»El Salón de Detención»Youtubers»Wigetta«

~78. Compañeros de Habitación~

El día de mudanzas daba su comienzo al fin y es que la cantidad de ropa y tonterías que tenía Guillermo no era ni medio normal. Los poco años que estuvo con su madre, fueron suficiente para que el menor adquiriera varios juguetes, accesorios y hasta ropa que hasta el día de hoy, Guillermo se negaba en tirar o donar. De vez en cuando, algunas de sus prendas las usaba Mateo, pero Guillermo era muy cuidadoso con la ropa que le daba. Como toda persona, tenía sus camisetas o pantalones favoritos, y esos si que no se los daba a nadie. Siempre decía que la única persona que podría llegar a usarlos, sería su hijo. Hasta entonces, quedaría guardado en varias cajas dentro de su ropero. Porque básicamente tenía camisetas de 20 colores distintos, opacos, siempre usaba las mismas, pero eran 20 en fin. Su armario era puro cajas, pantalones de jean y camisetas iguales.

Si bien no tenía demasiada ropa, lo que realmente ocupaba lugar era la cantidad de juguetes que su mamá le había regalado. Desde autitos pequeños, hasta camiones que en su día, eran más grande que la mitad de su cuerpo. Había tenido muñecas que tenían cada una su conjunto de ropa, pistas de carreras y juegos de mesa aptos para niños de 3 a 10 años. Tenía que admitir, que todavía jugaba con Mateo a esos juegos y se lo pasaba de lo mejor.

Cuando él era niño, los domingos eran días para jugar a aquellos juegos. Sumas y restas que eran complicadas para él con tres años. Hacer formas geométricas que para un niño de cuatro eran lo peor. Con cinco había aprendido a jugar al ajedrez y con seis, simplemente jugaba a los naipes. Todos los domingos, hasta el último día de vida de su madre, eran para jugar y el día que tenga un hijo, no tendría dudas de que haría cosas parecidas con él.

Porque estaba seguro que tendría hijos. Niña, niño, perro y gato. Un buen hombre a su lado, viviendo en una hermosa casa cerca de la playa. Jugaría con todos, todo el tiempo. Le enseñaría cosas que su madre le enseñó, sería como un calco de Rocío. Lo que ella fue para él, él lo sería para sus hijos y espera algún día, ser tan buen padre como aquella mujer lo había sido.

Ahora estaban Samuel y Guillermo guardando varios juguetes en más cajas. Este sería el último viaje que tendrían que hacer y Guillermo estaba tardando más de lo normal, pues estos juguetes que estaban decorando una parte de la habitación, no los vería por un largo tiempo; hasta que pueda vivir en su casa. Tenía variedad de autitos y una muñeca bebé con la cual siempre jugaba con su hermana. Le ponían la ropita que Rocío le había comprado para vestirla y hacían el mejor desfile de toda la casa.

Sonrió, viendo todos y cada uno de esos objetos. Esta vez no lloraría, se dedicaría a sonreír y recordar con alegría cada momento que vivió junto a aquella hermosa mujer.

-Que lindo te ves cuando sonríes así...- Le susurró en el oído Samuel, logrando que la piel de Guillermo se erice y las mejillas se tornen de un fuerte tono colorado.- Ay ¡Que tierno eres, joder!-

-¡Calla!- Gritó el menor, cuebriendo sus mejillas con ambas manos, y dándole un suave golpe a Samuel en el hombro. El mayor rió, dándole un pico a Guillermo.

Instantáneamente, una sonrisa se formó en ambos rostros, llenándolos de esa paz que tanto les encantaba. Varios picos siguieron dándose, para luego volver a retomar la tarea de guardar juguetes.

-¿Quieres que también guarde esto? Puedes dejarlo en la habitación de invitados, no tienes que guardar todo...- Samuel alzó un marco en el cual había una foto de Guillermo junto a sus compañeros, que fue tomada unos meses atrás- De igual forma, será tu casa por unas semanas, debes sentirte cómodo- Sacó un poco de polvo que tenía el vidrio del marco, y admiró la foto.

Guillermo se veía realmente feliz junto a sus compañeros y Samuel sentía que se lo estaba llevando de su lado. No quería que aquella hermosa sonrisa salga de su rostro, parecía que este era su lugar en el mundo. Pero si Guillermo necesitaba donde vivir, él le daría un hogar... si fuera por Samuel, sería para siempre.