~5. Agradables Sensaciones~

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-Guille...Guillermo...- El menor recostado sobre las piernas de Samuel había despertado, luego de unos varios y eternos segundos desmayado. Samuel se encontraba arrodillado en el suelo con Guillermo sobre él. Frank y la profesora estaban delante suyo, poniendo atención a como reaccionaba el menor.- Joder... Nos has asustado- Dijo exasperado el de barba mientras ayudaba al menor a levantarse.

Guillermo parpadeaba para adaptarse a la repentina luz. El tener varias personas mirándolo lo ponía nervioso, quería golpearlos pero no tenía fuerza ni para eso. Se sentía fatal, vacío, le faltaba algo... Alguien.

-¿Qué me ha pasado?- Dijo mientras empezaban a caminar. Guillermo se tambaleaba por lo que Samuel lo tenía fuertemente agarrado del brazo para que no se cayera. El menor se sentía seguro al tener a Samuel como su "salvavidas".

-Estábamos Clara y yo hablando, te vimos.. Sinceramente te veías fatal, te llamamos y te caíste desmayado. Suerte que Samuel corrió y llegó antes de que impactaras contra el suelo porque si no... - Habló Frank mientras miraba a Guillermo. No sabía que le ocurría a aquel chaval, pero tenía unas inmensas ganas de poder ayudarlo increíbles, cosa que nunca le pasan con nadie. Pero Guillermo se veía de todo menos mala gente, y eso Frank podía notarlo.

En realidad, Guillermo no era malo, ninguno lo era, sólo pasaron malos momentos en sus vidas los cuales lo hicieron ser así. Pero el de ojos rasgados tenía otro nivel de trauma, al parecer. Se veía tan mal, tan... Desolado. Abandonado. Se le ve como solo y sin nadie...

-Bueno, Guillermo deberías de ir a la enfermería. Samuel ¿Lo acompañas?. Habló la profesora que se estaba alejando mientras hablaba. Samuel asintió.- Frank ven conmigo... vamos a hablar con los demás.- Dijo la profesora mientras que con la mano hacía una señal de "sígueme"

-¿Hablar sobre qué?- Preguntó un confundido Guillermo.

-Ahora te explico, vamos a la enfermería.- Le respondió Samuel mientra veía como la profesora y Frank se alejaban de ellos. La mujer parecía una persona buena y muy diferente al resto de los profesores. Ella, por el contrario, no los juzgaba ni los trataba mal. La mujer sabía que algo habían pasado y no se va a cansar de ayudarlos a superar su trauma.

De camino a lo que era la pequeña habitación de la enfermera, Samuel le iba contando a Guillermo el plan que tenia la profesora Hurrison para ellos.

-¿Un grupo?- Dijo Guillermo sin entender muy bien a que se refería. La cabeza le dolía demasiado y la respiración la tenia muy agitada. No podía pensar en nada más que su sueño y es que eso pasaba en estos días del año.

Hoy, 13 de octubre, hace unos 11 años atrás, había muerto su madre... La mujer padecía una enfermedad muy extraña. Era terminal, ya sabía lo que se venia pero fue horrible vivirlo. Verlo. Sentirlo.

Y para colmo, el destino lo odiaba tanto que hoy también, hace 10 años, era el día en que su padre se había ido de su casa, llevándose consigo, todo rastro de amor familiar que le quedaba a Guillermo. Con él se llevo a su hermana que, auqnue todos los meses viene a visitarlo para estas fechas, vive con su tía en otra ciudad de España.

Ayer, antes de dormir, le había llegado un corto mensaje de su tía diciéndole que no podían viajar esta vez. Que era muy complicado para ellos pagarlo ya que su tío había perdido el trabajo. Buscarían uno lo mas rápido que le fuese posible y así podrían viajar a ver a Guillermo. El menor no se enojó con ellos, pues lo entendía, pero una tristeza lo atormentó al no ser capaz de tener a su hermana consigo. De no poder cuidarla como se merece, ni de poder darle el cariño y amor de hermano que tendría que tener. En ese aspecto se odiaba, y aunque su hermana le repetía que Guillermo era el mejor del mundo, a él le faltaba mucho para creerselo.

- Si, como un grupo de ayuda y no sé que más... No entendí mucho la verdad- Dijo Samuel ganándose una risa de parte de Guillermo, quien la calló rápido al sentir que le retumbaba la cabeza. Samuel sonrió, se había vuelto fan de la risa de Guillermo. Era extraña. Parecía que se estaba ahogando cada vez que reía, pero de vez en cuando salia su voz dándole ese toque personal a la risa. No sabe porqué, pero tenía ganas de escucharla más seguido.

-"Samuel De Luque, gran explicador"- Habló Guillermo con un tono de burla, haciendo que esta vez ría Samuel. El menor sonrió por aquello, no siempre reía con alguien, pero el hombre a su lado logró hacerlo reír en muy poco tiempo, más que nadie en todo lo que lleva en esa institución.

Llegaron a la salita de enfermería. Samuel tocó la puerta mientras mantenía a Guillermo todavía sujeto.

Una mujer adulta abrió la puerta, los recibió con una cálida sonrisa, los invitó a pasar y Samuel dejó a Guillermo sentado encima de la camilla.

-Hola muchachos...- Dijo amable la señora, mientras se colocaba guantes de látex y su par de anteojos que, anteriormente, colgaban en su cuello.

-Hola.- Dijeron ambos chicos a la vez causándoles una sonrisita tonta que sólo ellos dos notaron. La mujer se dirigió hacia Guillermo, quien estaba realmente pálido y sus mejillas estaban resaltadas de lo rojizas que estaban.

-¿Cómo te llamas?- Preguntó la mujer tomando el mentón del menor, mientras lo giraba sólo un poco para ver si tenia algún golpe.

-Guillermo...- Dijo extrañado el menor. Nunca nadie lo había cuidado ni curado, se sentía extraño que lo toquen sin muchas razones.

-Bien, Guillermo, cuentame... ¿Que ha pasado?- Guillermo comenzó a relatar como se sentía antes de caer desmayado. Samuel, quien aún seguía allí, contó su parte de la historia y después continuó hablando Guillermo, bajo la atenta mirada de las dos personas presentes.

El timbre sonó y Samuel ya tenia que irse.

Tomó sus cosas que había dejado en el suelo cuando habían llegado y se encaminó a la puerta.

-Samuel...- Habló Guillermo deteniendo el camino del mayor. El de barba se dio vuelta y camino hacia el menor para evitar que haga mucha fuerza con la voz. Lo miró a los ojos, haciéndole entender que podía seguir hablando.- Gracias...- Dijo medio avergonzado Guillermo, regalándole la mas bellas de las sonrisas que era capaz de emitir.
Samuel sonrió igual, no siempre se veía a un Guillermo sonriente y aunque lo conoció ayer, sabía que quería ver más aquel gesto.

-De nada, Guille...- Y se retiró de la habitación, dejando solo a Guillermo... Pero se sentía diferente. No era esa soledad que lo atormentaba todas las noches, ni era ese abandono que sintió 10 años atrás. Era esa sensación rara de que alguien se fue, pero sabes que vuelve. Como cuando tu mamá se va a comprar la cena... Sabes que volverá y encima traerá la comida que compartirán juntos.

A Guillermo le agradaba esa sensación. A Guillermo le agradaba Samuel.

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No lo hice más largo, perdón.
Pero es que no tengo tiempo, posta.
De hecho tendría que haberlo publicado ayer, pero no pude.

Gracias por todo<3

Luni

»El Salón de Detención»Youtubers»Wigetta«Where stories live. Discover now