~97. Es Nada y a la Vez Todo~

2.1K 309 128
                                    

Se sentía como un planeta en medio de todo el universo. Como una pizca de polvo, en medio de todo el desastre. Como el mismo grano de arena, en medio de todo el desierto.

Se sentía insignificante. 
Se sentía como la nada.

Lo sentían como el agua para la flor. Como la manta para días de invierno. Como el mismo oxígeno para las personas.

Lo sentían importante.
Lo sentían como todo.

~•~

El martes daba su comienzo de forma horrible para Rubén. Lo primero que le pasó, y aunque fue gracioso fue feo al mismo tiempo. Se levantó de la cama, tropezándose con una botella tirada que había en el piso. Tendría que comenzar a limpiar aquella horrible habitación, pero desde que Mangel no está pocas ganas tenía de hacer cualquier cosa.

Ahora vivía con Clara. Su padre le había dejado mayor libertad con todo para tratar de que ambos se abstengan del juicio, pero ninguno iba a hacerlo por más que se haga la persona más buena del mundo. Lo que hizo estuvo muy, muy mal y ninguno de los dos podría perdonarlo.
Aparte, vivir con Clara era muchísimo más divertido. Todavía no se acostumbraba a decirle mamá. Excepto el día que le dieron los análisis, cree que ningún otro le había llamado de aquella forma. Pero es que no estaba acostumbrado a hacerlo, no sabía cómo podría sentirse ella con eso. Y le daba miedo preguntar. Suponía que para Clara, aquello sería un lo más hermoso que pueda pasarla. Pero ¿Y si no? Ya tenía inseguridad por todas las cosas que le pasaban en la vida, y suficiente con Mangel. Ahora no quería perderla a ella también. Aún cuando estaba seguro de que le encantaría que le diga mamá, trataba de no hacerlo por las dudas.

La mañana continuó mal al darse cuenta que se había quedado dormido y que no había llegado para ir al colegio. Clara no se despertaba a la misma hora que él, por lo que ella no se había dado cuenta de que seguía durmiendo en vez de ir al colegio. Desde que el colegio se enteró de que Clara era la madre de Rubén, le habían dado unos pares de semanas libres para que puedan convivir más. Claro que unas semanas no alcanzarían para recobrar 18 años, pero estaban agradecidos con el director por haberles dado esa oportunidad. Obvio que Rubén tendría que seguir estudiando sin ninguna objeción. Ambos estaban muy felices con todo lo que les estaba pasando, aparte de lo Mangel claro. Era raro para ambos, no lo iban a negar. Ni Clara estaba acostumbrado a un hijo, ni Rubén estaba acostumbrado a un madre. Y era totalmente distinto a un padre. No sabía porqué, ni cómo explicarlo, pero sentía de ella mucho más cariño que de su padre en todos estos años que pasaron. Lindo, pero feo al mismo tiempo. Aunque quisiera que no fuera así, una parte de su ser extrañaba a su padre, y aunque no solía verlo tanto, su presencia estaba siempre y todavía extrañaba un poquito aquella presencia en su hogar. Pero tampoco la necesitaba, y estaba perfectamente bien con lo que ahora era su madre. Agradable y dulce madre.

Estaba solo en su habitación pensando en que podría hacer de su vida. La secundaria iba a terminar y tenía que seguir con los estudios en la universidad, tendría mucho trabajo y esperaba que le fuera mejor que en estos años. Aunque todavía no sabía que hacer, tenía ganas de seguir estudiando. Capaz que esto de que su madre sea profesora le había dado ganas de estudiar. No sabía muy bien lo que era pero había que aprovechar las ganas.

Había hablado con la madre de Mangel para saber si le molestaba que vaya un ratito antes a verlo. Siempre iban ellos dos juntos para que la cosa no se haga pesada y aburrida. Se habrían quedado varias tardes y noches en aquella habitación y siempre se separaban recibiendo un agradecimiento por parte de ambos. De verdad, todos se daban fuerzas entre todos y las necesitaban más que nunca.
Ella le había dicho que no había problema en que vaya, de hecho, le había planteado la idea de que hoy vaya él solo y que el próximo día que tenga que y juntos vaya ella sola. Así también tenían días de intimidad y podrían contar sus cosas sin la vergüenza de que esté el otro presente. Porque bueno, todos le hablaban a Mangel y todos tenían la esperanza de que los escuchaba. Rubén aceptó el trato y aunque seguro le sería más duro para él ir solo, también quería contarle cosas que con la madre presente tal vez no podría. O quizá, simplemente quería echarse a llorar sin vergüenza y sin retener las lágrimas para que la otra persona no llore junte con él.

»El Salón de Detención»Youtubers»Wigetta«Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz