~35. Adicto a Sus Labios~

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Especial 1.k de ⭐
Gracias!❤

Era raro, pero Guillermo no sé sentía del todo mal por haber cambiado su tarde con su novio por Samuel. Si es que la estaba pasando mucho mejor, por mas que le costará admitir.

No sé equivocaba cuando decía que el mayor tenía un don para siempre tener un tema del cual hablar. Así sea el más tonto del mundo, o la cosa más interesante, él la comentaba, por lo cual era imposible dejar de tener una conversación.  Y Guillermo apreciaba mucho eso.

Él siente que lo más preciado que se puede tener con otra persona, es la charla. Samuel siempre tener de que hablar. Muchas veces, hay personas que conoces desde hace años, pero no hay ningún tipo de tema que pueda interesarle a ambos, y es ahí en donde entra el silencio incómodo.

Pero cuando la otra persona de verdad te hace sentir bien y cómodo, los temas para hablar salen solos. El silencio es opacado por un sin fin de palabras que forman una amena y dulce charla. O una disputa. O hasta una pelea... pero ese silencio ya no está. Y era lo mejor para el menor, porque él odiaba el silencio.

Samuel disfrutaba de pasar tiempo con Guillermo. Disfrutaba de hablar, y hablar, y hablar, de distintas cosas con él. De escuchar su punto de vista y poder decirle el suyo sin que el otro lo tenga como malo.

Disfrutaba de él.

De Guillermo y sus ojitos rasgados que lo volvían loco. De Guillermo y sus mejillas sonrojadas cada vez que a Samuel se le escapaba un mote cariñoso o algún que otro "Chiqui".
Y... Joder! Disfrutaba de esos rosados labios. Aquellos que con tanto deseo quiere besar. Recorrer con su lengua para adentrarse en su boca y disfrutarla. Hacer de aquellos labios suyos, como nunca lo hizo con ninguna otra persona. Saborearlos, moverlos, chuparlos y besarlos hasta que se canse... cosa que consideraba que era muy difícil que pase.

Cada vez que lo veía remojarlos con la lengua, lo sentía provocador. Como que Guillermo lo invitaba a que los pruebe. Y es que ver el brillito que deja en ellos la saliva, lo hace delirar de millones de formas distintas. Quería tomarlos entre los suyos y poder disfrutarlos como le plazca, con todas sus ganas. Tirar de su aparente sedoso cabello, y morder su labio inferior para sentir su dulce sangre correr por el.

Los labios de Guillermo deberían estar prohibidos... aunque él sea el primero que haga cosas ilegales.

-¿Vemos una película? Pedimos unas pizzas también, ¿Te apetece?- Preguntó Samuel cortando la anterior conversación que tenían. Su estómago rugía del hambre, y ya era demasiado tarde. Aunque no le importaba quedarse hasta las tantas con él. Las clases del día siguiente no se compraban con escuchar su voz toda la noche... vamos que entre la voz de Clara y la de Guillermo, se quedaba con la de Guille.

-Me apetece- Le respondió el menor sonriéndole, provocando que aquellas mariposas se revelen en el estómago de Samuel, y que muera mil millones de veces por aquella hermosa señal de felicidad que emitían sus labios. Sólo con el estirar de sus comisuras, ya había revolucionado la cabeza y corazón de Samuel.

-Elige una película de la repisa mientras yo pido las pizzas. ¿Alguna en especial?- Samuel volvió a hablar mientras se paraba junto a Guille del sofá en el que estaban. La casa de Samuel no era muy grande. Tenía su habitación y la de sus padres, una cocina, que estaba unida al Salón, y un baño. Lo justo y necesario para vivir.

Sus padres ese idea no estaban, pues habían ido de viaje de trabajo, por lo que hasta el fin de semana no volverían. Días que para Samuel eran perfectos. No porque los odiara u odiara compartir tiempo con ellos, si no porque podía hacer lo que quiera sin tener a dos adultos molestando constantemente. La ilusión de todo adolescente.

»El Salón de Detención»Youtubers»Wigetta«Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu