~81. El Regalo Perfecto para la Persona Perfecta~

2.7K 364 249
                                    

Faltaba media hora para que Guillermo llegará y el comedor del hogar estaba muy decorado. Varias de las amigas de Guillermo habían preparado todo para que quedé hermoso y es que para ser sinceros, algunos hombres de ahí no eran nada buenos en decoración. Aunque muchas habían quedado encantadas cuando Samuel había dado unos toques especiales a todo lo que colgaba y alumbraba el lugar. Si no fuera de Guillermo, muchas ya se le hubieran tirado encima. Su amigo les había ganado y en realidad, casi siempre era así.

Algunas de las pocas veces que Guillermo había ido a algún bar o antros parecidos con sus amigas, se había llevado a más de un chico que ellas deseaban con locura. No sólo porque le parecía lindo, si no también porque quería molestarlas sin más, le parecía muy divertido. Porque era verdad, demasiado hombres lindos en la Tierra y muchos son gays, terriblemente gays. Las amigas le tenían envidia cuando lo veían besándose con ese chico que le encantaba a todos. Y Guillermo tenía algo extraño que, aunque el chico se haya besado con todas chicas, siempre caía a la tentación de Guillermo. Y es que no es menor, él tenía un gran cuerpo y sin siquiera ir al gimnasio o mantener una dieta. Sólo con ser él, podía conseguir que varias chicas lo envidiaran. Además de que los años que hizo natación, habían marcado realmente bien su espalda, firmándolo de manera increíble. El único deporte que hizo en su vida y le había sentado realmente bien.

Ahora mismo estaban todos a la espera de Guillermo. El hogar estaba en completa oscuridad, ya que a esas horas no solían estar los pasillos muy alumbrados, más que algunas luces para que nadie se mate al ir al baño o tomar agua. La mayoría estaban en sus habitaciones y todo ya sabían que hoy era día de cumpleaños. Y ninguno se podía quejar, ya que hacían eso para todos los chicos que querían festejarlo. Y aunque eran muchos, no todos los festejaban, de hecho mucho menos de la mitad, querían alguna fiesta. De los 700 chicos que había, 150 solían querés fiesta, y suerte para todos cuando la mayoría cumple más o menos en la misma época, y hacen todos los cumpleaños en un mismo día. Aunque Guillermo era el único que cumplía años en Marzo y que quería festejarlo, después tenían varios chicos más que los saludaban y ya, había veces que hasta soplaban la velitas, pero no muchas. No les gustaban, y podían entender porque.

No es muy agradable festejar algo el mismo día que te abandonaron. Más que como feliz cumpleaños, lo sentían como "un año más que pasa desde que mis papás me abandonaron". Y aunque el hogar sea el idílico paraíso, nadie podría sacarles la sensación de haber sido abandonado por tus propios papás. Nadie nunca podría hacerlos dejar de sentir eso, y si no querían festejar, nadie los iba a obligar.

Eran casi las diez de la noche y según un mensaje que le había llegado a Julián, Guillermo junto a sus compañeros estaban llegando. Terminaron de preparar algunas cosas más y es que la cantidad de comida y aperitivos que habían comprado no era normal. Gracias a la Organización que había ayudado a recaudar plata para la fiesta. Siempre lo hacían, y eran una de las mejores organizaciones de ayuda para ese tipo de lugares.

-¿Está todo listo, Samuel?- Preguntó Julián, cuando volvió de haberse cambiado. Tenía puesto unos jeans oscuros junto a una camisa blanca que con la luz, brillaba.

-Si, todo preparado y perfectamente colocado- Respondió Samuel con una enorme sonrisa, realmente emocionado por todo lo que pudieron hacer. Su casi–pareja merecía mucho más que una gran fiesta, pero por algo había que empezar y esto era una locura.

-Viniste muy bien vestido para ser sólo una fiesta, ¿Pasará algo especial?- Julián era una persona que se daba cuenta de las cosas demasiado rápido. Y el que Samuel esté tan nervioso y atento al reloj le daba un indicio de que algo iba a hacer. Y es que en un minuto, había mirado la hora más de siete veces, fijo.

-¿Tanto se nota?-

-Hombre, tus manos tiemblan y miras la hora a cada rato. Pero no, no se nota nada- Ambos rieron por el sarcasmo utilizado en lo que dijo Julián. A Samuel le caía realmente bien aunque a veces haga cosas que no le agradaban. Y aunque sepa que es como un hermano para Guillermo, el que me dé un beso en la mejilla no era para nada de su comodidad, pero tampoco podría hacerle una escena de celos por ese tema, aún cuando se hervía por eso.

»El Salón de Detención»Youtubers»Wigetta«Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ