~10. No Te Alejes~

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El salón con el resto de los chicos, había quedado en completo silencio. La incomodidad se sentía en el ambiente, formándose tenso e indeciso. Nadie sabia que decir ni como reaccionar, por segunda vez, a la huida de Guillermo.

Nadie podía entender porqué se comportaba así. Él parecía de todo menos un chico triste o con muchos problemas. Y aunque dicen que no se juzga a un libro por su portada, era inevitable para el resto no juzgarlo a él. Pero lo hacían de una forma "sana", la cual para ellos no daña a nadie.

Frank estaba realmente preocupado. Desde que se desmayó, había captado su atención. Pero de una forma más paternal. Como si el pelinegro quisiera saber como se encuentra a todas horas. Como si de su mejor amigo se tratara.

-Bueno chicos...em...- La profesora Clara llamó la atención de todos los alumnos, quienes se habían quedando mirando la puerta en silencio. Sus cabezas tenían millones de dudas las cuales no sabían como responder. Y el hecho de que Samuel haya ido tras el menor, había sorprendido a más de uno.- les voy a entregar los trabajos y les pido que a los...- La profesora había empezado a hablar más fluido, pensando en que si el menor estaba con Samuel, de seguro estaba bien. 

-¿Que ocurrirá con Guillermo?- Preguntó Frank, interrumpiendo lo que la profesora estaba diciendo. Clara suspiró y miró al pelinegro directo a los ojos.

-No lo sé, Frank. Pero creeme que con Samuel estará bien, sé lo que te digo.- La profesora le sonrió para que el menor al fin pueda confiar en ella. Frank asintió, no muy seguro, aunque sabia que tenia razón. Samuel había creado algún tipo de lazo con Guillermo, y se veía a leguas que moría de ganas de estar con él. Frank rió para sus adentros por sus propios pensamientos.

-Bueno, como decía... Los que tienen notas bajas deberían de estudiar en las cosas que les voy a indicar, todo para que el año se les sea mas leve y llevadero... Saben que para cualquier consulta, pueden buscarme a mi, yo estoy para ustedes chicos.- Dijo la mujer, empezando a llamar uno por uno para entregarles sus trabajos. A cada uno le mostraba cual era la materia que pensaba ella que tendría que poner más atención y empeño.

-¿Estás segura de que estará bien Guillermo?- Preguntó Frank cuando fue su turno. Clara rodó los ojos y le sonrió enternecida por la preocupación del menor.

-Que si, estoy muy segura- Y la profesora, en cierto punto, no se equivocaba.

(...)

Sus pulsasiones estaban a mil por hora. Las respiraciones de ambos estaban apuradas y sus rostros estaban cada vez más cerca. Sus labios podían hasta sentirse, y con tan sólo un movimiento, podían colisionar en un choque de electricidad intensa.

Se miraban a los ojos de vez en cuando, preguntándose que pensará o sentirá el otro.

Las puntas de sus narices se rozaban, haciendo que su nerviosismo suba a mil veces más, sientendose como hace mucho no se sentían.

Pero el timbre sonó.

Ambos se sobresaltaron sobre el insistente ruido de la campana. Sus tímpanos se habían destruido levemente y el susto que se pegaron hizo que sus corazones se aceleren más.

Se miraron intensamente, sin entender lo que acababa de pasar.

Guillermo le había confesado que tenia novio y lo primero que hacia era tirarse a sus labios. La mente de Samuel estaba perdida y no sabía que pensar. Él no era homosexual, pero los labios de Guillermo eran capaces de hacerlo dudar. Y no se sentía mal, eso era lo peor. Se sentía tan bien haber casi besado sus labios. Sus deseo carnoso de tenerlos entre los suyos casi se había vuelto realidad, y se sentía muy complacido.

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