

Cada golpe que él dió, llegaba a su mente como un recuerdo por cada paso que daba. Su andar era lento, y el destino lo tenía demasiado claro. Ahora mismo no le importaba nada el barullo de gente que había en los pasillos, no le importaba nada los gritos de Frank quien venía varios metros tras él. Le importaba poco empujar a la gente que se metía en su camino y mucho menos le importaba que su labio, ya esté sangrando de la presión que aplicaba en él.

Su ceño estaba fruncido, su mente sólo tenía una persona en el blanco. Deseaba golpearlo hasta dejarlo inconsciente, romperle cada parte del cuerpo con sus propias manos y hacerle sufrir el doble de lo que él estaba sufriendo.

Podría haberse desenamorado, pero el dolor que sentía por la traición de un viejo amigo no se lo sacaba nadie. Porque con Camilo, además de ser pareja, eran amigos. O eso creía... Habían pasado tantos momentos juntos, que su corazón fue roto en millones de pedazos, por un imbécil que no vale ni cada pedacito de él.

Había confiado en esos suaves labios que le decían Te Amo. En esos hermosos ojos, que lo miraban como si fuera el único en el lugar. El único en el mundo.

Ahora sabía que esos labios mentían, ahora sabía... que esos ojos no lo miraban sólo a él.

Lo odia, ¡Dios! Lo detestaba con la vida entera. Con todos esos momentos que pasaron. Lo odiaba con cada recuerdo, con cada beso y caricia. Lo odiaba con cada palabra de amor que él mismo fue capaz de darle. Lo detestaba, porque esos hermosos ojos lo habían visto, pero no sólo él estaba en la mira.

¿Con cuántas personas habrá echado a perder la relación? ¿Cuántas veces habrá gritado el nombre de otra puta persona? ¿Cuántas veces... habrá mentido con aquellas hermosas palabras que decía?

No podía confiar. Ya no podía imaginarse cada una de esas "salidas con amigos" sin pensar que en todas ellas, un cuerno más fue agregado. Que en cada noche fuera de casa, había otra persona durmiendo con él.

Que cada vez que le decía Te Amo la noche siguiente, gemía descontrolado las mismas palabras.

Y se mataba solo. Solo y con cada recuerdo junto a él. Solo y con su consciencia repitiéndole lo estúpido que fue al creerle. Lo estúpido que fue al dar su amor ciegamente. 

Se odiaba a si mismo ahora. A él y su poca capacidad de ver las cosas claras. A él mismo y su ceguera, su amor, su confianza extrema. Él y sus estúpidas ganas de que alguien al fin pueda quedarse... para siempre. Él y sus miedos. Miedos a que lo abandonen siempre, a que la mierda siempre caiga sobre él.

Se odiaba a él... y a su estúpido padre, quien le dió aquel temor a ser abandonado.

-¡Guille!- Gritaba Frank desesperado, captando la atención de todos los que estaban en el pasillo. El menor hacía oídos sordos, sólo estaba él, su odio y su final del trayecto.

Los pasillos parecían cada vez mas largos, y sus ganas de hacer mierda a alguien aumentaban. Sus pasos eran cada vez más veloces y duros, con precisión y firmeza.

Nunca se había sentido así. No sabía si sentía enojo o decepción. Tal vez ambas, y por eso esas ganas de llorar descontroladas se juntaban con las ganas de partirle la cara. Por eso sus ojos retenían las lágrimas, mientras sus puños se apretaban con fuerza.
Por eso sus labios estaban haciendo presión, porque quería bajar el enojo, y porque sabía que si los abría... un suspiro de derrota se iba a asomar y con eso, una horrible cantidad de gotas de agua saliendo de sus ojos.

»El Salón de Detención»Youtubers»Wigetta«Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang