»El Salón de Detención»Youtubers»Wigetta«

~20. Te Extrañé~

Ya era sábado y como si el mundo estuviera a su favor, hacía un hermoso día soleado.

Los rayos de aquel fuerte sol entraban por su ventana, acompañados de los cantos típicos de los pajaritos. El viento era leve, haciendo que el día no sea ni muy caluroso, ni muy fresco.

Su despertar había sido lindo, pues la alarma que había puesto era tranquila y pacífica. Era ese típico sonido de mar, el cual logra tranquilizarte muy rápido.

Se había despertado, y había sonreído pues el recordar que su novio llegaba hoy mismo, le causaba eso. Se levantó deprisa, pero no como para marearse, y rápidamente busco la ropa que tendría que ponerse el día de hoy.

Tenia preparado un conjunto que a él le encantaba y sabía que a su novio igual, pues la camiseta que tenia se la había regalado él. Era común en realidad, tenía una mezcla de varios colores, formando alguna clase de arcoiris raro y esparcido por toda la prenda. Pero se la había dado él, y con eso era suficiente para que la camiseta sea especial.
Era lo más alegre que tenía él en su guardarropa. Acostumbraba a usar mucho el negro o colores opacos. Su novio, quien usaba más colores, decidió comprarle algo más divertido para los momentos especiales que tengan juntos. Guillermo llevaba esa remera todos los aniversarios y cumpleaños, logrando que su novio sonría cada vez que la vea. Si es que sólo él lograba hacerlo sentir tan bien. Guillermo no sólo complacía a su novio poniéndose esa prenda, se complacía a él también, al ver como su hombre sonreía feliz y contento por utilizarla. No necesitaba muchas cosas en su vida para ser feliz, pero sin duda... La sonrisa de su hombre era una de esas pocas cosas.

Al menos, hace un par de meses atrás lo sentía así, y no tendría porque haber cambiado, no?

Eran las ocho menos cuarto y él ya estaba listo. Mangel pasaría por Guillermo a las 8, para llegar temprano al aeropuerto, pues tenían una hora fácil y los aviones casi siempre llegan unos minutos después de la hora acordada. Además de que su novio tendría que esperar las maletas, eso sumaría unos minutos más, por lo que llegar a las 9 al aeropuerto no era para nada tarde.

Ya eran las ocho menos cinco, por lo que el menor decidió avisarle a Mangel que lo esperaría en el parque que estaba cerca de donde él vivía. Para que sea más cómodo para él, pues sino tendría que dar muchas vueltas. Claro... "Más cómodo para Mangel".
Le había mandado un mensaje que rápidamente fue respondido con un "ok" que anunciaba que había entendido el mensaje a la perfección

Anunció a sus superiores que ya se iba. Ellos ya sabían de la existencia del novio de Guillermo, y si prohíben que salga, seguramente se escaparía, por lo que lo dejaron de una y se ahorraban muchos problemas.

Hasta el parque sólo había una cuadra, por lo que caminó tranquilo para que los cinco minutos que faltaban, se pasen más rápido.

Ya no podía esperar, realmente necesitaba verlo otra vez. Después de pasar mucho tiempo separados y casi sin poder hablar, el cuerpo de su novio ya se extrañaba. Su voz, su abrazos. Su compañía en sí. La ausencia que había dejado para Guillermo se sentía y los primeros días más. Los compañeros del menor fueron conscientes de esto, y trataban a toda costa de distraerlos. Por eso mismo Guillermo los consideraba familia, ellos habían estado cuando, realmente, nadie más lo estaba. Y aunque en realidad no les quedaba otra, se sentía su amistad y compañerismo, y eso es algo que Guillermo siempre va a agradecer.

Ya había llegado al parque. Para ser muy temprano estaba lleno de pequeños jugando con sus padres y abuelitos que paseaban a sus perros. El ambiente era tranquilo y alegre. Los árboles estaban muy crecidos y el césped parecía más verde de lo normal, el cual brillaba por el rocío de la mañana.

El claxon del auto de Mangel lo sacó de su apreciación al parque, haciendo que desvíe su vista hacia el auto en cuestión. Era negro, pero tenia ese toque brilloso que lo hacía muy bonito.